—Ya me pasó la lista, hace falta... todo.
—¿Pero qué come esa gente?
—Te dije que siempre piden comida para llevar, y una que otra vez algunos sándwiches o cereal.
—¿Qué más te dijo Alejandro?—preguntó mi hermano.
—Que no deberíamos molestarnos— mentí y seguí empujando el carrito por el supermercado.
La verdad es que le había pasado una lista de las cosas que necesitábamos para saber que ya tenía en su casa y él acababa de remitirme la lista con lo que no tenía y un mensaje que decía «!Pero que ordenada!. Me encanta». Solo con eso me hizo sonreír y quizás ruborizar.
Estúpido nerd.
Escogí con mucho cuidado todo lo que compraríamos, no era algo que se escaparía de nuestro presupuesto, pero no podía evitar siempre estar atenta de todas las cosas que gastábamos. Yo era muy maniática con cada factura o comprobante de pago, con un gran orden, solo eso me generaba tranquilidad.
Con todo empaquetado y en el auto, nos dirigimos a la casa de los Hott. Se me hacía raro estar en esa misma vía sin mis cuadernos, pero más extraño se me hacía volverlo a ver después de haber despertado a su lado enroscada a su torso.
Mis mejillas se encendían con solo recordarlo.
Tengo que controlarme, o Ryan me descubrirá.
Aparté mis pensamientos de ese recuerdo. Mi hermano, en cambio, manejaba tenso, apretando su mandíbula y el volante con fuerza. Sé que estaba preocupado por lo que le había ocurrido la noche anterior pero ya se le pasaría. Había leído que era un caso muy común entre los hombres, sobre todo cuando tenían altos niveles de estrés. Quizás las clases le estaban afectando más de lo que había pensado, o sus continuos viajes para mi tutoría lo tenían cansado. Tampoco ayudaba nuestra situación económica, aunque yo la llevaba bien controlada, sé que siempre era un punto de estrés para ambos, y era por esa razón es por la que era tan maniática con nuestra economía, era una forma de contribuir.
Cuando aparcamos, la puerta se abrió y Alejandro salió con unos jeans y una franela roja con una imagen del reactor de Iron Man en el pecho. Se acercó a nosotros apresurados, me dedicó una sonrisa y un beso en la mejilla, colocando su mano en mi cintura y dándome un pequeño apretón. Me derretí en ese momento y cuando me soltó tuve que sostenerme del auto para que mis rodillas se repusieran. Por suerte mi Hottie no me vio porque se fue hasta el maletero del auto, le dio una palmada en la espalda a mi hermano en forma de saludo y lo ayudó a sacar las bolsas.
—Brutal—exclamó mi hermano señalando su franela.
—Me están cambiando de team— y girándose me guiñó un ojo.
Se la había puesto por mí.
Recordó que era del team de Iron Man.
Intentaba mantenerme serena, pero me la estaba poniendo difícil.
Caminé detrás de ellos con mucha dificultad y mi corazón martillando con fuerza en mi pecho. No estaba segura de lo que eso podía significar, pero lo que si tenía muy claro es que por fin, por fin, Alejandro me había coqueteado.
Apreté mis labios para que la inmensa sonrisa que amenazaba con traicionarme no se escapara.
—¿Y dónde está Mika?— preguntó Ryan, dejando las bolsas de la compra sobre la encimera.
—Arriba en su cuarto— respondió Alejandro. Y luego agregó: —Claro, ve.— cuando mi hermano preguntó con un gesto si la buscaba.
—No tenían que tomarse ésta molestia— comenzó a decir, pero lo interrumpí.
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Estúpido Nerd Amor.
Teen FictionLa vida de Megan Asper es la típica vida universitaria: la más popular envidiada por todas, buena fiestas y buen sexo; hasta que se topa con Alejandro Hott, un nerd que es inmune a sus curvas, su pecho prominente, sus caderas de infarto, su melena d...