He Encontrado a mi Obito [Obito Uchiha]

Despedida

P.O.V. Laura

—Está bien... Vendrás conmigo. Pero si todo sale como planeas y la guerra acaba, no pienses que estaré de buenas con los demás. Viviré como un renegado... A veces pienso que estaré mejor muerto.

Al oír sus palabras, me emocioné en el principio, girándome para mirarlo con una sonrisa... pero a continuación supe que era idiota.

—Baka...—lo insulté con furia—. ¿Por qué eres tan negativo? ¡Primero haz la buena acción de parar la guerra y luego ya vemos lo que hacemos! Si te va bien, o más o menos bien, deberías quedarte y empezar una nueva vida. No te pido que seas un súper amigo de Kakashi, pero puedes conocer a otra gente. Nuevos amigos, buscarte una novia bonita... Si te fuera mal, puedes hacerte una vida aquí, en mi dimensión. Carla y yo podemos ayudarte. Mi madre también...

Él desvió su mirada melancólica hacia un lado del suelo y suspiré. Sin que se lo esperara, me lancé a abrazarlo, pero se hizo intangible y me caí de cara al suelo, haciéndome daño.

Empezó a sangrarme el labio y miré furiosa al Uchiha. Rápidamente, fui al baño para ver la herida que me había hecho en el mentón y la boca. No era muy grave, pero dolía como los mil demonios, ni siquiera podía abrir la boca para hablar y decirle una sarta de insultos.

—¿Estás bien?—me preguntó, pero pasé de él—. ¿Puedes responderme? Laura, ha sido tu culpa, así que no me merezco que te enfades conmigo... Laura... ¡Laura!—gritó enfadado.

Me dirigí a la cocina con el detrás gritando.

—Que... no... pue... hab...—dije dolorida, mientras buscaba hielo en el congelador.

Cogí un trapo, puse un par de cubitos y lo enrollé para ponerlo en mi mentón y mi boca.

—¿Tanto daño te has hecho? Eres bastante débil, luego pregunta que por qué no te dejo ir a la guerra.

Lo miré mal y me levanté para coger un cuaderno y un lápiz, comenzando a escribir. He caído de boca al suelo. Es tu culpa por volverte intangible, baka... Si me hubieras dejado abrazarte, posiblemente ya no estaría enfadada contigo. Es más, estoy furiosa.

Le pasé el cuaderno y él comenzó a leerlo. Cuando terminó puso una mueca de enfado y se cruzó de brazos apoyándose en el marco de la puerta.

—No haber intentado abrazarme. Ya lo sabrás para la próxima.

—Te... odio... baka...

—Di lo que quieras, no me va a afectar.

Fruncí el ceño cabreada y me dirigí a mi cuarto. Iba a buscar el manga en el que Zetsu engañaba a Madara y éste se inflaba hasta convertirse en Kaguya. Al encontrarlo, lo abrí por la página indicada y volví a la cocina para dárselo.

Él, algo extrañado, comenzó a leer. A cada minuto que pasaba, su ceño se fruncía más y su mano se apretaba en un puño aún más tenso.

—Maldito...—susurró apenas.

Le quité el manga y lo cerré, dejándolo encima de la mesa.

—Está bien. Iremos los dos. Pero a la mínima señal de peligro en tu contra, te encierro hasta que vuelva.

—Y si... ¿no... vuelves?—le pregunté, sintiendo que ya podía mover la boca un poco mejor.

—Lo haré... No dejaré que Zetsu se salga con la suya.

Asentí, pero eso de encerrarme ya lo hablaríamos después. Volví a colocar el hielo en mi barbilla y suspiré cansada y dolorida.

—Siento lo del golpe... Es que no me gusta el contacto físico. En cuanto al desayuno... Gracias, estaba muy bueno.

Lo miré sorprendida, pero al ver que lo había dicho dejando de lado su orgullo, volví a asentir con la cabeza para darle las gracias. Después de eso, ninguno dijo nada. Los dos estábamos algo incómodos.

—Bueno y... ¿puedo leer lo demás?

—No—me negué.

—¿Por qué?—preguntó molesto.

—Porque no quiero que veas tu muerte. Es algo que quiero evitar.

Él volvió a tensarse por mis palabras, pero se contuvo de decir algo y se marchó a la habitación de invitados. Mi boca estaba algo mejor. Me enjuague la boca por si quedaba sangre y, al terminar, bebí un poco de agua para hidratarme.

Me dirigí a mi habitación para dejar el manga en mi estantería y vi que Obito se estaba poniendo la capa de Akatsuki y su máscara. Lo dejé estar y seguí con lo que iba a hacer.

Me metí en la ducha para sentirme mejor y cambié a una muda. Había pensado en ponerme mi disfraz de Rin, pero seguramente Obito me pegaría por ser tan idiota. Finalmente, cogí una camiseta sin mangas blanca con los bordes morados, me puse las mallas de cuando jugaba a voleibol y mis zapatillas de deporte.

Salí de mi habitación cogiendo mi sudadera del clan Uchiha y me la puse mientras llegaba a la habitación de invitados.

—Obito—lo llamé y él me miró, sentado en el filo de la cama—. Si quieres ducharte...

—No tengo ropa para cambiarme...

—Cierto... Si yo tuviera te dejaría, pero no es el caso.

—¿Otra vez el logo de mi clan?—preguntó mirando mi sudadera.

—¿Qué quieres que te diga? Me gusta—sonreí, aunque me dolió un poco por el golpe.

—¿Nos vamos ya?—preguntó—. Kabuto tiene que estar al llegar con el Kyubi.

—No lo hará, sólo traerá a Yamato.

—¿Otro traidor?—susurró molesto más para sí mismo que para mí.

—Le dejo una nota a mi madre y nos vamos.

Él asintió y fui a la cocina a escribir la nota para mi madre. En cuanto terminé, la pegué en la puerta del frigorífico para que fuera bien visible y suspiré.

—Adiós, mamá—le susurré al aire.

Volví con Obito y él ya estaba preparado. Me tendió la mano y yo la tomé con fuerza. Respiré hondo y volví a sentir aquella extraña sensación en mi estómago cuando me llevó con el Rinnegan a la dimensión de Naruto.

Sin embargo, esta vez fue completamente diferente. Mi cuerpo empezó a dolerme demasiado, si quiera podía moverme. Y montones de pinchazos taladraban mi cabeza. No sabía qué me estaba pasando. Un pitido comenzó a sonar en alto en mis oídos.

—O...bi...to...—murmuré casi sin poder respirar.

Tenía los ojos entrecerrados y pude ver cómo el lugar cambiaba alinterior de una cueva. Lo último que vi fue a Obito cargarme y llevarmecorriendo hacia algún lado, pero la oscuridad me invadió antes de ver nada más.    

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Buenaas, nuevo capítulo. Ya he visto algunas visitas, aunque pocos votos, pero bueno... mientras haya alguien a quién le interese, seguiré publicando. Voy a poner unas fechas de publicación. Serán los miércoles y los sábados, ya que publicaré dos capítulos por semana.

Y eso es todo

Aquí se despide Luthien, ciao!