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HASTA EL AMANECER
Sally subió rápido en el asiento copiloto y se puso el cinturón. Se vio el maquillaje en el espejo retrovisor mientras el tipo sexy subía.
—¿Tu nombre?-—preguntó ella mirándolo a los ojos de lobo que él tenía.
—Eso no importa ahora, puedes llamarme cómo te plazca. —-dijo él tocándole el muslo izquierdo antes de encender el auto.
—Me basta—-dijo Sally.
Y no se dijo nada más, no hubo ni una tan sola frase en el aire, una conversación o un indicio de que él fuera un secuestrador. En ese instante una borracha como Sally apenas recordaba cómo se llamaba. Pero algo si le pareció curioso. Él tipo condujo hacia el mismo edificio en el que ella vivía. Estacionó su auto y la ayudó a bajar. Ella, que tenía los tacones en la mano solo pudo sonreírle y callarse. El tipo la tomó de la mano y la apretó fuerte, su mano era grande pero cubría la mano de Sally perfectamente.
Cruzaron el vestíbulo y luego subieron al ascensor, él solo marcó dos pisos más que el de ella. Salieron del ascensor y él le dio una nalgada a Sally y luego apretó los glúteos para familiarizarse con ellos.
Ella se rio a carcajadas y él también.
-—Shh mi vecinas son brujas, no hagas ruido.-—le pidió él. -—Siempre se dan cuenta de todo, seamos discretos.
-—Me estás pidiendo mucho, presiento que las brujas de tus vecinas se van a dar cuenta que estoy aquí de todos modos. En unos minutos más.
Sally se pegó a él y él le respondió con un beso sofocante. Era un beso tan necesitado y urgido, él había metido lengua y se dirigió a su mejilla y luego a la oreja, ella soltó una risita y luego esos labios torturadores bajaron a su cuello, succionándolo y mordiéndolo. Sally soltó un gemido en el oído de él, eso a él le gustó.
—-¿Me enseñas tu apartamento?—sugirió Sally. Él tipo no dijo nada, sacó las llaves de su pantalón y abrió. Ella entró primero y todo estaba a oscuras.
—Ayer me mudé, todo está en cajas. No tengo cama pero si sofá.
Eso aumentó más la excitación de Sally. Él no encendió la luz, pero lo sintió en frente de ella. Una vez más Sally buscó los labios de aquel hombre, con ciega pasión ella subió sus piernas alrededor de sus caderas.
Él caminó lentamente hacia el sofá mientras ella le devoraba el cuello.
—Dime tu nombre —exigió con voz roca él y luego soltó un gemido cuando ella le abrió la camisa de botones y empezó a besarle el pecho y los hombros. Las caderas de Sally se movían con locura en el vientre y miembro del hombre. Era una necesidad que ella no podía controlar.
-—Sally-—chilló la chica cuando él la lanzó al sofá.
-—Sally-repitió él —-Bueno, si no te gusta mi sofá, la alfombra bastará para hacerlo.
Él se tumbó hacia ella y sin aplastarla buscó su cuello de nuevo.
—Me encanta como hueles—Decía el hombre, empezó a quitarle el top y devorarle los senos poco a poco, mordía el pezón derecho y con una mano le iba buscando las bragas. Metió mano hasta el fondo y empezó afrontarla lentamente sobre la feminidad de Sally.
—Tú... —susurró Sally cuando él cambió de pezón, y metió la mano a profundo y le bajó los calzones a toda prisa, él metió rápido dos dedos. Sally gimió de placer-Sigue así, ah me encanta. Sigue, no te detengas-fue lo último que dijo Sally en esos momentos para después dedicarse a gemir.
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Nosotros Es Igual A Nada
RomanceSally tiene un plan, casarse para evitar que su padre manipulador la deje a cargo de las empresas familiares. Conoce a Ethan, un millonario inteligente, pícaro y encantador que está dispuesto a hacer lo que sea por ella a cambio de sexo. Sally hace...