Al terminar el día salio como siempre a esperar el autobús o eso hacia antes de conocer a Amanda. Así que acomodando su mochila en la espalda se en camino al parque que aunque quedaba cerca de su casa y que podía tomar el transporte publico ella decidió camina; aunque su cuerpo le pidiera lo contrario, la joven hecho sus dolores de lado y haciendo una mueca de dolor empezó su caminata.
Iba quizás a una cuadra lejos de la escuela cuando un auto negro que reconoció de inmediato, se detuvo a su lado. Ella nerviosa miro a todos lado y al ver que no había nadie se acerco.
Evan bajo la ventanilla del auto por el lado del copiloto y la miro.
-¿Te llevo?.- interrogo. Ella vacilo.
- Yo...Hmm no voy a mi casa...- Murmuro bajito. Él fruncio el ceño y ladeo la cabeza. La escudriño con la mirada tratando de adivinar lo pensamientos de la chica frente a él.
-Pero, igual puedo llevarte a donde sea que vayas.- Era una propuesta tentadora puesto que sus huesos dolian. Pero ella no quería arriesgarse.
Negó.
-No quiero molestar.- Trago saliva, su mirada marrón casi llegando a un negro, la inquietaba, la ponia nerviosa y hacia que los vellos de la piel se le erizaran.
Evan puso los ojos en blanco y quiso salir y meterla en en auto así fuera en contra de su voluntad.
-No molestas, Kalyla. Si te estoy diciendo que me dejes llevarte es porque no molestas.- paso saliva- Ademas somos amigos.
Era cierto. Se dio por vencida y asintió al final.
-Esta bien. Puedes llevarme.- Él le abrió la puerta por dentro y ella entro.
Hizo una mueca al sentarse pero no dejo que ningún sonido saliera de sus labios. Coloco su mochila en sus muslo y sus manos entrelazadas encima de la mochila.
Una vez adentro el olor a cítrico y su olor natural llegaron a sus fosas nasales. Aspiro cerrando los ojos en el acto. Evan la observo cuando cerro los ojos y suspiro negando.
-¿A donde te llevo?- pregunto una vez puso el auto en marcha.
Lo contemplo sin responder aún y miro sus manos al reaccionar.
-Al-al par-que que esta-ta a unas cuadra de mi casa.- balbuceo nerviosa.
Él hombre sonrió. Sabia cual era, su abuela siempre iba allí.
-Ohh se cual es.- Ella asintió y no dijo nada.
Observo a la muchedumbre a través de la ventana, unas trabajando otras charlando y riendo, todos absortos de lo que realmente ocurrirá a sus alrededores. Y es que La gente creía que tenian el mundo en sus manos, que podían hacer y deshacer a su antojo y voluntad; Justo como lo hacia Simone, que la humillaba, violaba y golpeaba a su antojo, solo porque se creía mejor que todos, pero en realidad era un cobarde, un cobarde que escondida su temor, con esa fachada de hombre prepotente y fuerte solo para hacerle ver a todos que nada lo atormentaba...
-¿En que piensas?- Murmuro él mirando la curioso, ella miraba distraida por la ventana. Se veía triste y cansada. Ella sonrió desganada.
-Solo pienso en lo ignorante que es a veces la gente.- Miro sus manos, para no mirarlo a la cara.
Evan ladeo la cabeza.
-¿Estas bien?- quiso saber. Ella sonrió y sacudió la cabeza alejando esos demonios que la atormentaban.
-Si...- el semáforo cambio a verde y el auto volvió a ponerse en marcha.
-Hablame de ti, de tu vida.- ella se mordio el labio inferior incomoda y miro nuevamente su mochila.
¿Su vida?, su vida era un jodido desastre, un infierno del cual no creía ser liberada.
Evan noto que le incomodaba hablar sobre su vida y lo supo desde que hablaron sobre ello la primera vez que platicaron.
-Si te incomoda no digas nada.- dijo mirando al frente.
Pero la verdad era que quería conocer todo de ella, en todo el sentido de la palabra y eso lo lleno de miedo. Ella era solo una chiquilla, inocente e ingenua y él no quería dañarla le doleria hacerlo.
-Bueno yo... Vivo con mi madre y padrastro. Pero eso ya lo sabes.- él asintió dándole a entender que la escuchaba.-No tengo más hermanos, no recuerdo a mi padre porque murió cuando tenia tres años de edad...
No le gustaba hablar de su vida, pero con él sentía confianza, sentía que él la ayudaría si le decía lo jodida que estaba. Pero también le daba temor, temor de que él se fuese si le decía todo.
-Ohh. Yo no conocí a mi madre, murió cuando naci.- confeso Evan sin mirarla.
Se sentía culpable de la muerte de Corinne. Si él no hubiese nacido ella estaría viva, según su abuela esa mujer era llena de vida, feliz, que sonreia por todo. Y también era muy hermosa, él había visto fotos de ella.
-Pero al menos ella te amaba...-Susurro para si misma. Pero Evan la oyó. La miro arrugando el entrecejo.
-¿A caso tu madre no lo hace...?- pregunto. Ella trago saliva, él la había oído, ¡Oh claro que lo había hecho!.
No lo miro, tampoco respondió. De pronto el auto se detuvo, ya habian llegado.
Se acomodo la mochila y salio del auto después de decir esas palabra que paralizaron a Evan por completo.
-Soy aquello que no debió nacer, soy aquello que ella odia y que deja que él use a su antojo todos los putos dias...- Gruño cansada y desolada. No lo miro salio tan rápido dejo de hablar.
Aquí un capítulo más hermosas Estrellas mias.
Capítulo dedicado a user92631905 que linda nena gracias por tus comentarios. Seguire dedidacando a las que comenten mas
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kalyla
RomanceNo! ¡No me toques, no porfavor!- Sus gritos son callados a golpes, golpes que marcan no solo su piel, también su alma. Sus manos acarician todo su cuerpo, su tacto la hace virar de miedo. Su madre no hace nada. Ella no soporta que la toque.... - Mir...