V

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—Espera, ¡Mi sombrilla! —intento detener el autobús, pero no lo logro.

El resto del día me resigno a que probablemente un aguacero caerá sobre mí, como cuando no llevo sombrilla.

—Nos vemos luego, Jinyoung —se despide Mark, saliendo de mi oficina.

A decir verdad, socializar con Mark había sido bastante complicado porque él es bastante reservado, pero después de un tiempo en el trabajo, ambos logramos llevarnos bien, ahora es hasta mi mejor amigo y somos casi que inseparables. Tal vez fuera del trabajo no podemos vernos mucho, pero al menos trabajamos en el mismo lugar y podemos conversar un poco durante el almuerzo o los pequeños recesos.

Unos cuantos minutos después, resoplo y me dirijo a la salida, mientras observo que efectivamente está haciendo tormenta. Me pongo mi bolso en uno de mis hombros y lo rodeo con mi mano para evitar que se caiga mientras corro, lo que no tardo en hacer.

Mis pies se resbalan en algunas ocasiones, pero me las ingenio para evitar una fuerte y vergonzosa caída.

—Con permiso —menciono a algunas personas que se interponen en el camino.

A pesar de mis advertencias, un chico no me escucha, seguramente porque lleva los auriculares puestos, y aunque intento esquivarlo, me resbalo y choco contra él, cayéndome en la dura, fría y mojada acera.

Finalmente, el chico me observa, mientras quita sus auriculares, y para mi sorpresa se trata del joven que había llamado como "Bad boy". Espero una carcajada de su parte o algo por el estilo, pero solo frunce el ceño y me ve algo preocupado.

A duras penas me pongo de pie, sintiendo un dolor en mi trasero; mi piel es tan pálida, que estoy seguro de que se me hará un enorme morete en las nalgas.

Por un momento se me vino la idea de que él me ayudaría, pero no, solo se quedó de pie observándome como tonto, haciéndome sentir incómodo y todavía más avergonzado.

Comienzo a caminar nuevamente pero despacio en un intento de sentir menos dolor.

—¡Hey! —escucho detrás de mí y me giro, —. Se te cayó esto —me da la cartera y sonríe ligeramente.

—Gracias —le respondo con simpleza y la guardo en la bolsa de mi pantalón.

Observo con rapidez el estuche de su guitarra, en donde está bordado "Jaebum", sigo caminando hacia la parada y la alegría me invade, ahora conozco su maravilloso nombre, el cual no tardo en escribir en mi diario al llegar a casa.

Estoy a punto de sentarme en el sofá, hasta que recuerdo mi vergonzosa y dolorosa caída.

Pongo un poco de hielo en un paño y lo pongo con suavidad en mis nalgas, sintiendo el frío recorrerlas al igual que un pequeño alivio. "Ah, pero bien que te gusta el Jaebum, pero si te hubiese causado ese dolor de otro modo..." inmediatamente detengo a mi subconsciente, que ahora piensa cosas demasiado inapropiadas, lo que me hace sentir un poco de pena conmigo mismo.

Si tan solo Jaebum supiera las cosas que pensaba al verlo, seguramente huiría de mí con temor a que lo secuestrara o le hiciera algo por el estilo. Sé decente, Jinyoung, no pienses en esas cosas, aunque es casi que imposible.

Tomo uno de los libros que se encuentran en la estantería y me acuesto en mi cama boca abajo, pero antes de iniciar la lectura, reviso los pocos mensajes que tengo en mi celular, entre esos algunos de mi mamá, los típicos que te mandan para saber cómo estás y que la llames, pero prefiero llamarla que responderle la numerosa cantidad de mensajes.

—¡¿Cómo está mi pequeño?! —tenía algunos días de no llamarla, por eso comprendo que tenga una mezcla de emoción y molestia.

—Bien, supongo, bastante ocupado con el trabajo ¿Has estado bien?

—Con razón casi que ni me llamas. He estado bien, tus hermanas también lo están. Siento como que, si algo te hubiera pasado, tu voz suena extraña.

—Nada grave, solamente me resbalé en una acera y me caí.

—¿En dónde te golpeaste? ¿Ya te pusiste algo? Mándame una foto del golpe.

Ya sabía que iba a preocuparse bastante, ella odia estar lejos de mí y que no me sienta bien.

—Mamá, no voy a mandarme una foto de mi trasero —me río —, ya me puse hielo.

—No seas dramático, Jin, soy tu mamá.

—Pero eso sería muy vergonzoso de todas formas.

¿Quién diablos le manda a su mamá una foto de sus nalgas con moretones? Eso sería extremadamente extraño.

—Ponte alguna crema para aliviar el dolor, por lo menos tienes bastante y seguro eso amortiguó el golpe.

—¡Mamá! Deja de decir cosas extrañas —hasta escucho su risa.

—Bueno, no voy a molestarte más. Espero que te mejores, comas bien y descanses. Te quiero mucho.

—Yo igual, mamá. Espero que podamos vernos pronto —cuelgo la llamada.

Dejo mi celular a un lado de la cama y abro el libro para comenzar a leerlo, pero luego me levanto para tomar una pastilla contra el dolor y me vuelvo a acostar; sin embargo, no puedo continuar con la lectura porque el sueño logra vencerme.

¡Olvidé mi sombrilla! // Bnior// JJPDonde viven las historias. Descúbrelo ahora