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Narra Lali:

— ¡Melly! ¿Por qué estabas ladrando si puede saberse? — mi madre agarró a mi perrita en brazos y la acarició la cabeza —. No se ladra, pequeña... No se ladra, ¿de acuerdo? ¿Te has asustado por algo?

Mi madre le seguía hablando a la perra como si de una persona se tratara. Sabía que algo no iba bien dentro de la casa y quería conocer el porqué.

Yo apenas respiraba, al igual que Peter. A los dos se nos había cortado el aliento y no nos atrevíamos ni a tomar un poco de aire. Mi madre estaba a menos de 10 metros de nosotros y podía notar nuestra presencia en cualquier momento. ¡Y no podía notar absolutamente nada!

Vi que Melly lloraba en plan perruno. Me había visto perfectamente, y además siempre estaba con ella. Me echaba muchísimo de menos, y como me había visto y no la había dicho nada, se había puesto triste.

— Melly, basta. No sé que te pasa, ¿te has vuelto loca o qué? — la dijo mi madre. Podíamos ver perfectamente como mi madre rebuscaba por la cocina por si encontraba alguna pista. Mientras Peter y yo seguíamos en completo silencio. No debía pasar nada.

— ¡¡Majo!! — gritó mi padre en ese momento —. La policía va a venir dentro de un rato.

— Voy ahora mismo, quedate quieta Melly — mi madre soltó a la perra. la cuál rápidamente caminó por la cocina, yendo en mi busca.

Mamá desapareció de la cocina, a pesar de ellos, nosotros seguimos escuchando la conversación que tenían entre mi padre y mi madre.

— ¿Vamos a contárselo? — le preguntó mi madre.

— ¿Querés que ambos terminemos en la cárcel, Majo? Puede ser muy peligroso si en nuestra verdad nos equivocamos. Es complicado contarle a la policía que la familia Lanzani puede estar metida en esto porque les estafamos, se arruinaron y perdieron todo. Además, igual la familia Lanzani puede que no tenga nada que ver en esto, nadie sabe.

Me di la vuelta con mucho cuidado y miré a Peter con mala cara, pero él puso su dedo sobre mis labios.

¿De verdad mi familia había estafado a la familia Lanzani? ¿De verdad Peter me había secuestrado por un tema con mi propia familia pero él en realidad no quería vengarse? Necesitaba una explicación sobretodo esto, cuánto antes.

— No podemos estar seguros de nada Coco, igual si fueron ellos. Esos muertos de hambre necesitan dinero, quieren sacarlo hasta de debajo de las piedras, y tal vez por eso, pudieron secuestrar a la nena, ¿no crees?

— Eso deberá investigarlo la policía, no nosotros.

— Ya, pero a la policía habrá que darle pistas. Y si no vamos a hablar por miedo a que puedan meternos en la cárcel por culpa de que se arruinaban ellos o nos arruinábamos nosotros... Coco, pasó hace mil años, fue una cuestión de honor. Nos salvamos nosotros y ya está, fue una decisión un tanto egoísta, pero hicimos bien.

— Les quitaron a sus hijos.

— ¿Y? También pudieron quitarnos a los nuestros, pero no lo hicieron. Nos salvamos y eso es ahora mismo lo que cuenta. Lo que ellos pudieran sufrir, ya da igual... Solo podía salvarse uno, y pusimos en nuestras manos esa decisión. Ya está bien de pensar en el pasado. La policía no creo que se enojara y nos mandara a la cárcel por eso, creo que fue algo legal.

— ¡Smith dijo que no podíamos llamar a la policía para contarles este asunto, Majo! Y vamos a hacer caso a Smith, no les vamos a llamar. ¡Y realmente, no fue legal! ¡Fue complemente ilegal lo que les hicimos a los Lanzani, fue estafar, realmente robar! ¿Querés que terminemos presos?

— No.

— Pues ya está.

— Pero tal vez la policía...

— ¿La policía qué?

— Las investigaciones con la policía van muchísimo más rápido, es más legal — dijo mi vieja. Mi vieja quería descubrir todo lo que había pasado hacía ya muchos años, pero mi viejo quería seguir ocultándolo. Fuera como fuera.

— Son más legales, pero también mucho más lentas, hay muchos trámites, y lo único que queremos hacer en este momento, es recuperar a nuestra hija, no ir paso a paso, todo hacerlo legalmente, porque haciendo las cosas legalmente, Majo, tampoco llegamos a ningún sitio, eso que te quede bien claro.

— Pero la policía está enterada de todo el asunto, algo les tenemos que contar, Coco.

— Pensá. Pero no pienso contarles los problemas que tuvimos con la familia Lanzani hace ya tantos años, eso desde luego.

— De acuerdo, hacé lo que quieras. Yo ya tengo mi idea.

— ¿Qué idea?

— Un pequeño problema con los Lanzani, así de fácil. Sin meter en est cuestiones de dinero, amor mío. Nos estamos complicando demasiado, y no hace falta que lo hagamos.

— No te entiendo.

— Es sencillo, te lo aseguro. Mirá, simplemente es explicarles que cuando éramos más jóvenes, os llevábamos estupendamente bien, pero hubo un problema... Mismamente, que uno de los hijos mayores de los Lanzani, dejó embarazada a Ana. Y ahí, empezaron los problemas con ellos. Así la policía no nos va a detener a nosotros, va a ser tan solo una cuestión de venganza por parte de esa familia.

— Mientras que funcione, me da igual lo que les cuentes, Majo. Lo importante, es que no debes descubrirnos a nosotros, por nada del mundo. ¿De acuerdo?

— Sí, de acuerdo — le respondió mi madre.

Peter y yo estuvimos en silencio y refugiados hasta que la policía llegó para hablar con mis padres. En ese momento, yo salí de mi escondite. Melly me encontró, pero la agarré en brazos y la agarré del morro para que no pudiera ladrar y que los demás se dieran cuenta de que nosotros estábamos allí.

Tomé mi billetera de mi cierto y bajé hasta dónde Peter me estaba esperando. Me despedí de Melly y salimos de allí rápidamente. Ahora le tocaba a Peter, explicarme muchísimas cosas sobre el negro pasado, en el que las dos familias estaban involucradas.

Éramos los nuevo Montesco y Capuleto, Romeo y Julieta separados por la guerra que nuestras familias habían levantado años atrás y aún no habían terminado.

ESCAPARÉDonde viven las historias. Descúbrelo ahora