Freya
La discoteca estaba llena de gente, justo donde yo estaba, era como una especie de placo, que rodeaba la pista principal.
Había mucha gente.
Las chicas que estaban a mi lado, tenían el pelo de colores y estaban bailando acorde con la música.
Me llevé algún que otro manotazo o empujón.
Me di cuenta que todas y cada una de las personas en el palco, tenían en la piel pegado como, ¿purpurina?
Raro.
La única palabra para describirlo.
Me fui abriendo paso en la gente y me acerqué al borde del palco.
Que hubiese tanta gente me agobiaba. En ningún momento me quité la capucha, porque no quería que nadie me reconociese.
Cuando me asomé, vi una pista roja en el medio, y otra un poco más bajita de color azul.
Las dos pistas estaban llenas de gente gritando y bailando. Había tanta que seguro que no cabía alli ni un alfiler.
¿De donde había salido tanta gente?
¿Estoy alucinando?
Habré bebido demasiado...
¿Por qué nunca hhabía visto esta discoteca?
Decidí bajar a echar un vistazo y ya de paso tomar algo ya de paso.
<< Primero haber si consigo respirar entre tanta gente ahí abajo>>
Llegué sobre la mitad del palco circular, donde había unas escaleras.
Y bajé a la planta de abajo.
A la pista azul.
Esta era peor que el palco, había mucha mas gente!
Mientras me hacía paso entre aquella masa de gente, me miraban y paraban de bailar, como si yo fuera la rara.
Como si nunca hubieran vistoa una chica con una capucha puesta.
¿Porque me miran asi?
¿¡Acaso han visto ellos las pintas que llevan!?
La gente de aqui abajo tambien tenía purpurina brillante pegada en la piel.
Literalmente me recorrí toda la pista azul buscando la barra para que me sirvieran una copa, y justo cuando la encontré no había nadie.
En los estantes de detrás de la barra había cantidad de botellas con líquidos de colores dentro.
Había amarillo, verde, rosa, azul y púrpura.
Cuando me giré dispuesta a irme, un chico, salió de detrás de la barra.
Tenía el pelo negro, ojos azules y no estaba mal de cuerpo. No iba vestido como el resto, es decir, iba como un camarero: camisa y pantalones negros.
¡Y como no, tambien tenía la dichosa purpurina en la piel!
-¿Querías tomar algo?- dijo seductoramente.
-No, gracias - dije.
<< Se me habían quitado las ganas>>
-Venga, invita la casa.
-¿Eso se puede hacer?- dije arqueando una ceja ante su respuesta, que, sinceramente me había dejado atónita.
-¡Claro! Nadie se dará cuenta.
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9 MESES Y 38 DIAS
Teen Fiction¿Estarias dispuesto a vender tu alma al diablo con tal de tener 9 meses cumpliendote todos los deseos que quieras? Descubre lo que le pasa a Freya, una chica normal y corriente de la que todos tienen una visión equivocada. Su vida no la agrada del...