Atrapados en el ascensor

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Al estar en casa, fui directo al baño para preparar el tan mencionado baño de burbujas, el chocolate caliente no iba a funcionar para el estrés ya causado por la escoria al que llamo nuevo vecino, así que decidí abrir una botella de vino y llevarla conmigo, entonces pase por mi librero y opte por tomar a cazadores de sombras cuidad de cristal, que es mi libro favorito y lo he leído varias veces y no me canso de leerlo.

Ya era de mañana y después de ese baño relajante fui a la cama, y dormí como un bebe hasta que lo más odiado por el ser humano retumbo en mis oídos. Cuando sonó la alarma salte de la cama y el efecto de consumir alcohol afecto todo mi ser, cuanto hubiese deseado quedarme en la cama y lo hubiera hecho, pero tengo una reunión con un nuevo publicista y tengo que estar en dos horas en la oficina.

Termino de arreglarme y voy directo al ascensor y espero a que llegue a mi piso, al llegar entro y marco el piso de los parqueos y cuando se están cerrando las puertas una mano evita que las puertas se cierren,  demonios no puede ser, es lo primero que me llega a la mente.

- Su majestad, como amenaces, no muy bien por tu apariencia.- Dice la escoria que tengo por vecino.

- Hola escoria, no me importa lo que digas de mi.- Le digo con la peor actitud que mi cansado cuerpo puede decir.

- Vamos Kat, sonríele a la vida, me tienes a mí a menos de dos pasos.- Y vuelve esa maldita sonrisa que quisiera que quite de una maldita vez .

-Mira idiota. - No pude terminar la frase por el horrible sonido que salía del ascensor y se apangan las luces. -Dios mío ¿por que hoy?

Me siento con desesperación en el suelo del ascensor y no salía de mi mente la reunión que tenía en menos de dos horas, mientras pienso y pienso siento que me tocan el hombro y mi estrés aumento.

-Dom necesito pensar, por favor no me toques.- Le digo a mi acompañante de atascamiento.

-Tranquila zanahoria, si tanto te molesta mi tacto te suelto, pero todos saben que tienes sentimientos por mi.- Dijo Dom con cara de alegría.

-El único sentimiento que tengo por ti es el desagrado.- Digo con el mayor enojo posible.

Respiro y trato de calmarme, luego de unos largos segundos, busco en mi bolso mi celular para informar a la oficina acerca de mi pequeño percance, cuando lo encuentro la decepción volvió a mi vida mi celular estaba apagado y miro a Dom con una cara de desesperación y creo que el la mal interpreto.

-No voy a tener sexo contigo y menos en un ascensor que está parado.- Dijo el con desagrado.

- Hahahahah no quiero tener sexo contigo, necesito que me prestes tu celular para comunicar a mi oficina acerca de lo que está pasando.- Digo al rubio que tengo al frente.

- Crees que no lo hubiese utilizado, si lo tuviera aquí.- Me mira como si fuera la más idiota del mundo. -O su majestad tiene empleo, ¡ ya papi no te paga las cuentas! -Me mira como si fuera una niña.

Decido relajarme y ya me dolía el dedo de presionar el botón de emergencia del ascensor. Cuando su voz me retumba en el oído

-Ya deja el botón me tienes estresado y mira que soy un hombre muy feliz.- Dice mi querido vecino.

-Estresado tú, yo tengo una reunión en una hora con un publicista muy importante que puede darme un gran contrato por varios años, no he tomado café, tengo una maldita resaca y estoy atascada aquí sin comunicación y creo que deje las llaves de mi auto en el departamento.

Dom se acerca a mí y me abraza por detrás y siento un gran alivio y por primera vez en días me sentí en paz.

-Tranquila Kat , yo te puedo llevar al trabajo, y nos podemos parar a comprar un café, pero cálmate que estas toda roja.- Me dijo con una gran serenidad.

Me senté,  y empezó a pasar su mano por mi pelo , como si un ángel nos hablara sonó una voz. –¿Hay alguien ahí?- decía la voz de la bocina.

–Si, es Katherine Mickelson- dije con un gran alivio.

Dom me mira como quien dice: hello yo estoy aquí.

-Tranquilo escoria aun no te conocen en el edificio.- Le digo calmadamente

Como si algo mágico estuviera ocurriendo, se encendio  luz en el ascensor y comenzó a descender y nada me hizo más feliz. Al salir en el parqueo vi a Dom y le dije que si lo que me había ofrecido seguía en pie y me guiña un ojo dándome algo positivo por primera vez en el día. Nos montamos en su carro, desde que conozco a Dom él siempre ha tenido buen gusto por los carros. Se abrieron las puerta del salida del estacionamiento y vi la gloria, nos paramos en mi café favorito.  Pedí un hazelnuts ice coffee, siempre me pareció raro que las personas tomaran café con hielos y ahora soy adicta a él.

Mientras que dom pidió un latte regular. -­ ¿Cómo puedes tomar café frio en pleno otoño?- pregunto él.

-Tengo gustos extraños- le contesto probando mi café.

Volvimos al carro y me fije en mi reloj faltaban 50 minutos para la reunión. El trafico ya estaba más calmado, la mayoría de personas estaban en su trabajos, hablando de trabajo ¿­­por que Dom no estaba en el suyo? Y decidí preguntarle.

¿­­Por que tú no estás en el trabajo o no tienes trabajo?- Pregunte mirando hacia adelante.

El me mira con el rabillo del ojo y prefirió quedarse callado, pude notar que no le agrado mi pregunta, y decidió evadirla con otra.

-¿Dónde trabajas?- Me pregunto con su mirada fija en el camino

- F.L Magazine - Le digo.

- Ok su majestad.- Me responde.  Nuestro viaje continuo en silencio hasta que llegamos a mi trabajo, le agradecí a Dom por el favor y él se despidió con la mano.

Al entrar al edifico todos me miran extraño, no era odio ni amor, era asombro pero decidí ignorarlos, entro en el ascensor que me dio un poco de fobia por lo ocurrido más temprano en la mañana, marco el piso 15 y solo habían tres personas más en el elevador pero al cabo del piso 6 se fueron bajando, llegue a mi piso y ahí estaba luisa mi asistente y también me mira extraño.

-¿Por qué todos me miran más extraño de lo normal hoy?- Le pregunto algo cómica.

-Tenemos un problema que tiene que ver con usted.- Responde con un tono de nervios.

-¿Por favor dime que no fue con los publicistas?- Pregunto con algo de angustia.

-Es peor que los publicista.- Me dice aun nerviosa.

-¿Qué puede ser peor que los publicistas? -Eso ya me ponía los pelos de punta.

De puerta a puertaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora