ESCAPARÉ

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Narrador:

La policía investigaba en la comisaría junto con la ayuda de los papás de Lali, el señor Espósito y la señora Riera. Pero aunque los policías hubieran estudiado en las mejores universidades del mundo, estaba siendo cada vez más complicado encontrar las pistas de la famosa joven Lali Espósito.

— ¿Nunca han tenido ni un solo problema con nadie? — les preguntó la policía a los señores.

— ¿Problema? — Coco levantó una ceja y después negó con la cabeza —. Somos gente que nunca le hemos debido nada a nadie, gente completamente normal. ¿Por qué íbamos a tener problemas con alguien?

— Ese alguien podría haberse llevado a su hija. Sería mucho más fácil para nuestra investigación. Mucha gente no olvida lo que pudo pasar anteriormente, y esto de que se hayan llevado a su nena puede ser una venganza.

Majo carraspeó:

— ¿Esto es en serio?

El policía la miró seriamente y asintió con la cabeza:

— Muy en serio señora, yo no miento. No es mi deber mentir, y mucho menos en estas situaciones, es mi trabajo que las cosas se hagan bien y rápido.

— Hace años, ocurrió algo, pero fue por azar — dijo Majo mirando a su marido.

El policía agarró la grabadora y la encendió. Quería y era muy importante escuchar el testimonio de la mamá de la chica para solucionar todo este tema, o al menos, para tener la mínima señal para poder encontrarla:

— Dígame señora, ¿qué pasó?

Pero Coco no estaba decidido a que su mujer contara nada. Podía ser muy peligroso para ellos, porque habrían tenido mucho que ver en el tema de que la familia Lanzani se hubiera quedado en la ruina:

— Majo, basta — la avisó Coco entonces —. Tenemos que irnos, señor policía. Mañana volvemos, mi mujer ya ni siquiera sabe lo que dice.

Pero la policía no estaba dispuesta a dejarles marchar, dejándoles a punto de contar el testimonio que podría ser la clave básica para la investigación.

— Mañana me van a contar esto — dijo la policía —, quiero escucharlo.

— Mañana volveremos entonces — dijo Coco agarrando a su mujer de la mano.

Se despidieron de la policía y entonces salieron juntos de la comisaría y entraron en su auto para volver a su enorme casa:

— ¿Vos crees que la familia Lanzani tiene algo que ver con el secuestro de Lali? — le preguntó Majo a su esposo.

— Puede ser Majo, les arruinamos la vida para salvar la nuestra para siempre. Y como dijo el policía, perfectamente esto puede tratarse de una venganza. Pero sabés, que si vos contás eso, nos podemos meter en un lío nosotros. Yo engañé a ese hombre, fue algo ilegal lo que hice, y me pueden condenar por ello. No sé en lo que estabas pensando cuando estuviste a punto de contarle eso al policía, nos estabas poniendo en peligro — dijo Coco con el ceño fruncido mientras arrancaba el auto.

— Pero... Nosotros estábamos en la ruina. Nos iban a sacar la casa, y además, ese Juan fue el que quiso que nos quedáramos sin nada desde un primer momento Coco.

Coco miró a su mujer:

— No quiero que se hable más del tema, Majo. Basta ya, las cosas ya están hechas y no van a cambiar. Pero, obviamente, yo voy a ser el que investigué a fondo a la familia Lanzani, porque es muy probable que tengan a Lali.

Majo abrió mucho los ojos:

— Si tienen a Lali, tiene que ser por culpa de Juan.

— O no — dijo su marido mientras manejaba por la carretera.