Hoy era el gran día de la fiesta, era un día bastante soleado y la verdad es que no me agrada mucho el calor, ya que hoy hay que hacer muchas cosas.
Los preparativos fueron hechos muy temprano por Sebastian, vaya que este hombre es muy rápido y talentoso. Bueno, el conde mando a todos sus sirvientes a arreglarse para la gran fiesta.
Me puse el vestido negro que tanto me gusto y me maquille con máscara de pestaña y un poco de lip gloss. Me veía bonita.
Salí de mi habitación y vi a un Sebastian arreglado más que nunca, a pesar de que el siempre se arregla mucho hoy lo estaba mucho más.
- hey! Hola Sebastian~ estaba un poco sonrojada por el calor.
-Hola (tn) te ves bien~ ¿qué le pasa a este hombre? ¿tanto le cuesta decir que me veo bonita?.
-¿(tn)? ¿Estás ahí? ~ Vaya que soy torpe, ahora pensara que soy tonta.
- Mm.. sí, lo siento estaba pensando en los detalles de la fiesta y ...~ me interrumpió.
-Debemos bajar ahora mismo, los invitados debe estar por llegar~ dijo.
Bajamos y la sala estaba todo decorado, cada rincón pero si exagerar, se veía bien.
-Wow Sebastian, gran trabajo~ dije y me sentí algo observada.
Miré hacia todos lados y me encontré con un hombre parecido a Sebastian, era alto, pelo castaño oscuro para no decir negro y unos ojos dorados muy bellos pero cubiertos con unas gafas no del todo lindas. Se encontraba con un chico rubio. Suponía que era su mayordomo por como estaba vestido.
-Hey! Sebastian ¿quien es el?~ pregunté señalando aquel hombre.
- El es Claude Faustus.. mayordomo del conde Trancy~ dijo un poco rencoroso.
- ¿Qué pasa? ~ mencioné.
-¿De qué habla? ~ dijo mirándome. Hasta que se digno.
-¿Mantienen algún tipo de rivalidad con el conde Trancy? ~ pregunté.
-Ellos tienen un problema con nosotros, yo solo me encargo de cuidar a mi amo~ dijo frío como siempre.
-Iré a saludarlo~ Me dirigía a saludarlos pero una mano me detuvo, observé y era dé Sebastian.
-¿Quiere concederme esta pieza?~ preguntó.
- Mm.. claro~ asentí y me tomo de la cintura, me llevo a la pista de baile.
Comenzamos a bailar pero no podía de dejar de pensar en ese hombre llamado Claude, no sé si estoy loca pero el me estaba viendo. Solo corrí mi mirada de el y vi como me observaba Sebastian tenía su mirada fija en mi cara, como si estuviera viendo cada detalle de mi cara, me sentía apreciada.
-Sebastian ¿Pasa algo?~ pregunté cómoda.
-Solo estaba observando~ dijo pensativo.
Se dirigió a mi aquel hombre con gafas y comenzó a hablarnos.
-¿Me concede esta pieza? ~ dijo con una voz ronca.
- Mmm.. sí~ dije algo nerviosa.
Me tomó de la cintura y comenzó a bailar muy cerca mío pero para nada me sentí incomoda, puse mi brazo en sus hombros.
-¿Cómo se llama? ~ preguntó.
-(tn) ¿Claude?~ pregunté y soltó una sonrisa cautivadora.
-¿Cómo supo mi nombre? Ah ya veo, ese hombre de ahí~ señalo a Sebastian quien nos miraba fijamente y pude ver algo de decepción en su mirada.
-Sí, me dijo que eras el mayordomo del conde Trancy~ dije sin más. Asintió.
-Déjeme decirle esto pero se ve muy linda así~ wow, este hombre si que es espontáneo.
Narra Sebastian:
No sé que me ocurrió pero ver a (tn) con Claude, me provoco una sensación de dolor, decepción, no sé como llamarlo realmente, entonces fui a ayudar a mi amo.-Nos vemos (tn) un gusto haberla conocido~ me besó en la mano y se retiró.
Vi como Sebastian estaba más distante de lo normal, o sea ¿qué mosca le pico a este?
Fui hacía mi habitación me estaba cambiado de ropa hasta que escucho un golpe en la puerta.
Abrí rápidamente la puerta y me encontré con un Sebastian indiferente.-(tn) necesito que este despierta, debe limpiar la mansión ~ dijo frío.
-Pero es de noche y estoy cansada...~ me interrumpió.
-Pero nada, es lo único que debes hacer~ dijo.
-Pero necesitó ayuda, esta mansión es demasiado grande~ dije cansada.
-Tengo cosas más importantes que hacer, hasta luego (tn)~ se retiró sin más.
Maldito idiota pensé. ¿Cómo puede ser así? Frío, distante y sin ningún tipo de sentimiento, a caso ¿El jamás se ha sentido cansado? Al parecer no.
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Sí, tenemos sentimientos. (Sebastian y tú)
Hayran Kurgu(Tn) Una chica muy esforzada estaba en busca de trabajo, hasta que chocó con el destino, un hombre con traje y unos finos guantes blancos, que hicieron que su vida cambiara en un instante.