—Te digo que estoy bien—dijo Taylor con voz cansina—. No es que la haya superado del todo, pero no creo que termine follándome otra vez un taco de pool
—Dime que me estás jodiendo y que no te follaste ese taco. ¡Ay por Dios! El taco te follo a ti, ¿verdad?—fingí estar horrorizado. Me gané un golpe en la nuca pero valió la pena.
—No hubo penetración, pero si nos rozamos—explicó con mucha seriedad y supe que estaba siendo sincero. —Ya que hablamos de follar, tengo dos números para ti, que te los daré si uno es mío.
Balanceó en mi rostro dos papelitos con algunos números anotados hasta donde pude ver. Uno de ellos tenía una mancha rosa, que parecía ser un beso.
—Esta chica—señaló al del beso rosa— es pequeña, compacta y practica ballet, ¿sabes lo que eso significa verdad? ¡flexibilidad!. Y esta otra, es una morena que práctica pole dance, ni siquiera hace falta que te diga lo que eso significa. Y esa mi hermano del alma, es la que quiero para mí.
Me reí sin poder evitarlo, las caras que hacía cuando describía a las chicas me parecían muy graciosas. Sin embargo y para la sorpresa de él y la mía propia, no estaba interesado.
—Puedes quedarte con las dos bro.
—¿De qué hablas? Si quieres a la de pool dance no hace falta que me hagas un berrinche.
—No hago un berrinche. No quiero a ninguna de las bailarinas—respondí con sencillez, restándole importancia
—Bien, puedo conseguirte a aquella chica que conseguimos haciendo pesas en el gimnasio. Tiene cara que le gusta estar arriba, ser vaquera toda la noche—hizo el gesto de lo que él creía que era una vaquera, agitando un lazo por encima de su cabeza, con sus piernas abiertas y flexionadas.
Me reí a carcajadas por un buen rato.
—Puedes quedarte a las bailarinas y a la vaquera, de verdad que ahorita no estoy interesado.
—¿Qué está pasando que no me estás diciendo?
Sé que no era lo más masculino del mundo sonrojarme por su pregunta, pero no pude evitarlo. Él era mi mejor amigo y lo conocía desde hace muchos años. Estuvo a mi lado cuando Carolina, la travesti me había trastocado el cerebro, y me ayudó a realizar las inspecciones de manzana de Adán hasta que superé el trauma. Y yo había estado a su lado cuando tuvo que hacerse los exámenes por herpes genital, pero que al final resultó ser solo un hongo que había contraído por bañarse en aquel lago contaminado. Y a pesar de todo eso, no podía contarle lo de Mikaela, porque lo primero que me diría una persona sensata es que me alejara de ella, y con franqueza debería reconocer que no podría hacerlo.
—Nada. No pasa nada
¿Por qué tenía que sonar tan afeminado con esa respuesta?
—¿Estás saliendo con alguien?
—No, es solo que entre mis clases y las tutorías de Megan no tengo tiempo para mucho. Si no dedico más tiempo a estudiar comenzaré a retrasarme
Bien, por fin digo algo razonable.
—Las tutorías...—dijo pensativo— Ya veo.—terminó con una pequeña sonrisa ladeada.
—¿Qué?—era mi turno de fingir inocencia.
—Nada bro. Todo está bien.
Me dio unas fuertes palmadas en el hombro mientras sonreía. Lo miré extrañado, pero en el fondo agradecí que no siguiese insistiendo. Caminamos hasta la mesa donde estaban sentadas Nicole y Megan. Nicole lucía un poco cansada, tenía pequeñas sombras moradas debajo de sus ojos y no dejaba de bostezar a cada rato.
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Estúpido Nerd Amor.
Novela JuvenilLa vida de Megan Asper es la típica vida universitaria: la más popular envidiada por todas, buena fiestas y buen sexo; hasta que se topa con Alejandro Hott, un nerd que es inmune a sus curvas, su pecho prominente, sus caderas de infarto, su melena d...