CAPÍTULO 32. Para luego es tarde

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Una mañana más levantándome duro.

Mikaela estuvo en todos mis sueños, seduciéndome y atormentándome.

¿Se acabará algún día?

No lo creo.

Las clases habían terminado por hoy y estaba en el gimnasio tratando de agotar mi cuerpo, quizás si quedaba exhausto mi entrepierna tampoco pudiese pasar la noche despierta palpitando contra mi pantalón, torturándome.

Ya en mi habitación me di una ducha rápida y pasé a buscar a mi hermana y a Nicole. Hoy en la noche tendríamos una cena en casa de Taylor, donde este aspiraba hablar con Nicole con éxito.

Aun no estaba del todo seguro que papel pintaríamos allí Megan y yo, seguía pensando que era algo que ellos debían hablar a solas, sin embargo sé que mi amigo se sentiría más calmado conmigo cerca, aunque también Nicole se podría sentir atacada por todos, como se los expliqué.

Pero, una vez que a mi hermana se le mete algo entre ceja y ceja no desiste hasta conseguirlo. Así que aquí estoy, esperando que mi insistente hermana y su preñadísima amiga terminen de arreglarse.





La cena transcurrió con una agradable conversación. Taylor estaba nervioso y por ende trataba de hablar solo lo necesario. Sin embargo veía toda esta situación a la distancia. Taylor parecía una bomba a punto de estallar y Nicole no se quedaba atrás, masticaba con tanta lentitud cada bocado que estaba seguro de que sabía lo que se vendría después y lo demoraba lo más que podía. Mi hermana aunque estaba atenta a toda la conversación la vi perderse varias veces dentro de su mente, la tenía que traer de regreso apretando su mano por debajo de la mesa.

No podía culparla, yo mismo me encontraba a kilómetros de distancia, con Mikaela.

—No puedes abortar—la voz de Taylor me sacó de mis ensoñaciones. No sé cuánto tiempo había pasado perdido en mi cabeza, pero estaba seguro que había sido el tiempo suficiente para que la bomba que significaba Taylor, explotara.

—No puedes decirme que hacer—respondió Nicole alterada.

—Puedes hacer con tu vida lo que te plazca, pero ese bebé también es mío y no puedes acabar con la suya. Te lo prohíbo.

¡Oh no, no dijo eso!

—Tu eres nadie para prohibirme algo—Nicole siseaba de la furia.

—Soy el padre de ese bebé.

—Solo eres carga genética—su voz de desprecio fue hiriente.

—Llámalo como quieras, yo lo llamo paternidad. ¿Y quieres saber cómo llamo al aborto? Asesinato.

Nicole ahogó un grito con sus manos. Sus ojos lanzaban puñales directos al cuello de mi amigo, casi creí que se lanzaría directo a su yugular. Megan intentaba calmar la situación pero la tomé por la cintura y la senté una vez más en su silla.

—Megs, ellos deben arreglar esta situación solos—insistí.

—Es muy fácil para ti tomar esa decisión cuando no es tu vida la que cambiará por completo—replicó Nicole—. No eres tú el que tendrá que estudiar y trabajar; y eso en el mejor de los casos de que no tenga que dejar la carrera.

—Yo te ayudaré con todos los gastos, maldición, te mantendré de por vida con tal de que tengas al bebé—Taylor estaba desesperado, pero estaba siendo sincero.

—No se trata de dinero. No lo entiendes Taylor, toda mi vida girará en torno a ser mamá cuando yo...—Nicole reprimió un pequeño sollozo.

—Pues explícame, ilumíname.

Estúpido Nerd Amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora