XIV

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Llevo al menos media hora frente al local donde trabaja Jaebum. Salí un poco más temprano del trabajo y mi fuerte impulso de idiotez junto con mis piernas, me llevaron hasta el lugar, de lo que me arrepiento, aunque aprovecho mi terrible decisión para echar una que otra mirada por el ventanal de vez en cuando, con la esperanza de que no me pille acosándolo.

Lo veo buscar algo y me doy cuenta de que se trata de sus pertenencias, por lo que retrocedo un par de tiendas, e incluso, me compro un trozo de pastel de chocolate en una de ellas para disimular. Abro la sombrilla y me dispongo a hacer el "sacrificio" de pasar nuevamente frente al local.

—¡Maldición! Olvidé mi sombrilla —él maldice frente a la tienda, y no puedo evitar burlarme, ocultando con mi mano mi sonrisa, pero en cuanto sube su mirada, se encuentra con la mía y parece no poder ocultar el asombro —. Oh, Jinyoung —se acerca a mí e intenta refugiarse bajo mi sombrilla, pero doy unos cuantos pasos atrás.

—¡Vaya sorpresa! —digo con ironía, pero de todas formas él ríe.

—Es el karma, ¿cierto? —me señala, dándome a entender el por qué no lo cubro.

Observa la sombrilla y sonríe.

—Realmente no la perdiste.

—Yo... yo no soy como tú —me acerco a él y lo cubro.

Me observa algo incrédulo, pero sonríe de lado.

—No tengo la culpa de ser tan irresistible. Ni siquiera necesito una sombrilla, cualquiera se ofrece en cubrirme —bromea, y alejo la sombrilla de él —. ¡Oye! —atrae nuevamente la sombrilla hacia él, posicionando su mano sobre la mía, lo que transmite un hormigueo por todo mi cuerpo.

—¿Insinúas que soy feo y por eso nadie me cubre a mí? —levanto mis cejas.

—Ajá —muerde ligeramente su labio inferior.

—¡Qué grosero! —me hago el indignado.

—Pero si solo bromeo.

—Tus bromas son malas —le hablo con honestidad.

—Nunca dije que fueran buenas.

—En eso tienes razón.

—Ya lo sé —sonríe victorioso.

Él es malditamente seguro de sí mismo, y no sé si amo ese hecho o lo odio. Me da la impresión de que jamás ganaría contra él, pero también debo admitir que tengo mi lado orgulloso, bastante, en realidad, y en parte me considero inteligente.

Jaebum se resbala y lo sujeto con mi mano desocupada con fuerza.

—¿Estás bien? —le pregunto preocupado y él me ve con vergüenza, pero luego no puedo evitar reírme a carcajadas, mientras cubro mi risa.

—Deja de hacer eso, me estresas. Tienes una linda sonrisa —aleja mi mano de la boca, y ahora soy yo quien se encuentra avergonzado.

Esperamos en silencio a que el semáforo cambie de color, y cuando lo hace, cruzamos juntos la carretera bajo una misma sombrilla, es curioso, porque justo aquí hemos tenido la mayoría de nuestros encuentros.

—Jaebum, ¿a dónde necesitas ir?

—Solo dime JB. Voy cerca, a la parada de autobuses que está al otro lado del parque —señala.

—Está bien, yo te acompañaré —rayos, eso sonó como una promesa de amor eterno.

—Pero te dejará el bus —frunce el ceño.

—No, todavía es algo temprano —observo la hora en la pantalla de mi celular.

—Por cierto, ¿qué hacías por la tienda de música? —cambia nuestra conversación, además, parece bastante curioso.

—Compraba pastel de chocolate —mi voz suena más insegura de lo que pretendo, pero comienzo a sentir que voy a ser descubierto.

—Eso lo venden en varios sitios —levanta sus cejas.

Aunque quiero intentar convencerme de que él no lo notó, debo admitir que él no tiene ni un solo pelo de tonto, más bien puede llegar a ser bastante observador.

—Pero me gusta el de ahí —por dicha, esta vez sueno más natural.

—El que venden por tu oficina es mi favorito.

—Entonces también será el mío... digo, es solo que tenía varios meses de no probar el de allí.

Quiero correr, quiero correr, no puedo creer que sea tan despistado como para soltar algo así frente a él. JB me ve divertido y lo puedo ver morder su lengua.

—Jinyoung, esa tienda abrió hace solo unos veinte días.

La vergüenza me invade y los deseos de salir corriendo incrementan. Fui atrapado en mi mentira.

—Seguro la confundí con otra —intento excusarme y lucir serio, pero por dentro estoy que me muero.

Ambos ya estamos en la parada, cierro la sombrilla porque el sitio tiene techo, pero estoy algo distanciado de él.

—Acércate un poco —mueve su mano, como si quisiera decirme algo, pero me niego —Jinyoung, ven —me llama nuevamente con una sonrisa que no logro descifrar.

Solo doy unos cuantos pasos hacia él, pero me toma del brazo y me acerca por completo. No soy capaz de verlo a la cara. Mi corazón palpita con fuerza al tenerlo tan cerca, y mis piernas tiemblan en cuanto acerca sus labios a mi oído. Soy una gelatina viviente.

—Si quieres verme solo debes pedírmelo, pero no me espíes, no eres nada bueno disimulándolo —susurra, y mi piel se estremece.

Se aleja de mí para subir al autobús y me guiña uno de sus hermosos ojos cafés. Abro la sombrilla y comienzo a correr hacia la parada, mientras que mi corazón late desenfrenado.

¿Cómo es que se respira después de eso?

¡Olvidé mi sombrilla! // Bnior// JJPDonde viven las historias. Descúbrelo ahora