XVII

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Tuve varias veces el celular en mi mano, incluso ahora lo tengo, pero no me atrevo a enviarle un simple mensaje porque la vergüenza me lo impide. Decido guardar mi celular; sin embargo, mi dedo se desliza en el intento y presiono el botón de llamar. Me quedo inmóvil por un momento e intento colgar la llamada. Es demasiado tarde. Escucho su voz adormilada al otro lado de la línea y siento por un momento como si hubiese dejado de respirar.

—¿Hola? —lo escucho decir nuevamente y trago saliva —Mira idiota, si estás llamando para fastidiarme, juro que...

—Ah no, soy Jinyoung —respondo frenético, hasta siento que estoy transpirando mucho más de lo usual.

—¿Jinyoung? Pensé que nunca me llamarías —ríe ligeramente.

Ha pasado casi una semana desde la última vez que nos vimos, y aunque lo llamé por error, escuchar su voz me llena de emoción.

—Lamento llamarte tan temprano—observo el reloj a un lado de mi cama, apenas marca las 7:23 de la mañana —, y un domingo.

—No hay problema —bosteza.

—Yo... ¿cuándo puedo tomar las clases de guitarra contigo? ¿Necesito esperar a que comience el curso?

—Cuando quieras. Ya el curso está avanzado, pero podría darte a ti clases solo, después te puedes unir al grupo, si quieres.

¿Solos? Esa simple palabra me hace temblar y es mejor no mencionar los pensamientos impuros que trae a mi mente, con sus respectivas escenas comprometedoras, hasta siento mis mejillas arder.

—¿Jinyoung?

—Lo siento, solo estaba pensando. Podría ser la próxima semana, no la que comienza mañana, sino que la siguiente —comienzo a reír nervioso —, en estos días tengo varias cosas que hacer.

—¿Puedes los sábados?

—Sí, estaría bien.

—Te apuntaré en mi agenda. Las lecciones serán de un par de horas.

—Claro, hasta luego —cuelgo sin darle la oportunidad de decir algo más.

Si fuera mi novio, me llamaría todas las mañanas con su voz adormilada, aunque con su personalidad, sería más bien yo quien lo haga, ¿no? Pero sería todavía mejor si él amaneciera junto a mí, con su cabello despeinado, sus ojos adormilados y la voz ronca.

¡Basta Jinyoung! No es sano pensar en esas cosas tan hermosas y perfectas, probablemente tu sueño más profundo, ¿cuándo vas a sentir lo mismo por mí, JB?

***

Los siguientes cuatro días transcurrieron con bastante normalidad. Jaebum no me envió ningún mensaje, destruyendo mis ilusiones y esperanzas, pero yo tampoco lo hice, entonces no sé de qué me quejo.

El día había sido hermoso, soleado pero ventoso, la clase de clima que en realidad me encanta; sin embargo, a la salida, cuando estoy a la mitad de mi camino, comienza a llover a mares, como si fuese una tempestad y nuevamente Dios fuese a inundar la tierra. Bueno, tal vez no tan exageradamente.

La lluvia se detiene, o al menos para mí. Jaebum me cubre con su sombrilla y se limita a sonreírme, haciendo que me sonroje y mejor dirija mi mirada hacia otro lugar, sin evitar murmurar un "gracias".

—Entre tanta mala suerte que tienes algo bueno tiene que pasar, ¿no crees?

—¿Y en dónde está lo bueno? —bromeo y frunce su ceño, pero deja de hacerlo en cuanto me río, —No voy a enfermarme.

—¿Te has enfermado por mojarte?

—Últimamente no, pero antes sí lo hacía. Mis defensas seguramente se acostumbraron y aumentaron...

—Me alegra verte, Jinyoung —Mark se acerca a nosotros.

—Desde hace días no te veo, incluso intenté llamarte para que saliéramos a algún lado como habíamos acordado.

—Mi celular se descompuso, se lo lancé a Bambam, estaba fastidiando y no pude evitarlo, lo malo es que se hizo añicos.

—Debes comprenderlo, ya sabes cómo es—le respondo y JB carraspea, —Él es Jaebum. Jaebum, él es Mark, mi amigo.

Mark lo observa intimidado y sonríe tímido, mientras que JB solo asiente y ve a otro sitio, restándole importancia.

—¿Tienes algo que hacer hoy?

—Creo que...

—Sí, irá a tomar un café conmigo —interviene el chico y lo observo confundido.

—Bueno, ya será otro día. Te veo luego —Mark se despide y se aleja.

—¿De qué hablas?

—Yo tengo la sombrilla, lo que me da el poder de elegir a dónde vamos —me observa con aires de victoria.

—Pero no de ese modo —me quejo y él solo se encoge de hombros.

Ambos entramos a una acogedora cafetería y pedimos un café junto a un trozo de pastel de chocolate.

En cuanto nos sirven nuestro pedido, tomo con delicadeza la jarra y bebo del contenido con lentitud; sin embargo, mi acompañante está devorando lo suyo de una forma bastante peculiar, basta decir que en un bocado se llevó medio trozo de pastel a la boca. Nota mi mueca y parece que la vergüenza se apodera de él.

—Creo que ya estoy acostumbrado a comer de esa manera. Vivo solo.

—Me doy cuenta, aunque yo también vivo solo.

—Pero evidentemente eres más delicado —dice, y lo observo con los ojos entrecerrados —, no digo que eso sea malo, es tu personalidad después de todo. Me parece admirable una persona que quiera hacer siempre las cosas bien, como tú.

—¿Siempre? Estas generalizando, cuando te encuentro, la mayoría de cosas que me pasan son malas.

—Tienes razón —me ve con aire burlesco —Casi que he visto lo peor de ti, pero no me decepciono como tú lo dijiste por mi vocabulario.

—El día que te llamé ya hasta me ibas a decir que me matarías, eso es algo grotesco, ¿no lo crees?

—No, no tengo la culpa de que no me respondieras. Eso me desespera tanto, estaba durmiendo.

—Podías solo ignorarme.

—Era un número privado y tenía curiosidad de saber quién era.

—De todas formas, fue bueno escuchar tu voz...

¡Ay no! ¡¿Qué diablos dijiste Jinyoung?!

Ambos permanecemos en silencio y solo quiero desaparecer, además, no me da tranquilidad su sonrisa jocosa y la forma en la que muerde su labio inferior.

—Te sonrojas mucho por nada.

—Solo tengo fiebre.

—Dijiste que últimamente no te enfermas. Hay otras cosas que de verdad ameritan un sonrojo, no esto —me ve con atención.

¿Por qué siempre me atrapa en la mentira? Debería pensar mejor lo que voy a decir para no contradecirme.

Intento acabar con mi comida, y en cuanto lo hago, salimos de la cafetería, manteniéndonos en silencio el resto del camino, incluso cuando llegamos a mi destino.

—Gracias, nos vemos luego —me despido sin ser capaz de observarlo.

—De nada —responde, y me acerco al bus para finalmente subir —. Jinyoung —lo escucho y me giro —Tal vez yo también quería hacerlo.

—¿Qué? —pregunto confundido.

—No lo sé piénsalo —sonríe y se marcha sin más.

Subo al bus y me siento en uno de los asientos, sin entender sus palabras. ¿Podía ser posible que era lo que estaba pensando? No quería darme falsas ilusiones, si no era eso, mi corazón dolería y sería el único lastimado. ¿Qué me estás haciendo, Jaebum?

¡Olvidé mi sombrilla! // Bnior// JJPDonde viven las historias. Descúbrelo ahora