Era un día normal de otoño en Brooklyn, iba a realizar mí acostumbrada rutina:
-Café, leche, dos cucharadas de azúcar y un mini croissant.
Me encantaba desayunar frente a la ventana donde tenía una perfecta vista del Brooklyn bridge, ver todos los automóviles cruzar de Brooklyn a Manhattan a cumplir sus ordinarias vidas para que luego a las 6 volver a sus ordinaria casa y a sus ordinarias familias.
Siempre he pensado que no encajo en esta ciudad, o en este siglo;
Me visualizo realizando grandes aventuras, teniendo un romance fuerte con alguien que siempre va a estar a mi lado, viendo otras culturas, conociendo cosas que nunca voy a olvidar, pero es tiempo de volver a la realidad y realizar la misma costumbre de las personas que criticaba, ir de Brooklyn a Manhattan, 30 minutos de transito después y aquí estaba en F.L magazine una compañía que con el paso de los años había tenido mucha fama y liderazgo en las encuesta de revistas más vendidas de Estados Unidos y donde yo tenía el puesto de vicepresidenta ejecutiva.
Katherine Mickelson odiada por muchos y amada por pocos esa era yo o como preferían decirme la bebe de papi y mami, sus mayores críticas hacia mi eran que yo estaba muy joven, que por la razón de que mi padre fuera el alcalde de New York no me daba el privilegio de estar en ese puesto, que había destruido miles de sueños de aspirantes a ese empleo pero lo que ellos no saben es que yo utilice un apellido falso para la entrevista, que no valió la pena porque me reconocieron, pero pedí que observaran primero mi trabajo antes que mi posición social.
Han pasado 6 meses desde que trabajo en F.L y todos los días vienen jóvenes aspirantes a políticos para que los ayude con pasantías en la alcaldía pero eso no estaba a mi alcance, algunos me ofendían, otros agradecían, pero honestamente no les daba importancia y me preguntaba como ellos podían llegar a mi oficina así con tanta facilidad cuando mis amigos les hacían la vida imposible para poder llegar a mi oficina.
Ya era hora de salida, iba a realizar la misma rutina ordinaria que empleo de lunes a sábado, volvía a mi refugio a mi hogar, al único lugar donde me sentía libre de ser yo y podía saltar y gritar al ritmo de la música y podían abandonar aquella burbuja llamada vida ordinaria, podía ser lo que yo quisiera aunque a veces me siento un poco sola. Al terminar la universidad decidí tener algo de independencia y estar un poco alejada de mis padres quería ser cosas por mí misma, y lo he logrado.
Al llegar a mi edificio veo al frente un camión de mudanzas, el ultimo camión de mudanzas del edificio fue el mío y recordé que el ultimo apartamento que quedaba disponible era el que estaba frente al mío, y la intriga me está matando necesito saber quién es la o las personas que van a vivir justo frente a mí y mis locuras de puerta cerrada, necesito saber si es alguien que conozco. Miles de ideas rondan por mi cabeza pero decidí hacerlas a un lado y estacionarme e ir a mi apartamento.
Voy en el ascensor por el piso 5 y las preguntas volvieron a llenar mi mente, trato de distraerme con la música del ascensor y a pensar en los trabajos que tengo para el día siguiente, perdida en mis pensares reacciono al escuchar el sonido del ascensor que indica que ya he llegado a mi piso, al salir del ascensor lo primero que siento es el calor de calefacción del recibidor del piso 10 y puedo apreciar unas cajas de diversos tamaños con nombres para identificar los objetos que estaban adentro y me llama la atención la que estaba nombrada como "libros" al ser yo una gran aficionada de la literatura, a mis 25 años aún tengo una debilidad por los tramas juveniles y más si eran de ficción y romance, mi intriga continuaba pero ya tenía un nivel extremo de cansancio y tome la decisión de seguir adelante para poder darme un largo baño y tomar una buena taza de chocolate, antes de introducir la llave en la cerradura una voz masculina que pude reconocer al instante llamo a mi referido apodo, al darme cuenta maldije en voz baja para girarme para poder apreciar al dueño de esa voz y ahí estaba Dominic Harrison el hijo del candidato Jonathan Harrison que fue la competencia directa de mi padre en las pasadas elecciones. – Cuanto tiempo Kat- se refirió el rubio hacia mí.
-Si mucho tiempo y por favor no me llames así que no tolero ese apodo.- Dije con leve tono de disgusto.
-Lo lamento Kat, pero yo puedo llamarte como se me antoje.- Dijo haciendo un enfoque en el apodo que tanto desprecio – Así que seremos vecinos- continuo diciendo con una sonrisa pícara en su rostro.
En mi cabeza ocurrieron cientos de sentimientos y ninguno de ellos era positivo, saber que esa escoria iba a estar frente a mi puerta me provocaban ganas de llorar, pero no me voy a estresar con Dom así que asiento con la cabeza.
-Y que ocurrirá en la cabeza de la prestigiosa hija del alcalde Mickelson.- Me vuelve a poner es tonta sonrisa pícara.
-Katherine Mickelson piensa que ha tenido una larga jornada de trabajo y le encantaría una baño de burbujas y que no ha podido entrar a su departamento porque Dom la está interrogando.- Dije al rubio de sonrisa picara.
-Pues disculpe su majestad.- Dice a carcajadas. - ¿Quieres que te haga compañía en el baño de burbujas?- Me analiza de los pies a la cabeza y no quita su maldita sonrisa
-Buenas noches Dom.- Dije y entro a mi apartamento dejando a ese idiota con sus cajas en el recibidor. Esto si le dio un giro a mi aburrida vida ordinaria.
ESTÁS LEYENDO
De puerta a puerta
Novela JuvenilKatherine era una joven que le gustaba ser discreta, pero ser hija del alcalde de una de las grandes cuidades del mundo no ayuda. Ella decidio tener un poco de independecia y todo iba bien hasta que un camion de mudanza estaba frente a su edifi...