Una familia de verdad.

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ÚLTIMO CAPÍTULO.

No supo en que momento llegó Evan, pero tenía claro que habia escuchado lo que Roberto Russell dijo.

Su cabeza era un torbellino pensaba a mil por horas, no sabía que creer, ni en quien confiar. Vivió años soportando a Simone, cuando bien pudo haberse ido con su padre y tener una vida normal,  como cualquier adolescente. No obstante él nunca apareció, pero ahora si ¿eh?, después de años decide decirle tal cosa, la verdad es que nunca hubiese imaginado que ese sujeto es su padre, no cuando su propia hermana la trataba de tal manera.

Cerro los ojos llorando, le dolía todo, pero no era solo el dolor físico, era un dolor más profundo un dolor del corazón y alma, se le quito todo en la vida, la había Tratado de la peor manera pero Kalyla no se rindió, aun cuando su cerebro le pedía a gritos que se matara, que esa era la única opción para descansar  aún así ella, ella no calló.

Esa noche no durmió, quería saber que había hablado Evan con Roberto, más cuando estos salieron el primero no volvió. 

Amanda dijo que seguro estaba cansado y que volvería más tarde pero eso no pasó.

Miro el techo blanco. Blanco como toda la habitación, mientras se limpiaba las lágrimas que aún reposaban sobre su mejilla, esperando otras nuevas para seguir su descenso y llegar al final de su barbilla. Se las arrebató de golpe y allí prometió no volver a llorar... Se prometió empezar a vivir a partir de allí y ser feliz... Muy feliz, disfrutaría de lo que la vida le ofreciera sea bueno o malo. Si eso haría.

Evan llegó por la mañana, su rostro adornado con una hermosa sonrisa. Kalyla aún dormía, la observo  embelesado, pensando en lo hermosa y en lo inverosímil que era aquella criatura colosal, porque no podía ser real, la había visto reír, aun cuando su alma sangraba, ella era única y suya.

Entonces recordó aquella conversación con Roberto y sonrió, hoy  pondría la denuncia contra Karla y Simone iban a pagar por lo que le hicieron a su bella mujer.

La pequeña empezó a desperezarse y abrir sus ojitos.

-Hola. -susurro con languidez.

-Hola. - musitó acariciando el cabello de la pequeña, ella cerro los ojo disfrutando de esa sensación, suspiro bajito. -¿Dormiste bien?. -ella asintió abriendo al fin los ojos. Miro el rostro de Evan,  detallando cada gesto de sus perfectas facciones, recorriendolo con su pulgar, su frente, sus ojos verdes, su nariz, sus labios carnosos y rosados... Se detuvo allí, frunciendo el ceño.

Justo en la comisura del labio inferior se encontraba una pequeña fisura, lo miro seria, concluyendo lo ocurrido.

-¡Diablos Evan!, te dije que no hicieras nada. - él se alejó aún embriagado por el tacto de la pequeña. Resoplo soltando un bufido molesto.

-No podía quedarme quieto cuando te dejó en ese deplorable estado. - soltó señalando en su dirección. - Solo hice un poco de Justicia...

-¿¡Justicia!?, ¡ese hombre es peligroso!. -vocifero levantándose más un intenso dolor en el costado derecho la detuvo.

Evan la observo ceñudo.

-No me hará nada Kalyla. - avaló.

Kalyla negó. - No lo asegures tanto.

Evan se acercó agobiado, desconcertado en realidad, esa niña si que le tenia miedo a ese bastardo...

-Escuchame. -susurro ansioso de ver esos estanques mieles. -Pequeña mirame. - Kalyla lo miro cediendo a esa voz que era  bálsamo para su alma marchita.

kalylaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora