CAPÍTULO 25. Me han dicho cosas peores

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—Oye Hottie— grité a través del pasillo. Lo había estado buscando por varios minutos.

Él se giró hacia mí y con un movimiento de cabeza me indicó que caminara con él.

—¿Por qué no fuiste a desayunar?—pregunté con curiosidad.

—Tengo muchas cosas que hacer y no me dio tiempo. ¿Para eso me buscabas?.

—Fernando se acercó en el desayuno—esperé una reacción molesta de su parte, pero nunca llegó así que continué—. Resulta ser que la ganadora del maratón de películas es la anfitriona para el siguiente, pero como mi habitación es muy pequeña, pensé que quizás podríamos hacerlo en tu casa—consulté apenada.

Él permaneció inmutable, caminaba con gran prisa por los pasillos y comenzaba a costarme trabajo seguirlo.

—Sería el viernes—insistí buscando una respuesta.

—El viernes no puedo—dijo al cabo de un momento— tengo una cita con Lucia.

Me frené en seco y me negué a dar un paso más. Un par de pasos más adelante notó mi ausencia y se volteó para buscarme. La sangre comenzó a bullir en mi interior. Me recompuse de la impresión inicial, erguí mi espalda, metí mi estómago, saqué pecho y alcé mi barbilla. Con paso decidido me acerqué hasta él y lo tomé por uno de sus tirantes verdes y lo arrastré a pesar de sus quejas hasta el salón más cercano.

Había tres muchachos entretenidos con sus libros.

—¡Fuera!—y sin mayor preguntas abandonaron el salón.

—¿Qué está pasando Alejandro?—crucé mis brazos sobre mi pecho, tratando de controlar la rabia que amenazaba con hacer que lo estrangulara.

—No sé de qué estás hablando Megan.

—No me vengas con esa mierda Alejandro. Córtalo ya—vi la fachada de inocencia que estaba tratando de mantener como se resquebrajaba.

—¿Qué te está pasando conmigo? Has estado evitándome y actuando con total frialdad después del sábado.

—Escucha Megan, lo del sábado fue... —sopesó sus siguientes palabras y rogué que no fuese a decir algo estúpido—. Somos amigos Megan.

Y si dijo algo estúpido.

¡Amigos y una mierda!

No parecías mi amigo cuando estabas gimiendo—tercié antes de poder retirar mis palabras. Él torció el gesto

—Lo lamento, no quería que pensaras que había significado algo más que cosa de una sola vez.

Sus palabras me dolieron. Tuve que reprimir las ganas de asesinarlo así como las de ponerme a llorar.

—No puedo creer que me estés diciendo esto—confesé con sinceridad, tratando de que no se notase todo lo que me estaba afectando.

—No entiendo por qué te estas complicando tanto, tu deberías saber más sobre esas cosas de una sola noche.

—Eres un idiota—exploté— si querías que fuese cosa de una sola noche tuviste que decirlo antes...

—Escucha —comenzó a decir con voz fría— Yo sé que solo soy uno más de entre tantos, esto no tiene por qué afectar nuestra amistad. Tampoco es como si pudiésemos estar juntos, ¿no?.

—Explícate.

—Megan, yo soy virgen y llámame anticuado si quieres o incluso femenino, pero a mi si me interesa con quien tendré sexo, entiendo que para ti eso no sea importante, pero por esa misma razón es que no pudiésemos estar juntos, tú no le das importancia con quien te acuestas, pero yo sí. Eres una chica agradable, mucho más que Aurora, y sé que no engañas a las personas con las que estás, pero al final del día ambas son iguales, viven una sexualidad... sin límites.

Estúpido Nerd Amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora