7

856 64 10
                                    

Narra Lali:

— Dale — dije con una sonrisa —. Al menos respondeme, quiero saber como sos. Quiero saber de tu vida amorosa, tan solo un poquitito, si no es molestia.

Él suspiró. Ay, siempre yo estaba metiendo la pata con él. Siempre hacía algo mal, para ser un simple secuestrador era una persona delicada y sensible. Por todo se molestaba:

— ¿No crees que son cosas demasiado personales? Es demasiado rápido para saber tantas cosas de mí. Tenemos que ir de a poco.

— Yo tengo novio, te dije, y eso que apenas nos conocemos. ¿Acaso vos ocultás algo que querés que yo no sepa? Uau... Al menos dame una pista de ese secreto. Me encantan los secretos, los se guardar bien — reí —. Además, ahora los voy a guardar mejor que nunca porque me tenés encerrada acá y no puedo contarle nada a nadie, ni siquiera puedo gritar porque esta mierda de lugar está lejos de todo. Me has encerrado en una mierda de lugar, yo soy la que debería estar enojada de verdad, y todavía tengo que bancarme tus malos modales. ¿No te educaron acaso?

— Yo estoy enojado, simplemente porque sos una densa que no sabe estar callada, no sabe dejar de meter la pata, y eso me enoja de verdad.

Tragué saliva:

— Ni siquiera colaborás para que nos llevemos bien, así lo único que va a pasar es que el secuestro termine en un asesinato.

Él me miró:

— No tengo novia, ¿ya estás tranquila?

Sonreí:

— Pero, no me respondiste al resto de las preguntas...

— No voy a hacerlo.

— Eso me suena a que no me querés contar, porque te da vergüenza decirme que todavía no hiciste nada.

— ¿Y te molesta que no haya hecho nada? No es tu problema nen, es mi vida. Por no haber hecho eso, no te creas que soy más tarado, más malo o más inmaduro que otra persona que tampoco lo haya hecho.

Lo miré de forma tierna:

— No te preocupes, yo también soy virgen — dije, pensando claramente que el tenía poca experiencia en el mundo del amor. Nunca había estado lo suficientemente preparada para tener con Benjamín mi primera vez, esa era la verdad, además de que no estaba segura al 100% de sí mi novio era el amor de mi vida, y me quería sentir lo suficientemente segura para poder hacer con él lo que fuera.

— Gracias por la información, pero con eso no vas a conseguir nada — dijo él sin cambiar la expresión de su cara.

Hice puchero.

— Por favor, yo tan solo quiero ser tu amiga, llevarnos bien. Tan solo eso:

— ¿Cuándo viste vos que un secuestrador se llevara bien con su secuestrada?

— Las cosas pueden cambiar de vez en cuando, se perfectamente que vos no sos malo. Y que podés abrirme tu corazón y contarme tus problemas.

Él esbozó una leve sonrisa:

— Dale, ¿te animás?

— Me animo — dijo sin dejar de sonreír —, con la condición de que no seas tan densa, ni hagas preguntas incómodas y molestas como sueles hacer, con esas condiciones, podemos ser amigos.

Sonreí:

— Entonces trataré de ser buena, y de que consigamos por fin ser amigos a pesar de que vos seas un simple secuestrador y yo una simple secuestrada. Pero que en nuestro cuento, es decir, en nuestra historia, seamos buenos amigos.

— Mucho mejor así.

Bien. Claro que era mucho mejor así, pero había un inconveniente. Yo era muy curiosa, curiosa hasta un punto de ser molesta. me gustaba tener información sobre todo el mundo. Saber de su vida privada, de sus gustos, de sus aficiones, todo sobre él... Además, mi buena memoria me ayudaba a guardarlo todo y a no olvidarme de nada. Me iba a costar un poquito no hacerle preguntas molestas, porque de verdad, era algo que me encantaba hacer: Preguntar sobre absolutamente todo.

— Una pregunta... — dije sonriendo.

— No te zarpes.

— No voy a hacerlo... ¿Tuviste novia?

— No, recuerdo pocas chicas que me hayan atraído.

— ¿Acaso te atraen los hombres?

Él suspiró:

— Esa es una pregunta molesta, pero te la responderé. No me gustan los hombres. Prefiero aclararte ese tema, no quiero que pienses cualquiera.

— No pensaba en realidad que te gustaran los hombres — reí —. Sos lindo, pensé que alguna chica alguna vez te habría dado bola.

— Y me la dio, bueno en realidad algunas me dieron bola, pero pensé simplemente que no era lo que yo... Esperaba, en verdad.

Era un chico muy lindo como para no haber tenido a ninguna chica atrás de él, y en verdad, era algo que me costaba pensar. Aunque hubiera sido cosa de tan solo una noche, pero no, al parecer si no me quería contar, habría tenido que pasar algo raro o malo, que hubiera estado con una chica fea, o una chica con problemas, peligrosa... O que nunca hubiera estado con nadie.

— A mí también me costó mucho encontrar al indicado — suspiré. Y en verdad, ni siquiera sabía si Benja era el verdaderamente adecuado. Así que por una parte, él había sido más inteligente que yo respecto a ese tema. Aunque también era verdad, que se tenía que ir probando, por muy malo que fuera.

— Tal vez, el amor lo encuentre dónde menos me lo espero.

— Tal vez encuentres ese amor conmigo — dije riendo. Obviamente, lo había dicho en broma.

— ¿Perdón? — preguntó, mientras se le borraba la sonrisa.

Ay, este hombre era más amargo que un limón sin azúcar ni nada.

— Dijiste que dónde menos te lo esperas. Un secuestrador con su secuestrada, sería una novela de lo más vendida, te lo aseguro. Y no te estoy hablando en broma esta vez.

ESCAPARÉDonde viven las historias. Descúbrelo ahora