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Narra Peter:

Analicé de nuevo lo que la acababa de decir a Lali. Ella creo que también lo estaba analizando. Era algo... ¿Oscuro podría decirse? Sí, estaría bien definirlo con la palabra oscuro. Pero en serio, podría tratarse una novela de lo más vendida. Secuestrada millonaria, enamorada de su pobre secuestrador. Un secuestrador que solo actuaba por venganza y orden de sus hermanos mayores, y también en memoria de su hermanito pequeño que ahora mismo no se sabía de su paradero, y que tal vez, esté sufriendo.

Ella me miró y esbozó una leve sonrisa, tal vez real... O tal vez forzada. Pero era una sonrisa.

— ¿Te gustaría comprobarlo? — me preguntó mordiéndose el labio superior.

Tosí:

— ¿Probar el qué? — la pregunté confuso a ella, sin saber absolutamente para nada a lo que se estaba refiriendo. Me había perdido completamente en esa conversación, y dudaba en caso de que volviera a abrir la boca, si podía meter la pata aún más. Y por supuesto, no quería hacerlo. Ya bastante mal la estaba haciendo teniéndola acá encerrada sin poder salir.

— Probar con la relación secuestrada y secuestrador — dijo acercándose a mí.

Tragué saliva. ¿Se había vuelto completamente loca o qué? Seguramente que el encierro la estaba provocando que la empezara a faltar el oxígeno en el cabreo y por ello comenzaba a decir tonterías. ¿Yo acostándome con ella? No, eso no podía ser cierto, ni real.

— ¿Qué me decís?

— Lali, esto es una broma, ¿verdad? — la pregunté realmente preocupado.

Ella negó con la cabeza:

— No, no es una broma. Me ha gustado tu idea. Además, si apenas vamos a hacer cosas acá, tendremos que divertirnos de algún modo, ¿o no?

Volví a tragar saliva. Nunca me había puerto tan nervioso con una mujer, y creo que estaba empezando a perder el control.

— Lali, basta. Esto ya se nos esta yendo de las manos y está dejando de ser gracioso.

— Pues... A mí me parece gracioso — dijo ella, agarró un mechón de pelo y comenzó a jugar con él de una forma sexy y provocativa.

Suspiró y la agarró suavemente por los hombros:

— Ya está Lali, ya está bien. Dejá de comportarte como una nenita tonta.

— ¿Y si no lo hago? ¿Me vas a azotar? — me preguntó poniendo los ojos en blanco.

¡¿Qué?! ¿Azotarla? ¿Qué se pensaba que era yo?

— Lali, basta. Esto está dejando de ser gracioso. Te dije desde un primer momento que nunca te pondría las manos encima. Así que portate bien o me voy a ir por la puerta y te voy a dejar sola un par de horas, ignorándote.

Ella rió fuerte:

— ¿Ignorarme? ¿Ese es el único castigo que me podés imponer? Es demasiado infantil, ¿no crees?

— No podría hacerte daño. No tengo cojones para hacerte daño.

Ella cambió completamente la expresión de su cara y se acercó a mí mientras se soltaba de mis manos:

— ¿Y por qué me secuestrás?

¿Otra vez? ¡Dios, era demasiado densa!

— Tengo que hacerlo. Y ya te dije que no me gusta hablar de ese tema.

— Solo te digo una cosa, mis papás tienen mucha plata, y podés terminar mal si me tenés mucho tiempo acá encerrada. Pero... Se me ha ocurrido una muy buena idea. Que podría funcionar a la perfección en el caso de que alguna vez nos descubrieran.

Suspiré de nuevo:

— A ver señorita Lali, ¿qué cosa? — se me acababa de a poco la paciencia. Pero también sabía que no sería demasiado hombre para hacerla algo malo. Nuestra complicada relación debía ser suave, para que ninguno de los dos sufriera.

— Que finjamos ser más que un secuestrador y una secuestrada.

Levanté una ceja:

— ¿A qué te referís con eso?

— Que finjamos ser pareja.

Mi cara se tiñó de blanco, aunque, en cierta manera, podría ser el mejor plan para estar a salvo.

-...-

Narra Lali:

Siempre me había definido como una chica tranquila. Pero de vez en cuando, una tenía que enseñar los dientes para sobrevivir, y esta era una de esas ocasiones. Acostarme con Peter podría ser una buena solución. Tan solo me provocaría una ruptura con Benjamín, pero como había dicho ya muchas veces, no sabía bien si Benja era el amor de mi vida, con el que llegaría a casarme y tener hijos... Ni siquiera había tenido con él mi primera vez. Mis partes seguían completamente vírgenes, porque ni siquiera lo había intentado conmigo misma.

Y si para salvarme, y salvar al bueno, aunque amargo, de Peter, tenía que fingir con él una relación de pareja, iba a hacerlo. Era una persona con buen corazón en el fondo, y si estaba haciendo esto, tenía un motivo justificado. Lo sabía bien.

— Te he hecho una pregunta.

— Es complicado lo de responder a la pregunta, Lali.

— Sabés que haciéndolo te podés salvar, ¿verdad?

— Pero, si hemos pedido... Plata...

Abrí mucho los ojos:

— ¿Plata? ¿Por qué plata?

— Mis hermanos quieren pedirles plata a tus padres, y hasta entonces no te soltaremos. Por eso es un secuestro, sino sería otra cosa... Con otro nombre. Una situación completamente distinta, que ahora mismo no estamos viviendo.

— Pero, vos no sos cómo tus hermanos. vos me querés tener acá a salvo. Mirá, ¿leíste blancanieves? ¿Qué hizo el cazador? La dejó marchar...

El asentía con la cabeza mientras me escuchaba.

— Mato a un ciervo para que ella no muriera Peter. Vos podés hacer lo mismo.

— ¿Matar a un ciervo y dejarte marchar?

Reí:

— No bobo. Lo mío no sería tan así. Podríamos fingir que tenemos una relación de antes. Y tenemos bastante tiempo para practicar. Para ponernos a prueba el uno al otro. Cuando mis padres paguen... Ambos seremos unos profesionales de la actuación y despistaremos a todo el mundo. Todos creerán que somos pareja desde hace mucho.

— Pero... Mis hermanos pueden enojarse, Lali. Y no son muy buenas personas cuando se enojan.

Tragué saliva:

— Elegí: ¿ir preso o enojarte con tus hermanos para el resto de tu vida? Además, podemos... Como vos dijiste, terminar enamorados.

Él asiente con la cabeza:

— Sí, perfectamente puede ocurrir eso.

— Entonces probemos — di un paso al frente y nuestras bocas se encontraron a menos de 5 centímetros —. ¿Preparado?

Él cierra los ojos... 3, 2, 1:

¡¡¡Acción!!!

ESCAPARÉDonde viven las historias. Descúbrelo ahora