El timbre de salida,acababa de sonar. Anunciando el final del día. Espero en la salida, el trasporte ya llegaría. Quizás quince minutos espero y el autobús no llego. Bufando se en camino a su casa a paso lento como siempre. Odiaba su casa no quería llegar allí; no obstante no tenía donde más ir. Su caminata duro treinta minutos. Saco las llaves de su bolsillo y abrió la puerta. La casa estaba en silencio. Fruncio el ceño confundida. Esa casa nunca estaba en silencio. No le tomo importancia y entro. Subió las escaleras. Pero entonces escucho, la bulla provenia del cuarto de su madre. Eran gemidos. Cerro los ojos con fuerza y nego. Pronto le tocaba a ella. Eso la enfureció y entristecio a la vez. Furia porque no podía a hacer nada para detenerlo y tristeza porque, su madre su propia sangre no lo detenia. Siguió su camino hasta su cuarto, se ducho y vistio. Bajo hasta la cocina y preparo comida. Pues si no lo hacia estaría metida en los con su madre y Simone. Picaba las verduras cuando escucho sonidos, bajaban las escaleras. Espero que fuera su madre.
-Kalyla, Kalyla mia- se tenso. No, él no.
-Simo-ne- titubeo temblando.
-¡No me diríjas la palabra!- Gruño él molesto. Ella se encogio en su lugar, temerosa.
-Yo...- No la dejo terminar. La tomo del pelo eh hizo que lo mirara. Ella cerro los ojos. No quería verle. ¡No queria!.
-¡Mirame, maldita sea!.- Kalyla negó. No porfavor. Él halo más fuerte su cuero cabelludo. Ella lloro. No abrió los ojos. Eso irrito
Más al hombre. Apropiandole una cachetada. Entonces ella lo miro. Sus ojitos estaban rojos eh hinchados.Simone sonrió feliz porque una vez más doblego a la niña.
- Así me gusta. Siempre obediente- clavo su nariz en el cuello de la chica. Asiendola temblar de miedo.- Aunque la próxima abedeceras a la primera- escupio en su oído, furioso y apretando los dientes.
La soltó y se marcho. Ella callo de rodillas. Llorando.
-
Levantate y prepara la cena, Kalyla- no había notado la presencia de su madre. Por lo tanto por el susto dio un pequeño salto. Limpio sus lagrimas y se levanto, sin mirar a su madre. Y preparo la cena. En silencio y sin llorar ya.Pero por dentro lloraba, gritaba. Ya no quería vivir quería que todo eso terminara. Ya no lo soportaba.
Termino la comida. Sirvió la mesa y espero a que su madre y padrastros bajaran a comer, no tardaron mucho; a los pocos minutos ya estaban sentandose.
Comió en silencio lo más lento posible. No quería subir a su cuarto, él vendría a por ella. Como todas las noches, él tomaría su cuerpo sin remordimiento alguno.
-¡Come rápido!- chillo el hombre. Era la ultima en comer. Él hombre estaba desesperado, irritado.
Quería echarse a la niña, le encantaba hacerla virar de miedo, le encantaba escucharla pedir clemencia eso lo excitaba mucho.
Ella pego un respingon al escuchar el hombre gritarle. Comió rápido casi atragantandose con los alimento que llacen en su boca. Lo miro de reojo. El estaba rescotado en el umbral de la puerta con los brazos cruzados y el ceño fruncido, molesto, furioso estaba.
Trago saliba y se levanto, coloco el plato en el lava plato. Y miro al hombre.
-A tu cuarto, ¡ahora!- bajo la mirada y paso por su lado. Subió las escaleras hasta llegar a su cuarto. Con él atras pisandole los talones. Abrió su cuarto y entro con él detrás.
Kalyla se volteo de frente a él con la mirada gacha. Con miedo. Aunque ya sabia la rutina. Devestirla, tocar su cuerpo y finalmente penetrarla.
Simone se acerco como una fiera asechando su presa. Sus ojos iluminados de placer. Al tenerla cerca le tomo la barbilla.
-Eres un ser despreciable- gruño con los dientes apretados.
Ella no dijo nada solo lloro. Lagrimas silenciosas que caian por su mejillas.
Entonces paso. Sin preámbulos el la tomo como todas las noches...
Esa noche ella no durmio. Daba vueltas y vueltas pero no pudo caer en los brazos de morfeo.
La alarma sono pero Kalyla ya estaba más que despierta. Se ducho fregando su cuerpo y lloro también por lo injusta que era la vida con ella. Se vistio y bajo a la cocina, desayuno con Karla mirandola ceñuda. ¿Simone? Gracias a Dios no estaba.
-Hoy llegare tarde. Tengo mucho trabajo en la oficina.
La joven no dijo nada solo asintió. Sabiendo que se quedaría a solas con ese asqueroso y despreciable hombre.
-Adios.
Murmuro levantando se para irse.
-Kalyla...- su madre musito su nombre bajo. Cerrando los ojos. La niña la miro.
-¿Si?- estaba confundida, su madre sonaba arrepentida. Pero eso era imposible su madre nunca se comporto amable con ella.
-Nada...- se levanto y se marcho escaleras arriba. Su hija no entendió pero tampoco le quería tomar importancia. No quería creer que su madre sintiese lastima por ella.
Salio de la casa justo cuando el autobús llegaba. Troto hasta llegar al trasporte y entro buscando un puesto libre con la mirada. Al final había uno. Se sentó en el y todo el camino su mirada estaba puesta en la ventanilla.
Geografia y física fueron las primeras clases. Como siempre no puso cuidado. Era receso. Y no había visto a Sofia Harrison. Lo agradeció. Entro al comedor y pidió su comida. Busco su puesto ese en el que nadie se sentaba. El ultimo de todos. Pero hay había alguien mas sentado. Apreto los labios. Pero camino hasta allí decidida. Ese era SU puesto nadie se lo quitaria. De pronto quiso reír. Se comporta de ese modo con quien no deberia. ¿porque no se comportaba decidida con su padrastro?.
Camino y entonces lo vio. Era su profe de arte. Carraspeo y el hombre la miro.
-Señorita Steele.- sonrio. Esa niña le había dado muchos problemas la noche anterior. No durmio pensando. Se dijo que solo era por ese dibujo que no comprendía. Pero ese no era el motivo de su insomnio y él aún no lo sabia.
-¿Puedo-puedo sentarme?- Evan asintió gustoso.
-Claro, claro. Adelante- le señaló el asiento a su lado.
Obedecio de inmediato.
No hablo solo comió. ¿Él?, él la miraba tratando de entenderla.
- Eres buena dibujando ¿no?- ella lo miro dejando de comer y asintió.
-Si...- Evan la miro ladeando la cabeza. Ella tenía miedo. ¿Miedo de que? No lo sabia pero iba a averiguarlo
Aquí el capítulo nnas. Me alegra mucho que les este gustando la historia.
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kalyla
RomanceNo! ¡No me toques, no porfavor!- Sus gritos son callados a golpes, golpes que marcan no solo su piel, también su alma. Sus manos acarician todo su cuerpo, su tacto la hace virar de miedo. Su madre no hace nada. Ella no soporta que la toque.... - Mir...