La anciana.

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La alarma sono y con el cuerpo aún doliendole se levanto, una mueca de dolor formaron sus labios y aún así camino al baño, no podía perder clases aunque era viernes pero era mejor ir que quedarse en esa casa sola. Luego del baño busco ropa cómoda muy cómoda. No quería sentir el tacto de la ropa sobre su piel palpitante por los golpes que Simone le dio. Aún podía escuchar cada palabra cada golpe dado.

-Como vuelvas a acercarte a ese hombre voy a golpearte peor. ¡ME OYES!.

-Te voy a matar.

Cada palabra grabada en su cerebro.

Cerro los ojos con fuerza. Suspiro cubrió los moretones aún vigente en su cuello y tomo sus cosas, salio del cuarto bajo las escaleras a paso lento pues con cada movimiento su ropa rosaba su cuerpo especialmente sus costillas.

Llego a la sala y camino hasta la entrada. No quería ver a su madre ni mucho menos a su padrastro.

Tomo el autobús y sin mirar a nadie mas que solo por la ventanilla. Llego a la escuela entró y buscó la clase que le tocaba: Historia. Hoy viernes no tenia arte y por un lado agradeció y por otro no. Quería verlo, pero también le avergonzaba que la viera por tal osadía que hizo. Sin embargo mas temor le daba no poder mantenerse alejada de él. La amenaza de Simone estaba ahí en su cabeza recordando le que debía alejarse.

Entró al salón de Historia y espero a que el timbre sonara; dos minutos después sono y el salón se llego.

Como estaban por terminar el lapso. Estaban llenos; examen por aquí, exposición por allá. Así termino su día lleno de puras evaluaciones. En el receso no entro al comedor. ¿La razón? No quería ver a Evan. Por lo tanto se quedo en el salón. Dibujando garabatos en la última página de su cuaderno de Física. Sin embargo en el receso se encontro a Sofia Harrison.

-Oh. Pero miren a quien tenemos aquí.- había dicho con voz cantarina. Kalyla miro al suelo. Estaban en los pasillos los mismo que estaban solos, ya que todos estaban en el comedor. Luego de golpearla y hacerle dicho algunas que otras palabras la dejos irse. La podre Kalyla salio corriendo tan pronto esta termino de hablar.

...

El timbre de salida sono pero ella no quería ir a su casa, no quería ver a su padrastro ni a su madre. Su madre. Apreto los labios rabiosa. ¿esa era su madre? ¿Esa que permitia que ese sujeto la tocara y dañara? Si esa era su madre. Lastimosamente lo era. Miro al suelo, la vida había sido cruel e injusta con ella. Ella no merecia todo eso que estaba pasando ni ella ni nadie.


No le quedo de otra que encaminarse a su casa, caminaba despacio, sintiendo cada roce, le ardia el cuerpo entero, pues no solo había magullado sus costillas también tenia marcas y pequeños cortes en las piernas. Siguió su camino pasando por el parque que estaba a cuarto cuadras exactas de su casa, decidió ir allí para  relajarse y prepararse para lo que le esperaba en casa.

Se sentó en unos de los tantos bancos que habían y miró a las madres pasear en los columpios a sus hijos. Sonrió nostalgica, cuando ella tuviera un hijo no permitiria que nadie les tocara. Nadie.

-¿Se puede?- dio un respingon pero asintió. Era una anciana quizás de sesenta años o más. Su piel estaba muy arrugada y era blanca, pálida. Sus ojos eran castaños y su cabello estaba blanco muy blanco, amarrado en un perfecto moño. La viejita estaba vestida con un vestido beige que cubría su delgado cuerpo y le llegaba hasta las rodillas. La anciana le sonrió. Ella le devolvió la sonrisa.

-Hola, linda- dijo la vieja.

Kalyla la miro pero respondió.

-Hola señora.

-Dime Amanda. ¿Cual es tu nombre?.- preguntó la vieja sin quitar esa sonrisa de sus labios. Kalyla miro a todos lados para ver con quien andaba la mujer pero parecia que esta andaba sola.

-Ammm. Soy Kalyla.- Amanda ladeo la cabeza y fruncio el ceño.

-¿Kalyla?. Mmmm nunca había oído ese nombre.- la joven miro sus dedos y la anciana miro al frente.- Nunca te había visto por aqui.

Amanda siempre venia a aquel parque, miraba a los niños correr y jugar. Eso la tranquilizaba.

-Eso es porque nunca vengo. - acoto.

-Oh- la mujer asintió.

Kalyla miro a lado contrario donde estaba Amanda. Miro el cielo entonces, ya estaba oscureciendo ya era hora que se fuera. De pronto cuando iba a levantarse la anciana hablo.

-Sin importar las dificultades y problemas que estemos pasando, no debemos perecer, pues nada dura para siempre y los problemas mucho menos. Tarde o temprano veremos la luz tras la oscuridad.

No dijo nada estaba paralizada. Esas palabras tan sabia se habían colado muy dentro suyo,
Quizás la vieja tenia razón y aquello acabaria pronto. Decidió darle las gracias a Amanda Pero la vieja ya no estaba. Simplemente desapareció porque ni siquiera la había oído levantarse. Miro al cielo entonces y sonrió. Aquello acabaria algo le decía que muy pronto ...



Lamento los errores ortográficos. Prometo que los acomodare pronto. Es que ash ¡este teléfono me vuelve loca!, ¡LOCA!. Para que sepan que escribo es en el teléfono pues porque tengo una computadora pero no internet. Pero como tengo teléfono actualizo por allí. Así que amenme. Jajajajajajaja. Voten y comenten.

Bye. Nos leemos pronto.

kalylaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora