4. DESNUDO

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CAPITULO EDITADO

4

DESNUDO

Sally abrió la boca sorprendida, era demasiada casualidad. Caminó hacia la camilla curiosa, abrió la cortina que la ocultaba, entró y la volvió a cerrar. Ahí estaba él, Ethan, con una camiseta negra que le dejaba a ver unos músculos perfectos y un pantalón negro y botas. La miraba con esos ojos grises verdosos, su cabello estaba revuelto y tenía un poco de barba mañanera. Se miraba hermosísimo.

—¿Eres Rick Lower?—preguntó la chica temblando.

—No, es un viejo amigo.—respondió él calmado sin dejarla de ver.

—¿Qué haces aquí?—preguntó ella nerviosa, ese tipo le había hecho de todo en su sofá y aun así tenía nervios de punta. Sally comenzó a pensar que el destino si existía y le estaba jugando una mala broma.

—Vine a hacerme unos exámenes para asegurarme de no haberme contagiado algo... por cierta mujer que estoy viendo.

A Sally se le pusieron más rojas las mejillas.

—Curioso, vine a lo mismo.

Ethan se acercó a ella, y la tomó por las caderas.

—¿Y te pasé algo?—preguntó él cerca de sus labios.

Ella negó.

—¿Y yo a ti?

—Nada preciosa.

Ethan la apretó con fuerza al cuerpo de él y la besó con locura. Pero ella se separó.

—¿Qué te pasa? Lo qué pasó ya pasó. No se va a volver a repetir. Estamos limpios, sí, pero no tengo ganas de acostarme contigo de nuevo.

—¿Segura? Ya te follé dos veces y creo que somos capaces de repetir con mayor confianza.

—Estaba borracha y semiconsciente de lo que hacía. ¡Pensé que lo habías notado!

Él soltó una carcajada.

—¿Te arrepientes entonces?

—No fuiste un error—afirmó ella— Pero creo que eres un cerdo.

—¿Segura?

—Tan segura que apuesto que tienes una erección ahora mismo.

Él dio tres pasos para cerrar con seguro la puerta y volver a estar enfrente de Sally. La respiración de Ethan era lenta, Sally podía oler su aliento a menta y chocolate y su loción era jodidamente adictiva, olía a macho, olía a un ser salvaje. Y eso le encantaba. Ethan tomó la mano de Sally y le besó los nudillos y la palma y este le dedicó una sonrisa maliciosa. A ella le recorrió adrenalina pura sobre el cuerpo y sentía que se iba a desmayar.

—Eso puedes saberlo solo de una forma—Ethan llevó la mano de Sally lentamente hasta su entrepierna. Encima del jean, ella sintió que era cierto. Él le empezó a mover la mano, frotando con círculos sobre su pene. Él gimió. Sally por algún motivo no se negó.

Ella le bajó la cremallera, y le sonrió maliciosamente. Metió su mano, y tocó la tela del bóxer y siguió masajeando el miembro de aquel hombre. Él le sonreía como si fuera el rey del mundo. Se desabrochó los pantalones y se los bajó con todo y bóxer. Aquella bestia gruesa había salido de la cueva y Sally si tenía ganas de ir a cazar.

—Ethan... quiero ya sabes, chupártela... pero no me quiero arrodillar. Acuéstate en la camilla, quiero que sea fácil.

Él emocionado ni lo dudó. Se acostó en la camilla, y ella soltó el miembro del tipo, le quitó la camisa y las botas de militar. Lo dejó completamente desnudo en la camilla. Como una paleta deliciosa lista para saborear y gozar.

Nosotros Es Igual A NadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora