21

563 46 12
                                    

Narra Lali:

El detective abrió los ojos, impresionado. Pero yo ya me sentía bien, lo había dicho. Lo había conseguido y eso era lo más importante. Me sentía más libre, menos pesada.

— ¿Usted, señorita Espósito, está hablando en serio?

— Completamente en serio, señor detective. Yo nunca miento — bueno, en realidad sí mentía, pero en mi defensa. Solo cuando me interesaba. Y esta era una de las veces en las que me apetecía decir la verdad. Peter me había tratado como a nadie, me quería, me mimaba... Me amaba, me cuidaba. Era el mejor hombre que había conocido, y quería que no terminara preso en cualquier centro penitenciario en el que le fueran a tratar mal, porque por supuesto, ¡él no se lo merecía! —. Es la verdad de la historia. No hay otra verdad, la culpa de la ruina de los padres de Peter, los señores Lanzani. Les quisieron arruinar, para que así se salvara su familia. En realidad... — suspiré —, quería salvar a sus hijos, es decir, a nosotros, de la ruina. Pero no se pueden hacer las cosas así de mal, ¡las cosas se deben hacer legalmente! Y todo lo que sufrió la familia Lanzani, fue por culpa de mis padres...

El detective asintió con la cabeza y apunto un par de cosas en la hoja de papel que tenía sobre la mesa. Después volvió a mirarme fijamente:

— ¿Sabe usted que si esto es verdad, sus padres pueden terminar en la cárcel?

— Sí, claro que lo sé. Pero también sé que a una familia no se le puede hacer daño para salvar a la otra, señor detective. Y además, hacerlo por las malas, y de forma contraria a la legalidad — tragué saliva —, eso es lo peor de todo, y de lo que más me avergüenzo. Por eso se lo cuento — y bueno, pensé: "en realidad también quiero que a Peter no le pase nada".

— Bien — cerró el cuaderno —, ahora si que puede marcharse.

— Gracias — me levanté, me despedí y me marché de la sala.

Al salir, fui corriendo hasta dónde estaba Peter y lo abracé fuerte. Él me siguió el abrazo. Necesitaba un abrazo muy fuerte del amor de mi vida, necesitaba contención...

— ¿Qué te pasa? — me fijó dándome un tierno beso en el cuello.

— Que ya se lo he contado todo...

Él me miró:

— ¿Todo?

— Sí, se lo he contado todo.

— ¿Qué es todo?

— Concretamente, lo que mis papás les hicieron a tus papás. Eso le he contado... El detective se ha quedado estupefacto, y en realidad he vendido a mi familia, pero necesitaba hacerlo Peter, necesitaba castigarlos. A una familia con nenes no se la puede hacer eso... Se lo merecen.

— Bueno, ahora mismo eso no importa. Lo importa es que vos te sientas bien contigo misma, y si tus papás tienen que pagar, o multa, o pena de cárcel, ¡o lo que sea! Que la paguen. Que lo paguen todo y listo, no hay más que hablar.

— Entonces, vamos al aeropuerto... ¿no?

— Sí, es lo mejor. Desaparecer. No volver acá, nunca más.

Peter me soltó, me dio un beso en la frente, me agarró de la mano y juntos salimos de la comisaría. Y en la calle, levantaos la mano al primer taxi que apareció por la carretera, subimos y le dijimos que nos llevara al aeropuerto.

Poco tiempo después, al entrar en el avión, pensé en todo lo que había ocurrido durante aquellos días. Mucho para tan pocos días. Había descubierto que mis padres eran dos mierdas de personas, que mentían para mantener su fortuna intacta, que su hija apenas les importaba, que tan solo les importaba el dinero, y punto.

Me marchaba, triste por una parte, por la otra con una gran sonrisa, porque no me iba sola. Me iba con el amor de mi vida. Con una persona a la que sí... ¡Lo acababa de conocer! Pero era tan bueno y dulce... Y me quería tanto. Que con el no me importaba desaparecer, escapar a España y empezar una buena vida.

-...-

Narrador:

Los padres de Lali fueron juzgados. 15 años de cárcel para cada uno... Y si, todo por culpa de la declaración de Lali. Pero fue lo que ella quería, castigar a sus padres. Castigarlos por querer al dinero más que a ella.

De Lali no se supo más. Tampoco se supo nada más de Peter. Ahora comenzaban una nueva vida en España, llena de aventuras, y de nuevos misterios.

Porque cuando a Bauti lo adoptaron, se lo llevo una familia muy buena... Pero también, esta familia tuvo problemas con el trabajo que el padre tenía en Buenos Aires, y tuvieron que desplazarse hasta Madrid, para empezar con una nueva vida.

ESCAPARÉDonde viven las historias. Descúbrelo ahora