17

567 47 2
                                    

Narra Lali:

Peter y yo salimos corriendo del restaurante en el que nos encontrábamos comiendo. Corriendo, sin mirar atrás... Ni siquiera estaba segura de que alguien pudiera habernos visto e identificado. Habíamos pagado la comida, así que al menos no saldrían detrás de nosotros para perseguirnos.

Finalmente llegamos al pasillo de los aseos y nos pegamos a la pared. Suspiré con fuerza, al igual que Peter. Después nos miramos entre nosotros y nos fundimos en un tierno abrazo:

— Tenemos que salir de acá... Cómo sea — anuncié. Después recordé algo que Peter me había dicho, aunque deberíamos actuar rápido. Lo más rápido posible —. Espera, ¿y los pasaportes falsos? Podríamos ir a pedir uno, mi amor.

Peter negó con la cabeza:

— No Lali, si vamos a pedir unos pasaportes falsos, tardaríamos mucho. y perderíamos el vuelto, y todo sería muchísimo peor. Hay que actuar rápido, pensar en una idea que nos libere, que nos deje libres para ir a cualquier lado.

— Solo queda una alternativa...

— ¿Cuál? — preguntó Peter levantando la ceja.

— Llamar a la policía y contarles nuestra versión. Es la mejor idea que se me ocurre para que no nos metan en otro problema. ¿Estás de acuerdo conmigo? — le pregunté con una media sonrisa —. Dale, decime que te parece.

— Me da miedo... — murmuró Peter poniendo ojitos de perrito mojado.

— No te va a pasar nada... Si les avisamos que somos pareja, vos no me habrás secuestrado, y tu familia estará libre de todo cargo. ¡Cómo ya te explique! Dale... Es la mejor idea que podemos utilizar, por mucho que les joda a tus hermanos. Si ellos de verdad te quieren, te van a entender, no va a haber ningún problema.

Peter me abrazó:

— Si hago todo esto, ten en cuenta que es porque te quiero, porque te amo como a nadie en el mundo, Lali. Puedes llamar a la policía...

Le agarré de la mano:

— Vamos a una cabina telefónica. Y no tengas miedo, que creo que todo va a salir muy bien, ¿si?

— Ojalá que todo salga bien, porque sino, no se lo que va a ocurrir.

Tras nuestra charla, Peter y yo caminamos de la mano hasta la cabina de teléfono más cercana. Al agarrar el aparato, suspiré y volví a mirar a Peter. la última mirada antes de contar la que sería "nuestra verdad".

— ¿Estás bien? ¿Estás segura?

— Sí, estoy segura. Estoy segura de que esto nos va a poder salvar.

Peter asintió y me dio un pico.

Volví a tomar aire y marqué el número de la policía. Poco después, me pudieron poner en contacto con la oficina central de Buenos Aires:

— Buenas tardes, soy el señor Ponce, ¿con quién hablo?

— Hola señor Ponce, soy la señorita Mariana Espósito, la chica desparecida hace algunos días. Quería avisar de que yo estoy bien y no me ha pasado nada.

— ¿Señorita Mariana Espósito? ¿De verdad?

— Claro.

— Bien, ahora mismo voy a mandar un auto policial para recogerla allá dónde esté.

— No hace falta, simplemente era para informarle.

— Yo siento comunicarle que esto no funciona así, debemos comprobar que de verdad usted es la señorita Espósito. Así que hasta que la comisión de búsqueda no se asegure de que es usted la verdadera Mariana Espósito, no voy a dejar que se vaya a un sitio u otro.

— De acuerdo. Pero de verdad, yo estoy bien.

— Me imagino, pero comprende que quiero asegurarme. Llevamos mucho tiempo buscándola, y ahora aparece de la nada... ¿No ha visto usted que la hemos estado buscando por televisón, en el periódico, en prensa y radio?

— Acabo de enterarme...

— ¿Por qué no aviso de su desaparición antes?

— Me marché con un buen amigo...

— ¿Amigo?

— Sí, un amigo — anuncié.

— Pocos de sus amigos no conocían de su partida.

— En verdad, tiene razón. Pero de verdad, que todo ha estado bien, ha sido una desconexión de la rutina. Pero claro, quiero comentar todo con usted, no me voy a ocultar, no tengo nada que ocultar. Ahora mismo estoy en el aeropuerto, así que la patrulla puede venir a buscarme acá. Les estaremos esperando.d será mejor explicárselo todo en persona, señor Ponce.

— De acuerdo, un saludo.

— Chau.

Corté la llamada y miré a Peter inmediatamente:

— ¿Y? ¿Qué tal?

— ¿Así que un amigo?

— Mi amor, tenía que explicar que eras un amigo... Sabes que yo tengo un novio fuera con el que aún no he cortado, y tampoco quiero lastimarle. No estoy enamorada de Benja realmente, peor tampoco quiero lastimarle así porque sí, tan de repente. Él no ha sabido de mi paradero durante todo este tiempo...

— Ni él, ni ninguno.

— Por eso mismo, prefiero explicarlo todo en persona. Me enamoré de otro, y por eso me fui, simplemente eso. Ahora falta la explicación para tus hermanos... Pero creo que eso es tu trabajo, y no el mío. De todas formas, yo siempre voy a estar allí para ayudarte — le dije con una linda sonrisa de apoyo —. Cuando te conocí, me dabas un poco de miedo, pero después descubrí que nunca quisiste hacerme daño... Y desde entonces sé, que tu destino y mi destino, estaban unidos, y teníamos un futuro juntos, un futuro por el que de verdad tenemos que luchar.

— ¿Por qué sos tan linda?

— Ay, vos sí que sos lindo — le respondí dándole un pico —. Buenos, vamos hacía la salida para esperar al auto de la policía.

— Sí, de acuerdo.

— Pero antes, si querés, podés llamar a tus hermanos para explicarles todo. Y recuerda, que no debes tenerles ningún miedo. No les temas, porque entonces siempre vas a tenerlos miedo... Y no se puede vivir con miedo, y mucho menos si ese miedo es hacia tu propia familia. Tus hermanos se hacen los duros, pero vos también sos ya un hombre, así que no te acobardes delante de ellos, porque entonces siempre te trataran como a un nenito, y nunca dejaran de hacerlo, Haz notar que ya sos un hombre, y esos problemas que tenés ahora mismo con tus hermanos, ese temor... Todo desaparecerá.

— ¿Vos decís que lo haga ahora?

— Como quieras, es tu decisión.

— Quiero hacerlo.

— Entonces, adelante.

ESCAPARÉDonde viven las historias. Descúbrelo ahora