¿Cómo accedí a esto?.
Si solo de pensar en Mikaela tengo una erección.
¿Cómo diablos consentí a pasar el día entero en su casa?.
De pensarlo ya se me endurece...
¡Mierda!.
Y como si eso no fuese poco, apenas llego en vez de huir o de ocuparme en cualquier cosa, decido ir a buscarla a su habitación, donde está sola. ¡Sola!.
Me siento de dieciséis años otra vez, caminando cachondo por la vida. Me armé de valor antes de abrir la puerta, porque no es que no pudiese dar media vuelta y mandar a su hermano a buscarla bajo cualquier pretexto, es que deseaba entrar en esa habitación.
Toqué un par de veces pero no abrió, escuchaba la música filtrándose por el resquicio de la puerta. Me atreví a abrir y asomé la cabeza con lentitud, no quería conseguirla desnuda.
Bueno, si quería, pero por lo menos fingiría que fue accidente.
Mikaela estaba con un libro en su mano, bailando Pumped up kicks de The Foster People con unos movimientos sencillos, dando pequeños saltitos en el coro. Abrí la puerta por completo y me recliné en la orilla admirando sus curvas contonearse.
En este punto de mi vida, esto era una escena pornográfica para mí.
Sus senos rebotaban con los brinquitos y tuve que desviar la mirada. Cuando se dio vuelta se quedó paralizada por un momento, pero se recuperó con rapidez y se acercó a mí con sus saltitos.
Lanzó el libro sobre la cama y me tomó de la mano, halándome hasta el centro de la habitación para hacerme bailar junto a ella. Cuando el coro comenzó a sonar otra vez me animó a saltar con ella. No podía sentirme tonto, no con ella y su adorable sonrisa mientras cantaba y sus movimientos más tontos aún. La tomé por la cintura y la uní a mi cuerpo para seguir algún tipo de baile mientras reíamos. Le di unas cuantas vueltas sobre su eje y cuando nos giramos saltando al ritmo de la música, Megan y Alejandro estaban en la puerta.
Sus rostros eran divertidos y extrañados. Yo frené en seco, sin perder la sonrisa eso sí, sin embargo Mika siguió bailando como si no existiesen. Comenzó a sonar Rude de Magic casi de inmediato y le hice una mueca a mi hermana mientras retomaba el baile loco con Mikaela.
—Te dije que mi hermano era inofensivo—murmuró Megan haciendo que Alejandro girara y empujándolo para irse. Me dedicó un guiño cuando desapareció por el pasillo.
No sé ni cuantas canciones bailamos, pero si sé que fue después de Safe and Sound de Capital Cities, cuando se lanzó en la cama agotada y yo me tiré a su lado. Ambos jadeábamos con fuerza por el ejercicio que hicimos.
—Esto es mejor que trotar, debes reconocerlo—me dijo aún boqueando por aire.
—Es más divertido, te concederé eso— respondí—. Bajemos a ayudar.
—Deja que disfrute el momento—y girándose me susurró al oído—. No todos los días te tengo jadeando en mi cama
—¡Mikaela!—me levanté tan rápido como me fue posible de la cama. Ella me miraba divertida y yo trataba de que no notase la pequeña erección que me causó con sus palabras.
Aun riéndose de mí, se levantó de la cama y apagó la música. Comenzó a desconectar los cables del estéreo
—Ayúdame ¿quieres?— pidió.
Bajamos las escaleras y colocamos la música en el patio, donde nos sentaríamos para el postre más tarde. Era una tarde bastante fresca, el sol calentaba mi piel, pero la brisa la refrescaba.
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Estúpido Nerd Amor.
Novela JuvenilLa vida de Megan Asper es la típica vida universitaria: la más popular envidiada por todas, buena fiestas y buen sexo; hasta que se topa con Alejandro Hott, un nerd que es inmune a sus curvas, su pecho prominente, sus caderas de infarto, su melena d...