Capítulo 25

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MATHEO

Una hoja. Dos hojas. Tres. Cuatro. Cinco. Todas crujiendo a la vez. Una rama tronando debajo. La segunda, estalla. La tercera vuela unos centímetros. Nos detuvimos de repente.

Un cuerpo inmenso atraviesa la calle, otro lo sigue. Siento su respiración cerca, voy por delante. Ella intenta sobrepasarme pero la jalo hacia atrás, otra sombra aparece a un costado.

Annabeth Bless levanta la mirada, estamos agachados junto a los restos de un paredón. Pone la mano en mi hombro y se levanta, justo entonces veo su rostro; sus ojos brillan demasiado, tanto que las lágrimas comienzan a caer. Las lágrimas comienzan a resbalar suavemente por su rostro, como si de caricias se tratase.

Ella se adelanta, no le importa lo demás. No le importa mi susurro, ni mis intentos retenerla. Ella se suelta y avanza, despacio camina hacia el centro de la calle, en la cual sólo se ven ruinas.

Hay mucho polvo, mucho escombro, mucha suciedad. Sueños rotos y recuerdos teñidos de negro; oscuridad por todas partes. El reflejo de la luna detona las nubes, justo entonces la capa de Annabeth Bless cae en su espalda. Ahora tiene la cabeza y el rostro descubiertos.

Se acerca con sigilo hasta la sombra que hace unos segundos la apunta con un arma casera, ésta le dice algo pero ella no escucha. No escucha, como tampoco me escuchó a mí. Annabeth Bless deja caer su cuchillo al piso.

Ahora corre en el centro del camino. Corre como si nunca quisiera parar y las ramas comienzan a crujir cada vez más fuerte. Una tras otra, como un sonido constante, advierten que algo está por pasar.

La sombra se echa hacia atrás y sostiene con más fuerza su arma.
—Eio —susurra Annabeth.
Su voz se sostiene en el aire. Flota.

Veo cómo Annabeth medio-trota los últimos metros. La veo abrazarlo con la potencia de un huracán. Veo chocar su cuerpo contra el de la sombra, que ya no es una sombra cualquiera.

Ella lo toma por el rostro, lo mira directamente a los ojos como si fuese lo último que estuviese dispuesta a hacer antes de morir, como si toda su vida hubiera tenido sentido al haberlo logrado.

Al fin lo había encontrado. Se habían encontrado.

Entonces la sombra la hizo girar.

Y le pegó con su arma justo en la nuca.

EXILIADOS #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora