—¿Y esa sonrisa que fue?— pregunté mientras mi hermano arrancaba. Vi como miraba que hubiese tenido puesto el cinturón de seguridad antes de mover el auto. Rodé los ojos. Desde que aquel idiota me chocó y el descubrió que yo no llevaba puesto el cinturón de seguridad ahora es un obsesivo compulsivo con eso.
—¿Y esa sonrisa cuando te despediste de Alejandro que fue?— me preguntó evadiendo responderme.
—Touché—no pensaba responder tanto como él tampoco pretendía hacerlo. Aunque aún su semblante era divertido e intentaba suprimir una sonrisa.
—¿Aprendiste algo?—preguntó después de un rato de un silencio agradable solo acompañado por la música de Twenty One Pilot—. ¿ Es buen profesor?
—Si— respondí un poco molesta—. Me explica no solo como resolver un problema sino como entenderlo. Odio que sea tan bueno, solo lo hace más...— me callé antes de decir una locura— más presumido.
Giré mi cara para ver pasar los árboles en la carretera, pero sobre todo para ocultar el calor que sentía desde hace un tiempo alojado de forma permanente en mis mejillas, en especial cuando Alejandro estaba en la escena o en la conversación.
Todo por esa desgraciada fantasía.
El resto del camino fue silencioso. Solo quería llegar a mi cama y acostarme bajo mis sabanas hasta el día siguiente. Mi cuerpo se sentía no solo tenso sino exhausto y pesado. Sin embargo cuando por fin apoyé la cabeza en la almohada no pude dormir.
Lo que comenzó con un repaso sencillo del día, me llevó otra vez a la casa de Hottie, lo cerca que estuvo cuando me explicaba aquel ejercicio de distribución, lo bien que olía. O cuando tomó mi mano para que parara de borrar un ejercicio que creía malo para él revisarlo primero. O el estúpido y desgraciado hoyuelo que se le formó en su mejilla cuando terminé con éxito el primer ejercicio.
Maldito hoyuelo.
Me hizo tomarme el segundo vaso de leche de un solo trago para aplacar el calor que sentía. La próxima vez que fuese a su casa tendría que llevarle un litro de leche para reponer el que me tomé.
¿Por qué leche?¿Por qué?.
Yo sabía por qué dije eso, me preguntó justo cuando aún fantaseaba con él, en una noche que nunca sucedió. Si él tan solo supiera el orgasmo que me dio sin ni siquiera estar presente...
Me quité las sabanas de un golpe, comenzaba a sentirme acalorada. Me encontraba mirando el techo después de una hora de intentar conciliar el sueño cuando me rendí. Le mandé un mensaje a Nicole:
—¿Estás despierta?— pregunté
—Sí, ¿y tú?
—No, estoy dormida— respondí agregando un emoticón que voltea los ojos.
—Yo también. Vente.
Me levanté y me coloqué sobre mis pijamas un suéter. Caminé por los pasillos oscuros y vacíos de la residencia y subí los tres pisos que me separaban de mi amiga. Cuando llegué a su pasillo me estaba esperando en la puerta de su habitación
—Te ves fatal, deberías dormir— me dijo mientras me entraba en su habitación. Me lancé sobre su cama y ella se tiró a mi lado.
—Me veo mejor de lo que me siento. No podía dormir. ¿Cuál es tu excusa para estar despierta aún?.
—Soy lesbiana y me acosté con un tipo. ¿Y la tuya?.
—Tú ganas— respondí.
—No respondiste mi pregunta— dijo girándose para encararme.
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Estúpido Nerd Amor.
Teen FictionLa vida de Megan Asper es la típica vida universitaria: la más popular envidiada por todas, buena fiestas y buen sexo; hasta que se topa con Alejandro Hott, un nerd que es inmune a sus curvas, su pecho prominente, sus caderas de infarto, su melena d...