Tan estúpidamente lindo.

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Mondo pasó saliva por su garganta, pensando en que tan enserio podía ir cuando decía o hacía cosas como tales.
-Va... Vamos Kyoudai... - Intentó obtener algo con eso... Y claro que lo obtuvo... Obtuvo el que su novio jalara de la correa.
-¡No!- junto a sus acciones el muchacho de cabello negro algo infantil dijo, completamente seguro de esa simple negación -¡Estoy esperando tu disculpa!-
Y... ¿Cuándo era que su novio había tomado esa actitud? ¿Todo meramente porqué había preguntado qué era lo que llevaba en la canasta?... Bueno... Que en parte él tenía la culpa al exigir el ver su contenido.
-Lo... Lo lamento Ishimaru...- volvió a tragar saliva, preguntándose y sin querer cuándo era que aquel motociclista rebelde había terminado debajo de un maldito monitor de pasillo que le exigía se disculpara.
-¿Qué lamentas?-
... ¿Iba enserio con eso?
-... Intentar tocarte... Tocar no está bien... -
Había una sonrisa en el rostro de Ishimaru con eso, parecía satisfecho.
-Bien hecho... - No perdía la sonrisa, mucho menos cuando llevaba su mano hasta la cabeza de Mondo para revolver un poco sus cabellos importándole poco o nada si deshacía su tupé, la diadema falsa con las orejas de lobo seguía aquí.
Oowada tomó una larga respiración, resistiendo el impulso agresivo y por demás temperamental que le decía "quítate a este imbécil de encima, arrójalo encima del sillón, desnúdalo... Y destrózale ese culo"... Aunque eso último no estaba tan mal.
-¡Oowada!- nuevamente le sacó de sus pensamientos al decir su apellido -¡Lo estás haciendo de nuevo! ¡Por favor deja de tener pensamientos pervertidos!-
-¿Pensamientos perver...? ¡Aagh!- antes de que pudiera terminar con sus palabras Kiyotaka volvió a jalar de su correa.
-¡Esa clase de pensamientos no están bien! ¡Dañan tu mente!-
- Kiyotaka... Por fav... ¡Agh!-
-¡No me llames por mi primer nombre! ¡No te concedí el derecho!- y de nuevo había jalado la correa, enredándola cada vez más en su mano.

... Y Mondo había tenido suficiente de eso... En verdad que había tenido suficiente de esa actividad que no parecía beneficiarle en nada.
Tan rápido como pudo se levantó, ignorando por un momento al collar que llevaba en el cuello y la cadena que nacía a partir de este, en su lugar tomando a Kiyotaka por la cintura para que antes de que ambos pudieran darse cuenta él ya hubiera invertido los papeles, quedando así entre las piernas de su novio y encima de él.
-¡¿Qué mierdas te pretendes, eh?! ¡¿No podemos tener una maldita noche en paz?!- mirando a esos ojos rojos y confundidos Oowada cuestionó, la correa seguía enredada en la mano del de cabello negro, pero no jalaba o dolía en realidad.
Ishimaru había comenzado a temblar... ¿Qué otra cosa podía hacer? Había perdido todo el poder que antes había tenido y estaba consciente de que quitarse al delincuente de encima no era algo sencillo...
-Ca... Carajo Kiyotaka... Si no fueras tan estúpidamente lindo...- las mejillas de Mondo se sonrojaron con ese comentario, eso a la par que desviaba su mirada... Podía mentir, podía no hacerlo, pero había algo en este muchacho que vestía como caperucita roja que lo hacía extrañamente encantador, mucho más de lo común.
Mondo dio un suspiro, eso antes de bajar hacia el cuello de su vulnerable novio, primero lamiendo un par de veces en sus temblorosos labios antes de descender a este lugar. Pasó su lengua desde el mentón del de cabello negro por su cuello, lamiendo mientras Ishimaru permanecía demasiado quieto, pero sin soltar la cadena, haciendo nada más que unos cuantos sonidos que se deslizaban de sus labios.
Oowada pasó de su cuello al listón rojo que unía la caperuza a la cabeza de su novio, pasando por los huesos de su clavícula hasta su pecho con pequeñas lamidas y besos mientras sus manos comenzaban su camino por la cintura del muchacho, elevando un poco la camiseta blanca sintiendo así la suave y a la vez firme piel del abdomen.
-Mmn... Mondo... - escuchó, lo que en un principio fue su motivación para continuar, subiendo por debajo de la camisa mientras a la par y con su boca se dedicaba al cuello... Después de todo eso era lo que ambos estaban buscando desde hacía un rato.
Estaba a punto de llegar a los pectorales del más bajo, tan cerca de llegar a estos cuando... -Mn... Mondo... ¿Porqué... Me haces esto?-
Levantó su mirada al escuchar eso, topándose entonces con el, aunque sonrojado, lloroso Ishimaru Kiyotaka...

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