XVI

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Primer día de trabajo como maestro y ya le había prestado la sombrilla a la directora de la escuela de preescolar. Supongo que fue simplemente por agradarle, porque no tengo el más mínimo interés por ella de un modo romántico y dudo llegar a tenerlo algún día. Me ganó la emoción de trabajar en lo que siempre he querido.

—Jinyoung —me saluda JB, y a diferencia de la ocasión anterior, tiene una hermosa y gran sonrisa plasmada en su rostro.

—Parece que hoy amaneciste de buen humor.

Cállate, Jinyoung, no deberías arruinar el momento.

Él se ríe y rasca su cuello con su mano desocupada.

—Parece que hoy olvidaste la sombrilla —responde, tomándome un poco por sorpresa. No esperaba a que dijera algo así —. ¿No te gustan las maldiciones?

—Las palabras soeces son innecesarias y suenan mal —aunque algunas veces las decía mentalmente, pero eso no tiene nada de malo, ¿cierto?

Bueno, en realidad debo admitir que las uso de vez en cuando, pero tengo que estar demasiado enojado para hacerlo. Además, creo que nunca las diría en la calle y frente a un montón de personas, eso sería demasiado vergonzoso.

—Ya veo. No es nada extraño para mí, no cuando estoy acostumbrado a decirlas todo el tiempo.

—Eso me decepciona de las personas, tal vez Mark me agrada por eso, nunca las dice... —diablos.

—¿Entonces no te agrado? —él levanta sus cejas con asombro.

—Quien sabe —río nervioso e intento restarle importancia.

—¡Jinyoung! —Mark me ve con una sonrisa de oreja a oreja y camina en mi dirección.

Pienso en refugiarme bajo su sombrilla, pero JB me toma del brazo y me atrae hacia él, dejándome confundido.

Pienso en refugiarme bajo su sombrilla, pero JB me toma del brazo y me atrae hacia él, dejándome confundido

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—El otro día me cubriste —es lo único que menciona y luego carraspea su garganta.

Mark nos observa atónito, primero lo ve a él asustado y luego a mí. Parece dudar acercarse, pero cuando se anima a hacerlo, Jaebum me atrae más a él y siento mis piernas temblar ante su tacto, incluso mi corazón golpetea fuertemente mis costillas, como si fuese a salir de su sitio en cualquier momento.

—¿Qué tal tu primer día? —Mark prácticamente susurra.

—¿Qué primer día? —el pelinegro interviene en la conversación.

—Bien, finalmente estoy trabajando como maestro. Los niños fueron muy buenos conmigo, espero hacer un buen trabajo. Debo dar lo mejor de mí.

—Me alegra mucho —Mark me sonríe.

—Entonces ya puedes tomar las clases conmigo —él vuelve a intervenir, y juro que por milésimas de segundos pude ver una sonrisa en sus labios.

¡Olvidé mi sombrilla! // Bnior// JJPDonde viven las historias. Descúbrelo ahora