12. ¿SE TERMINÓ?

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¿SE TERMINÓ?

Ethan Fox llegó a su oficina temprano como de costumbre, donde su secretaria y actual novia lo esperaba con un café negro hirviendo y con una cara de pocos amigos, Ethan no sabía por qué. Así que le sonrió pero pasó rápido a su escritorio, no quería lidiar con gritos tan temprano, eran suficientes las bocinas de la calle. Tenía demasiado trabajo como para quedarse a escucharla. Tenía también que pensar mucho y hacer comparaciones y reflexiones, le gustaba Sally pero Liz lo seguía volviendo loco. No quería tener a dos mujeres al mismo tiempo, si la jugada no es bien planeada las cosas terminan horribles, con un ojo morado y costillas rotas. O peor, venganzas asesinas. Las mujeres son peligrosas.

Se sentó cómodo en su silla, y Liz, su despampanante novia rubia operada lo siguió.

—Dijiste que íbamos a ir a California este fin, no contestaste tampoco mis llamadas y te has vuelto distante conmigo. — le reclamó ella.

Ethan hizo memoria, la rubia tenía razón.

—Lo siento, lo compensaré, lo prometo. Esta vez no lo olvidaré. Tuve mucho trabajo.

Liz seguía mirándolo mal, con una ceja levantada hasta tocar el techo.

—Bien...por cierto fui a tu departamento y resulta que ya no vives ahí... ¿cuándo pensabas decírmelo? ¿También lo olvidaste?

—¡Qué! No es verdad, sigo viviendo en el mismo lugar—dijo con cinismo. Le había ocultado su nueva dirección y sobre el porqué de sus planes de mudanza.

—No creo ni una sola palabra que sale de tu boca Ethan. Tu vecina me dijo que te habías mudado hace días ¿Por qué no me lo dijiste?

—¡Qué no me he mudado, en serio!—volvió a mentir Ethan ¿Pero con qué propósito? ¿Por qué no quiere decirle la verdad a su novia?

—Puedes pasar la noche conmigo hoy para que lo compruebes, no sé porque dudas siempre de mí.

—Si no lo hiciera no te quisiera bobo.

«Bobo» la palabra más estúpida que Ethan puede soportar en el planeta, cada vez que Liz lo llamaba así le ardía el cerebro. Pero últimamente se había vuelto tan frecuente que casi no le importaba.

—Esta tarde tienes almuerzo con el presidente de Moll Enterprises y pues es mi obligación ir contigo.

—¿Quién lo dice?

—Yo, además esto puede bajar mi enfado contigo por dejarme plantada.

—Eres una niña muy mimada, me estás dejando de gustar. —le dijo Ethan así de soplo—si al menos te comportaras así en la cama...

—Si así fuera yo disfrutaría poco. —Liz se enderezó y salió feroz de la oficina de su novio y jefe y fue por un latte y mientras tomaba la bebida se puso a reflexionar sobre la actitud de Ethan, algo andaba muy muy mal con él y pretendía averiguarlo a como fuera lugar. Los hombres siempre actúan nerviosos e inseguros cuando hay mujeres de por medio y eso casi siempre los lleva al fracaso porque no pueden hacer bien sus tácticas románticas. Pero Ethan hace mucho tiempo no hacía nada lindo para ella, solo disfrutaban de un sexo salvaje eterno y nada más, el amor se iba esfumando y Liz lo sabía pero iba a remediarlo o al menos eso intentaría.

(...)

En un restaurante elegante Ethan y Liz estaban muy casuales esperando a Koller Moll de Moll Enterprises para hacer ciertos acuerdos en grande sobre material de construcción, era un negocio importante no solo por la calidad del material sino por abrirse un nuevo camino en la construcción de casas y hoteles y dejar los productos sanitarios e higiénicos o producir ambos.

Nosotros Es Igual A NadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora