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Narra Lali:

Subí y me senté en la cama. Esperé a que Peter apareciera por la puerta, lo cuál no tardó mucho en ocurrir. Cuando lo vi, sonreí y él también sonrió:

— He pensado algo — dije.

— ¿Qué cosa? — me preguntó él sentándose junto a mí.

Yo le agarré la mano y lo miré seriamente:

— Ni se te ocurra comprar revistas. La idea es mucho mejor... La del Plan de Seducción... Ya sabés. Además, es mucho más barato que estar comprando revistas de moda... — reí —. ¿O a vos no te lo parece? Nos lo podemos pasar mucho mejor... Si ya sabés...

Él rió:

— Es decir, si nos acostamos, verdad — me apartó con la mano libre un mechón de pelo de la cara. Lo miré fijamente a los ojos, eran tan lindos... Te perdías en ellos literalmente. Tal vez, si Peter hubiera aparecido antes en mi vida, Benjamín nunca hubiera sido mi novio.

Porque Peter, era perfecto: tierno, dulce, precioso... Con unos ojos preciosos, una nariz perfecta y unos labios hermosos. Agarré su mano aún más fuerte y la posé en la parte de más arriba de mi muslo, justo al lado de mi zona íntima. Él se mordió el labio y sonrió ligeramente:

— ¿Qué pretendés?

Me encogí de hombros:

— Creo que vos mismo sabés lo que pretendo. Pero... Tal vez haya un pequeño problemita... Si vos no tenés, esas cositas, yo... Te aviso, nunca he tomado pastillas anticonceptivas...

Él abrió los ojos:

— Creo que paramos con el Plan de Seducción.

— ¡Ay Peter! ¡Da igual! ¡No pasa nada! — exclamé —. Podemos probar con otros métodos.

Él suspiró y negó con la cabeza:

— Estás equivocada si crees que voy a arriesgarme. Estas muy confundida, Lalita.

— Podemos, probar en los días no fértiles... — levanté una ceja. Pero no, no parecía convencerle. El señor quería estar 100% en todos los ámbitos. No iba a acostarse conmigo sin protección. O al menos, eso parecía.

Le di un beso tierno sobre los labios, pero no... Se había puesto serio esta vez. ¿Se había enojado conmigo por esa estupidez?

— Lali, una cosa es una cosa... Y otra cosa... Es que vos y yo, tengamos algo tan serio. Ósea, creo que lo de ser padre... Esta muy lejos. Sería una cosa muy fuerte, y te juro, no tengo plata para poder mantener a un hijo. Creo que nunca voy a tenerla. Puede que ya te haya despertado el instinto maternal, pero con lo del tema de tener bebés, no estoy de acuerdo.

Fruncí el ceño:

— Entonces pensá en otra cosa. Hacé lo que quieras — dije un poco enojada.

Y sí... El instinto maternal había nacido en mí. Tal vez a los 16 años. Veía a un bebé y me daban ganas de tener uno. De amarlo... Escuchaba en todas las conversaciones lo hermoso que era, y envidiaba a todas las madres. Y sobretodo, odiaba cuando alguien decía que estaba cansada de la maternidad cuando su hijo acababa de nacer su pequeño bebé. "Boluda, ese nene lo has decidido tener vos, lo tenés que cuidar. Si lo has buscado, ahora callate, la maternidad es una etapa que hay que disfrutar, y no estar baboseada porque el bebé pueda llorar mucho" decía mi subconsciente cada vez que escuchaba a una celebrity opinar que estaba harta de ser madre cuando el bebé no tenía ni 2 semanas. Pobrecito, él necesitaba a una madre, tierna y dulce, y la otra tarada se iba quejando de que tener un hijo era lo peor que te podía pasar, que ese pequeño te amargaba las noches, rompía tu vida amorosa. ¿Por qué criticaba a un pequeño que acababa de llegar al mundo pidiendo tan solo amor?

Siempre había fantaseado con el tema, pero, el problema era que Benja no me daba la suficiente confianza, sabía que él no estaba lo suficientemente preparado para eso, y bueno, yo tampoco estaba completamente preparada para el sexo. De ahí, que decidimos esperar. Bueno, yo decidí esperar. él seguramente que ya estaba preparado. Pero... ¿Por qué yo iba a darle mi virginidad a un tío, si ni siquiera estaba segura de que me gustara? Él me amaba, o tal vez me quería, no estaba segura. Pero mis sentimientos por él, no eran verdaderos.

— ¿Te has enojado? — él me despertó de mis pensamientos con su pregunta.

Lo miré mientras mi ceño continuaba fruncido y mi boca formaba un puchero:

— ¿Vos qué crees?

— ¿En serio querés tener un hijo conmigo?

Negué con la cabeza:

— No he dicho eso.

— Pretendías decirlo.

— Pero no lo dije en ningún momento. Tan solo que si eso ocurriera, si viniera por casualidad... Lo iba a aceptar.

— Apenas me conocés...

— Ya hemos hablado de esto. Me pareces hermoso, pese a que te conozca más bien poco. ¿Es qué no confías en el amor a primera vista, Peter? Es algo que te puede pasar, y es realmente hermoso. Lo del amor a primera vista... Y bueno, pero también lo de ser madre — tiré de su brazo y ambos caímos en la cama, uno al lado del otro.

Él suspiró:

— Nunca he vivido un amor a primera vista.

— ¿Ah no? — le pregunté riendo. Sí, corta vida amorosa había tenido. Pero ahora estaba yo, junto a él, para que se olvidara de todo eso.

— No, ya te lo he contado — él también me miró con el ceño fruncido.

— ¿Qué hacés?

— Imitarte.

— No me gusta que me imiten.

— Entonces pone bien las cejas — dijo con cierto tono divertido.

— Está bien — relaje mis músculos y sonreí levemente ante su comentario.

Él también sonrió:

— Así estás mucho más linda.

— Gracias.

Él se acercó a mí y comenzó a besarme suavemente. Yo le seguí el beso, abrazándolo por la nuca...

No sé... Pero me sentía muy nerviosa en ese momento, porque, de un momento a otro, podía convertirme en una nueva Lali. 

ESCAPARÉDonde viven las historias. Descúbrelo ahora