La suerte no esta de mi lado

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Cuando creo que todo va a mejorar, todo empeora. Tengo a una silicona humana con un horrible perfume al lado en un espacio pequeño, durante  el tiempo que estuvimos  en el ascensor, se la paso arreglando sus senos para tenerlas a la vista y poniéndose pinta labios.

Sentí una felicidad al ver que llegamos a mi piso, al abrirse las puertas vi a Dom con su dorada cabellera parado frente al ascensor, pero en un abrir y cerrar de ojos vi como la chica silicona le salto encima para besarlo. Con esa escena en mi cabeza tendré pesadillas esta noche, camine lo más rápido posible para alejarme de su momento "intimo" y para poder entrar a mi departamento. Al entrar corrí a mi habitación y puse a cargar mí celular, espere unos minutos hasta que prendiera para poder llamar a Robert para que me explicara ¿por qué dio esa orden?

Después de dos intentos Robert contesto su celular.

-Hola Katherine, ¿a qué debo el placer de tu llamada?- Dice con su gran                              paciencia.

-Hola Robert, disculpa la hora, pero me podrías decir ¿Por qué diste la orden de publicar esa portada? – digo un poco alterada.

- No, querida fuiste tú quien dio esa orden, lo comunicaste vía e-mail.- dice mi jefe.

- No, Robert esa noticia me perjudica, además estuvo en una junta y luego comencé a revisar archivos pendientes, ¿alguien te informo de ese correo?- pregunte.

- Si, luisa fue a mi oficina personalmente y me informo de que  habías autorizado la portada de mañana vía correo, además que ya la estaban trabajando en edición.- dice como si no fuera nada malo.

- Pues la muy atrevida lo hizo por su cuenta, para perjudicarme, muchas gracias por su tiempo Robert y lamento el inconveniente.- digo guardando la calma.

- De nada querida.- y cuelga el teléfono.

Desde que termine de hablar con Robert llame al jefe de impresión, para mandar a cancelar las revistas de mañana. Pero la suerte no estaba de mi lado, ya las habían empacado y organizado por sectores y si se cancelaba esa orden perderíamos millones.

Definitivamente fue el peor día de mi vida, así que me voy a calmar, a dar un buen baño y a dormir. Y mañana daré una entrevista para negar los chismes y tendré una fuerte conversación con la arpía de Luisa.

Cuando ya he realizado mi rutina de relajación y todo está en paz y tranquilidad decido ir a dormir después de tan estresante día. Pero la suerte está muy en mi contra.

Mi estimado vecino empezó una fiesta a todo volumen. Me tapo los oídos con la almohada y se escuchaba igual. Decidí ver el punto bueno a la situación, me puse en frente al computador con audífonos y decidí ver una película, seguro cuando la acabe ya abra culminado la fiesta de la escoria. Vi mi película favorita, La propuesta de Sandra Bullock y Ryan Reynolds.

Al terminar la película tengo la esperanza de que ya todo haya finalizado, pero no, estaba peor de como lo había dejado. Así que voy a tomar cartas en el asunto, lo bueno es que mis zapatos son cómodos porque voy a sacar muchas personas de este piso ahora mismo.

Salgo de departamento y veo que mi lobby esta hecho un desastre, volteo para observar bien todo el panorama y habían dos mujeres y hombre con un besuqueo desagradable. Tome el extintor de humo y los rocié para que me pusieran atención. –salgan de aquí antes de que llame a la policía.- digo lo más molesta posible.

Salieron aterrados de lobby que ni siquiera esperaron por el ascensor y bajaron por las escaleras. Entro al departamento de Dom que estaba hecho un desastre. Busque con la mirada el enchufe donde estaban conectadas las bocinas y lo encontré cerca del televisor. Fui directo hasta donde estaba mi objetivo y logre desconectarlos. Todos me miraron mal, pero eso no me importo.

-Salgan de aquí ratas, antes de que llame a la policía.- grito pero nadie me hace caso así que con el extintor comencé a rociar personas y ellos comenzaron a chillar como las ratas que eran. Cumplí misión hice que la fiesta pasara, solo me falta decirle a el anfitrión lo molesta que estaba.

Lo encontré tirado entre los muebles con una botella de vodka en mano, pensé en dejarlo ahí, pero él fue muy bueno conmigo hoy.

-Dom, despierta- le digo y sigue igual.

Asique también lo rocié con el extintor. Se despertó espantado.

-Tú no puedes dejarme dormir tranquilo.- Dijo molesto, pero se notaba que estaba  borracho.

-Eso te digo yo a ti.- Pero no vale la pena discutir con un borracho. –Ven que te voy a ayudar a acostar.-

¿No sé como pero pude ayudarlo a pararse, incluso pude llevarlo a acostar?

-Quiero bañarme.- dice con cara de un niño pequeño.

-Lo harás mañana,- digo como una mamá
reprochadora.

-Quiero hacerlo ahora.- dice haciendo una rabieta.

En que lio me he metido, esto me pasa por ser buena persona. Dom ahora esta tirado en el piso de su habitación y mi paciencia se está acabando.

-¿Qué tal si te ayudo a cepillar los dientes?, ¿te gusta esa idea?- el asiente con la cabeza.

Lo ayudo a parar y no llegamos bien al baño cuando Dom comenzó a vomitar, le sobe la cabeza en forma de apoyo, lo ayude a llegar al lavamanos, para que pudiera cepillar su dientes. Lo deje en el baño y fui en busca del trapeador para limpiar el vómito del suelo.

Al abrir la puerta pude escuchar la ducha sonar, gracias a Dios por las cortinas. Limpie el vómito lo más rápido posible antes de que saliera de darse el baño que le había negado hacer.

Volví al área de lavado para dejar el trapeador en agua. Cuando Dom me llamo. Pienso que se ha caído en la ducha y voy corriendo. Al llegar a la habitación él está parado en toalla.

-Me ayudas a buscar mi ropa.- dice bostezando

Debí dejarlo en el suelo he irme a dormir. Me puse en búsqueda de la ropa de Dom, ese chico tenía un desastre en su habitación.

Al encontrar su ropa le pase unos boxers, sus pantalones de pijamas y un t-shirt. Le di su debida privacidad y fui por vaso de agua a la cocina, cuando lo acostara me iría a dormir al fin, mañana tendré un largo día y necesito dormir con urgencia.

Fui a su cuarto y él ya estaba  acostado, le cierro las cortinas para que cuando despierte no le dé el sol, y le pongo el vaso de agua en su mesa de noche, cuando me toma del brazo y me dice – quédate a dormir conmigo, por favor.

De puerta a puertaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora