Narra Lali:
— Yo no hago ninguna de esas cosas, excepto leer revistas. Pero deben ser revistas de moda, no muy anticuadas. Y caras.
— Traeré las que haya — respondió él de forma fría —. Voy a ser bueno con vos, la cosa podría haber sido mucho peor.
Fruncí el ceño, enojada. ¿Cómo qué peor? ¿Acaso ya no era lo bastante mala de por si? ¡¡¡Me habían secuestrado!!! ¡¡¡Lo habían hecho, mierda!!! Había visto millones se secuestros en las películas. Unos peores, otros un poco mejor. Pero yo, al tema del secuestro, no le veía ningún punto bueno. Era estar recluida en una casa sin poder hacer absolutamente nada productivo.
— ¿Así que peor?
— Sí, mucho peor aunque no te lo creas. Sí querés bañarte, arriba hay gel y shampoo.
— ¿Debo darte las gracias?
— Esto es un secuestro, no un hotel. No es mi deber comprarte cosas, podría haberte dejado encerrada sin comer abajo en el sótano. Pero, yo te dije que no iba a ser malo con vos. Tan solo quiero plata, no lastimarte. Pero en caso de que hagas algo que no me guste, voy a empezar a ser malo.
Tragué saliva:
— Anda a bañarte mejor — me avisó rascándose la nuca.
— Em... Sí. Ya me voy — subí las escaleras, pero cuando estaba a la mitad me avisó:
— El baño es el de la primera puerta que hay en la derecha.
— Gracias — respondí.
— De nada — respondió él mirándome fijamente con sus ojos verdes. Por mucho que fuera mi secuestrador, debía decir que era muy lindo. Tenía unos ojos hermosos e intensos que parecía que te evadían de la realidad.
Era una hermosura natural, diferente a la del resto de chicos que había conocido en mi vida. Él era muy diferente al resto. Todavía no sabía su nombre, y me daba miedo preguntarle por su posible reacción. Y aunque sonara raro, por mucho que me hubiera secuestrado, no parecía al 100% una mala persona.
La parte de arriba de la casa estaba tan destartalada como la de abajo. Suelos sucios y rotos, puertas abiertas y un olor horrible a abandonado. Los cristales de las ventanas también estaban rotos, y dudaba bastante de que hubiera agua corriente. Aunque temía razón, la cosa podría ser peor.
Abrí la puerta del baño, y un pequeño ratoncito salió corriendo afuera de tal habitación, lo que me provocó gritar, tan solo por el susto, no porque le tuviera miedo a los ratones. Al poco rato, escuché como subían corriendo por las escaleras, y después me agarró del brazo:
— ¿Qué ha pasado?
— Un ratón.
— Dios, pensé que era algo peor — suspiró —, aunque debía haberlo imaginado, una nena bien suele tener miedo a los ratoncitos.
— No me dan miedo los ratoncitos, tan solo fue porque no lo esperaba.
— Bueno, anda a bañarte entonces.
— ¿Hay agua caliente?
— Te preparé el agua caliente en un balde hace rato, andá a bañarte porque se va a enfriar.
— ¿No hay luz tampoco?
Negó con la cabeza:
— No hay luz, agua caliente, no hay calefacción... Estamos en el medio del campo en una casa abandonada, va a ser como vivir en el siglo XIX. Pero, si lo ves desde el lado bueno, puede incluso hasta ser divertido.
Fruncí el ceño:
— ¿Qué tiene de divertido el siglo XIX?
— Todo tiene una parte divertida, solo hay que saber verla. Ahora, bañate.
— ¿No vas a mirar cuando me baño?
— No, gracias. No tengo ganas de ver eso, tengo cosas importantes que hacer — después me miró de arriba a abajo y sin decir nada más, bajo por las escaleras dejándome sola en el sucio baño.
-...-
Narra Peter:
Mi hermano no tardó mucho en atender a mi llamado:
— ¿Si?
— Pablo, estoy con Lali, de momento está todo bien. Es bastante manejable.
— Bueno, no seas demasiado blando con ella Peter. Te conozco, solo pensá en todo lo que tuvimos que vivir por culpa de ella y de la mierda de su familia.
— Date cuenta de que sus papás tuvieron que ver, ella no, tan solo tenía 14 años. No voy a maltratarla.
— Tampoco me refería a eso, tenés que retenerla.
— Voy a retenerla Martín, te prometo que no voy a dejar que se escape.
— Más vale.
—¿Cuándo vamos a tener agua y luz?
— No van a tener, no tenemos tanto presupuesto, para empezar, además, las corrientes de luz de esa casa ya estarán rotas. Que se la banque.
— También me la tengo que bancar yo.
— Hay mantas en casa. Llévate dos o tres y listo. Solo recuerda lo que nos hicieron Peter, nos arruinaron la vida... La pintaron de color negro y gris, por su culpa nos sacaron a Bautista, a saber donde está Bauti ahora... Solo pensá en eso.
Aunque yo seguía pensando en que Lali no había tenido nada que ver en todo lo que nos pasó, y ella no debía pagar por lo que nos había hecho su padre. Si era verdad, que mientras que Lali estuviera secuestrada, sus padres sufrirían tanto como nosotros, aún así, seguía siendo cruel. Y no quería hacerla mal a ella.
— Pensaré, no te preocupes. ¿Está todo bien en casa?
— Sí, mamá y papá preguntaron por vos, les dije que estás en la casa de un amigo.
— Inventá algo más original porque sino puede salir mal, solo te aviso de eso Martín. Ahora chau — corté la llamada.
Y fue justo, cuando ella bajó empapada y con el pelo mojado por las escaleras. La miré:
— Perdón, se me olvidaron las toallas.
— No te preocupes — me dijo ella —, solo necesito ropa seca. Con esto me voy a morir de frío.
— Emm... Creo que vas a tener que aguantar hasta mañana porque no tengo ropa limpia de mujer acá. A no ser que quieras ponerte una remera mía y un pantalón...
— No, da igual... Espero hasta mañana. ¿No hay TV me imagino, no?
— No hay luz, por tanto no hay TV.
— ¿Revistas? ¿Libros?
— Tampoco.
— Bueno.
— Pero, si te apetece — dije mordiéndome el labio —, podemos... Hablar.
— Bueno, entonces hablamos.
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ESCAPARÉ
FanfictionLali Espósito, una chica que acaba de cumplir 20 años. Universitaria y popular. Peter Lanzani, 21 años. Actualmente trabaja en una librería. El padre de ella le robó a la familia de él. Ahora, la familia de él debe de vengarse. La elegida es ella. P...