XII

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Hoy es de esas pocas veces que salgo de mi casa para hacer otra cosa aparte ir a trabajar. Tengo unas inmensas ganas de comprar al menos un par de libros nuevos, bueno, en realidad es posible que compre más, debido a que desde hace bastante no he tenido tiempo suficiente como para salir a comprar alguno.

En un par de horas, tendré que ir por mi mamá al metro de Seúl, por eso debo apresurarme con la compra de algunos comestibles o lo que sea que me haga falta en casa. Cuando llego al supermercado, tomo una canasta y busco apresuradamente por los estantes lo que necesito, luego pago todo y me encamino a la librería.

Estoy segurísimo de que tardaré más tiempo en la librería, generalmente soy bastante indeciso y leer las descripciones empeoran la tarea de selección, por ello es que tomo más de los que pienso comprar y los paso por lo que llamo "Etapa de clasificación", aunque en realidad suelo hacer tres de esas etapas, hasta que me doy cuenta de que no puedo soltar los libros que quedan en mis manos.

Después de las etapas, he quedado con cuatro libros, pero eso no quiere decir que me haya deshecho de los demás por completo, sino que los apunto en una de las notas que guardo en mi celular, específicamente, la de los libros que sí o sí debo comprar en algún momento.

—Apresúrate, Minho. Ya sabes que no me gustan mucho estos lugares... —estoy seguro de que conozco al dueño de esa voz, por eso me giro con curiosidad.

Jaebum también se da cuenta de mi presencia, pero toma un libro y hace como si estuviese leyendo la descripción, lo cual hace que reciba una mirada estupefacta de su acompañante.

—Es que de cierto modo siento que son algo encerrados y la gran cantidad de libros me abruma —se excusa apenado.

—Creo que es el primer libro que tocas en toda tu vida —su amigo se burla de él, incluso le arrebata el libro que tiene en sus manos —. Estoy seguro de que menos te interesa un libro histórico como este —lo coloca en su lugar.

Que ahora sea él de quien se burlen, me hace bastante gracia, porque tenía la impresión de que nadie podría hacer algo como eso con él.

—¿Qué sabes de mí? En realidad, algunas veces leo, pero en digital y en mi apartamento —él da otro vistazo en mi dirección.

—Claro, lees los mensajes que te mandan, pero dudo que sea algo más aparte de eso. Igual, deberías por lo menos leer este, te lo recomiendo —toma un libro y se lo entrega.

—Ya, mejor cállate —masculla entredientes, mientras continúa caminando por el lugar y se detiene en algunas ocasiones para tomar otros libros.

—¡¿Vas a comprar tres?! Parece como si quisieras impresionar a alguien —él en serio parece conocerlo bastante bien y tenerle bastante confianza.

—A nadie, a nadie. No seas absurdo —se hace el ofendido.

Que Jaebum me vea de reojo, aumenta mi nerviosismo. Tal vez está esperando a que lo salude o algo por el estilo, en realidad debería hacerlo, después de todo ya no somos tan desconocidos, por lo menos eso es lo que yo pienso.

—¿A quién ves tanto? —su amigo se gira y me observa, pero ante su mirada amenazante, se vuelve a girar y solamente dice un "Oh".

Observo mi reloj de mano y creo que lo mejor es encaminarme a la caja para pagarlos, pero escucho unos pasos detrás de mí, hasta que alguien se posiciona junto a mí.

—Es extraño no encontrarte en el mismo lugar —él me observa con una pequeña sonrisa.

Pensé que no se acercaría a mí, pero me equivoqué.

—Tienes razón, además, es un milagro que no me haya pasado algo vergonzoso.

—Déjame adivinar, no traes la sombrilla, ¿cierto?

—Hoy ha estado bastante... soleado —él me señala una de las ventanas y me doy cuenta de que está a punto de llover —. Esto no puede estar pasándome.

Dejo los libros sobre la caja para que los guarden en una bolsa y pagarlos.

—Nos vemos luego, debo apresurarme antes de que se intensifique —tomo la bolsa para marcharme.

—No creo que en realidad pase mucho tiempo para que acontezca —se ríe ligeramente.

A juzgar por lo olvidadizo y desafortunado que en realidad soy, estoy seguro de que tiene razón.

Por dicha, los techos de algunos locales me cubren un poco, incluso puedo llegar al metro sin mojarme mucho. Me siento en una de las bancas y espero a mi mamá, quien llegar unos 15 minutos después.

Su sonrisa al verme es tan amplia, que hasta a mí me alegra tenerla junto a mí, después de un par de meses sin verla. Ella tampoco trajo consigo una sombrilla, por ese motivo llamo un taxi, el cual nos lleva hasta mi apartamento.

—Preparé una deliciosa comida para ti antes de venir —ella saca de un bolso varias tazas con comida.

—Mamá, ya sabes que no deberías preocuparte por eso, puedo cocinarme —respondo, mientras saco lo que compré de las bolsas para ordenarlo.

—Jamás le digas a una madre que no se preocupe por sus hijos, eso es casi que imposible, además, sé que amas la comida de mamá —introduce las tazas en la refrigeradora —. Por cierto, ¿cómo ha estado todo con ese chico que te gusta?

—Hemos hablado un poco más, hasta me lo encontré en la biblioteca. Lucía tan guapo como siempre —dejo escapar un suspiro y eso le hace bastante gracia.

—Creo que en poco tiempo tendré un yerno.

—Y yo espero tener un novio —confieso, pero siento mis mejillas arder.

—Mientras él sea bueno contigo, todo estará bien para mí.

—De todas maneras, es demasiado pronto como para que piense en tener algo con él, ni siquiera somos cercanos —sí, desgraciadamente es la verdad.

—Siempre se comienza de alguna u otra forma, pero nunca puedes esperar que de la noche a la mañana correspondan tus sentimientos.

—Tienes razón. Seguramente el viaje fue agotador, por eso pensé que podemos descansar un poco y salir a cenar —cambio un poco el tema.

—Tampoco estoy tan cansada, pero no me desagrada la idea.

Sus palabras son bastante contradictorias, porque apenas se acuesta en mi cama, cae profundamente dormida. Mientras tanto, tomo uno de los libros que compré y me siento en el sillón de la sala para leerlo.

¡Olvidé mi sombrilla! // Bnior// JJPDonde viven las historias. Descúbrelo ahora