Dudas cursis, cosas cursis.

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Había un par de lágrimas agrupándose debajo de los ojos rojos del monitor de pasillo, este, que si no había dicho nada era meramente porque estaba pensando.
-Ki... Kiyo... - La voz de Mondo temblaba un poco mientras decía eso, realmente preocupado por lo que ante sus ojos veía.
-¿Po... Porqué me haces esto... Si a ti te... Te gusta alguien más?-
Sí la voz de Mondo temblaba la de Kiyotaka lo hacía mucho más, había intentado combatir los sentimientos, se había convencido de que él era mucho más fuerte que ellos, pero... Estos seguían allí, junto a las palabras de Fukawa y la expresión que había visto en el rostro de quien se suponía era su novio al ser él y Souda los siguientes al encerrarse en el armario.
... "¿A Mondo le gusta Souda?" el pensamiento, demasiado persistente se había mantenido martilleando dentro de su cabeza por demasiado tiempo y él lo sabía demasiado bien. Sí, que mientras conversaba con Tanaka no había pensado en eso, sí, que tras haber bajado del auto y haber leído la nota de Daiya mucho menos lo había pensado, pero... De pronto, mientras acurrucado en el hombro de Mondo estaba este sentir había vuelto y al menos unas diez veces peor de lo que en la fiesta había hecho...
-¿Qué?- con eso obviamente Oowada sacó la mano de debajo de su camisa y se levantó un poco, sin despegar la mirada de su novio.
-Si a ti... A ti te gusta Souda-san... ¿Porqué haces esto conmigo?- Kiyotaka preguntó, parecía que estaba haciendo un muy bien trabajo al contener las lágrimas que junto a su labio tembloroso amenazaban con salir en cualquier momento.
-¿Ah?- lo primero en llegar al rostro de Mondo fue la confusión -¿Souda?-
Intentaba comprender algo de lo que ocurría, buscando los motivos para que Ishimaru se hubiera puesto así... Encontrándolos apenas recordaba un poco.

Con un ligero tic en el ojo Mondo tomó una larga respiración, acariciando el puente de su nariz con una de sus manos, apenas y podía moverse con la correa.
Estaba intentando mantener la calma, mantener quieta su impulsiva y violenta personalidad, eso sólo por Kiyotaka, a quien debía calmar antes que cualquier otra cosa.
-Kyoudai... No...- tras haber dado un suspiro tomó la palabra -... No me gusta Souda... El maldito friki tiene el pelo rosa y parece un loco, ¿Porqué coño me gustaría?-
-... No... No lo sé...- demasiado inseguro con una faceta que antes no había mostrado respondió. Mondo sólo se dio una palmada en el rostro antes de frotar un lado de su cara un poco.
-Agh... Kiyotaka... - Junto a un suspiro en el principio tomó una larga respiración nuevamente -... No me gusta Souda, no me gusta nadie ¡Maldita sea! ¡Me gustas tú! Eres el único idiota por el que me vestiría así y el único idiota al que dejaría ponerme una correa e intentar "domesticarme" o lo que sea que hayas dicho que querías hacer... -
Kiyotaka, quien no se había sentido tan inseguro y celoso en su vida meramente se dedicaba a escuchar, algo perplejo mirando a su novio, preguntándose qué tan sinceras podían ser sus palabras, pero a la vez sintiéndolas tan reales.

-... Ky... Kyoudai... - Le escuchaba y eso fue apenas lo que pudo salir de sus labios.
-... Ca... Carajo Ishimaru, tú eres el único por el que... Por el que... Agh... Por el que haría cualquier cosa...- el motociclista se había sonrojado un poco al decir eso, algo que sin duda le había costado trabajo decir -... Y dudas por la mierda que los otros dicen... Vete a la mierda, Kyoudai... Yo sé lo que siento y creí que te lo estaba demostrando...-
¿... Y esa faceta tan "sensible"? ¿De dónde era que había salido?... Bien... Que se podía esperar algo como eso del tipo que, de mascota en lugar de tener un perro grande o agresivo, como se creería por su apariencia y personalidad, tenía un pequeño maltés llamado "Chuck". ¿Quizás había algo todavía más sensible en el delincuente? Con esa duda en mente y casi sin pensar Kiyotaka ya había soltado la correa de Mondo, lanzando sus brazos alrededor de su cuello y abrazándole así.
-Gracias... Kyoudai... - Musitó despacio, quizás no lo demostraba a simple vista, pero su infancia no había sido fácil, sin amigos en gran parte de esta cuando no estaba estudiando se quedaba solo con sus pensamientos, lo que, no era tan malo en realidad... Sí esto no le hubiera desarrollado esa inseguridad... Inseguridad que apenas había conocido a Oowada había bajado un poco, eso con el otro montón de personas que conoció antes de darse cuenta de que ya estaba rodeado de personas a las que podía llamar "amigos".
Mondo de inmediato se sorprendió con el tacto repentino, todavía más repentino cuando Kiyotaka se había estado comportando tan "duro" (o el intento de esto) con él, pero... Dado apenas un segundo le correspondió, dando un suspiro, de alguna u otra manera se sentía tan orgulloso de sí, de lo calmado que había estado en esa situación, del hecho de que en verdad había logrado calmar a Ishimaru...
... Tal vez... ¿Eso significaba que los dos habían madurado un poco? ¿O meramente que el convivir uno al lado del otro había cambiado muchas más de lo que cualquiera de los dos hubiera creído?
-... Maldición... Te amo, Kiyotaka... -
Los ojos rojos se abrieron con esa declaración que sin dudas no se esperaba, ni siquiera recordaba si lo había escuchado antes o no, confundido en un principio, luego cerrando sus ojos despacio.
-... Y yo a ti, Mondo...-

. . .
Si le hubieran dicho que después de tanta "cursilería" su destino habría sido terminar con una polla en la boca y las manos atadas detrás de la espalda probablemente se hubiera asegurado de destrozarle la nariz al idiota que le hubiera dicho eso... Aunque claro, rompiendo esta "regla" cuando se trataba de Kiyotaka, por quien había asegurado haría cualquier cosa.
... Pues así, tal como parecía Mondo había terminado con las manos atadas detrás de la espalda bajo petición de Ishimaru, además de esto "caperucita" se había negado a quitarle el collar y por lo tanto seguía sujetándolo de la correa... Lo que hubiera sido menos incómodo si no estuviera a punto de practicarle sexo oral.
El motociclista de vuelta suspiró, pensando en que si lo iba a hacer era porque en verdad valía la pena... Eso antes de que por fin el de cabello negro se animara a bajar los shorts que en ese instante le parecían tan diminutos.
Levantándose un poco del sofá en el cual estaba sentado llevó ambas manos a sus caderas, bajando los shorts y sin querer y a la vez deseando hacerlo también bajándose la ropa interior que llevaba debajo de estos.
La semi erección que tenía Ishimaru demostraba en verdad le gustaba todo eso de "domesticar al lobo", pues había obtenido eso sólo con mirar a Mondo de rodillas en frente de él... Le gustaba ello, ya no podía ni ocultarlo.
Sus mejillas sonrojadas delataban su vergüenza mientras intentaba mantener el ceño fruncido, mostrándose tan "rudo" como podía.
-... Puedes comenzar...- concedió "el permiso"... La noche de Oowada por fin iba a tomar el rumbo que desde un principio prometía.

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