Pasé el fin de semana con mi hermano, y fue lo más terapéutico que pudimos hacer. Aquel viernes, vaya que drené todo lo que había estado conteniendo todo este tiempo.
Él me escuchó atento, sin reírse cuando le contaba mis intentos fallidos de seducir a Alejandro. No pude decirle lo que había pasado aquella noche en casa del hottie, solo le dije que habíamos pasado la noche abrazados. Esa parte aún me dolía demasiado, pero si le conté como había abierto mi corazón a él y como Alejandro solo huyó.
Después fue su turno.
No puedo decir que me sorprendió cuando me dijo que le gustaba Mikaela, pero sí que no fuese capaz de decirme cuanto la amaba. Lo evitó a toda costa y no insistí, quizás era algo, que como yo, el necesitaba guardarse por lo doloroso que le resultaba.
Y vaya que Mikaela tenía bien puestos sus ovarios, mira que rechazarlo no era fácil para ninguna mujer y sin embargo ella pudo hacerlo sin piedad.
Ryan me dio permiso para reírme cuando me contó las cosas locas que había hecho con Félix y lo hice hasta que me dolió el estómago y supliqué por aire.
No conocía esa faceta de mi hermano.
Tuvimos que madurar tan deprisa cuando comenzó el divorcio y más rápido aun cuando nos emancipamos, que esas locuras adolescentes no pudimos hacerla. Mikaela saca ese lado de él y me encanta, así que lamento tanto que no sea correspondido. Aunque...
—Meggie—el grito de Nicole me sacó de mis elucubraciones—. Se lo dije a Tay.
—¿Qué?.
—Que se lo conté...
—Te escuché tonta, solo que pensé que tendría que torcerte el brazo para que se lo dijeras. ¿Cómo se lo tomó?—pregunté mientras la llevaba hasta el estacionamiento, buscando la privacidad que necesitábamos.
—Bueno, fue esta mañana. Estaba vomitando como ya es de costumbre y Andrea llamó a Taylor asustada porque casi me desmayo. Cuando él llegó insistieron en llevarme al médico y no quise que se enteraran porque otro se lo dijese. Y comenzaron a presionarme y tú sabes cómo me pongo cuando me presionan.
—Oh no— me lamenté, mi amiga no soportaba presión.
—Si. Terminé gritándoles que estaba embarazada. Taylor casi se desmaya, menos mal que estaba cerca de la cama porque allí se desplomó. Andrea en cambio comenzó a llorar y...—Nicole tuvo que respirar para calmarse mientras limpiaba su rostro de las lágrimas—. Me terminó. Me dijo que no podía con esto, que ella no había estado segura de una relación, y que habíamos dicho que iríamos paso a paso, pero un embarazo era algo que en definitiva se saltaba muchos pasos.
—Lo lamento Nico—dije mientras la envolvía en un abrazo.
—Entonces Taylor reaccionó y comenzó a hablar de matrimonio, de salir adelante, de que me mudase con él, que este fin de semana podíamos hacerlo. Y yo no podía ni responder, él hablaba tan rápido que me costaba seguirle el ritmo. Entonces consiguió los papeles que me dejaste, ¿sabes?, la información sobre adopciones, aborto y las ayudas para madres solteras. Si, las he estado leyendo Meggie— agregó ante mi cara—. Y me exigió una explicación. Tuve que confesarle que no sabía si lo tendría, y Tay se volvió a desplomar otra vez, me pidió y rogó que lo tuviese, que lo intentáramos juntos, que tendríamos una relación abierta. Terminamos teniendo una horrible discusión Meggie y no pude seguir soportándolo, solo salí de la habitación, dejándolo solo.
Nicole comenzó a llorar desconsolada. No sabía que decirle para calmarla, así que me dediqué a abrazarla y acariciar su cabello. No sé cuánto tiempo la tuve en mis brazos, no me importaba perderme las horas de clases, estar con mi amiga en este momento, era lo que tenía que hacer.
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Estúpido Nerd Amor.
Roman pour AdolescentsLa vida de Megan Asper es la típica vida universitaria: la más popular envidiada por todas, buena fiestas y buen sexo; hasta que se topa con Alejandro Hott, un nerd que es inmune a sus curvas, su pecho prominente, sus caderas de infarto, su melena d...