CAPITULO 3

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- Claro, eres el diablo...- dije irónica de nuevo.

-Cariño - dijo él - no tientes a la suerte.

Le mire extrañada.
Observé todas y cada una de las fotos que tenía encima de la mesa.
Eran todos retratos suyos enmarcados, como las típicas fotos que tiene un padre o una madre de su hijo.

-Aqui sales muy bien - dije señalando una foto.

A continuación le miré y cambié de tema rápidamente.

-Bueno, ¿de qué querías hablar?- pregunté de una vez por todas, esta espera me inquietaba.

- Quiero proponerte un trato, y créeme te va a gustar.

- ¿Y de que se trata?- dije inocente.

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Jenette

Dejamos a los chicos con los que estábamos hablando con otros y aprovechamos para irnos.

Cogí a Madison de la mano e intentamos pasar entre los estrechos y claustrofóbicos pasillos de la discoteca.

Bajamos las escaleras que daban a la salida.

-Madison, ¿Has visto a Freya? No me coge el móvil la he llamado 5 veces y nada. ¿Dónde crees que estará? Dijo que iba al baño y dentro de la discoteca no está.

- Deja de preocuparte por todo,!estamos de fiesta! - dijo Madison ignorando por completo que nuestra amiga hubiera desaparecido.

-!Madison!- Dije dándola en el brazo en señal de queja - ! Hemos venido aquí juntas y tenemos que irnos juntas! Prueba a llamarla tu porfa.

Madison o intentó 3 veces y Freya sigue desaparecida.

-Habrá que buscarla- dije

- !Estas loca! Tenemos muchos sitios donde buscar.

-¿Y que quieres que haga?- dije ya cansada de intentar encontrarla.

-No se...- dijo Madison agachando la cabeza.

Esto sería como buscar una aguja en un pajar, es decir, imposible, y conociendo a Freya de fijo se iba ido por sitios extraños, callejones y quien sabe donde se había metido aquella rebelde sin causa.

A lo mejor se había ido a casa.... no creo. ¿Esta chica a casa ya?¿ Sin despedirse?

Era imposible.

Madison y yo bajamos por la calle de la discoteca.

Miramos en cada rincón, en cada callejón y en cada sitio.

Recorrimos otras calles buscándola que fueran cercanos a la discoteca y nada.

-¿Y si miramos en otras discotecas?

-¿¡Eres consciente de que son enormes!?- dije alterada.

-Si, pero no perdemos nada por buscarla allí.

Tenía razón. Por una vez en su vida Madison tenía razón.

Entramos a una discoteca cercana, era enorme, tenía 5 plantas y por dentro eran como laberintos.

Me aterrorizaba la idea de no poder encontrarla por ningun lado o que la pasase algo.

Aquella discoteca estaba llena de gente. No la encontraremos nunca.

Nos acercamos a unos guardias de seguridad que estaban al lado de la puerta.

-Perdone, - dije educadamente- estamos buscando a una chica bajita, ojos azules, pelo muy muy negro...¿ la ha visto?

9 MESES Y 38 DIASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora