29. AMENZAS

3.5K 141 20
                                    

29

AMENAZAS

Ethan cerró la puerta de la habitación del hotel lentamente, él estaba muy cansado por el largo día que había tenido lleno de ira y angustia, miró como Sally lentamente sin piedad se arrastraba hacia la enorme cama que los esperaba, se quitó los tacones y la ropa y se acomodó en posición fetal. Ethan hizo lo mismo, se quitó los zapatos y los pantalones y camisa de botones. Se acomodó justo atrás de ella arropándola con sus gruesos brazos y le besó sus suaves hombros mientras masajeaba sus delgados brazos.

— Tu papá me odia —le dijo adormilado.

— Ya sé, no debiste desafiarlo de esa forma, tocaste su ego Ethan. Respondió ella susurrando y acomodándose mejor a la estructura ósea de su prometido en esa posición.

— No me importa, es necesario que aprenda a no seguir controlando tu vida. Eres independiente y valiente Sally, vales mucho para quedarte en este pueblo y escuchar sermones de tu padre cada día. ¿Acaso él quiere que seas miserable?

Ella suspiró.

— Es mi padre y me ama Ethan. No me querrá lejos de su vida nunca. Soy su única hija.

— Esa no es razón para tirarme un jarrón en la cara, Sally.

Ella aguantó la risita.

— Intentabas llevarme a la fuerza ¿Qué esperabas? Te advertí que de esa casa no iba a salir tan fácil estando papá ahí. Además sigue tocado con lo de James.

— Pues esperaba que él entendiera que vas a ser mi esposa y que no vamos a vivir con él y que no te sientes para nada segura en estos momentos viviendo en esa casa. Oye, discúlpame sólo quería protegerte, pero tengo miedo de que algo malo te suceda, quiero protegerte. Y tú padre no entiende.

— Y lo has hecho bien, sólo que papá no entiende por los momentos que ya no soy una niña, y además sólo te advirtió que te matará en el futuro cuando te empieces a quejar de que ya no me aguantas...

— Eso no pasará. Lo prometo, eres perfecta para mí. Nadie va a matar a nadie.

Y eso fue lo último que se dijo esa noche antes de que se quedarán dormidos por completo.

La pelea que Ethan y Colton habían tenido había sido impactante para ambos, había sido una pelea como de dos reyes peleando por el amor de una princesa, y donde la princesa había destrozado un corazón yéndose con el rey más joven. Aunque sólo fueran por unas noches mientras el día de la boda llegaba, Sally había destrozado el corazón de Colton al decir que no se sentía segura en la casa que la vio crecer, que se sentía más segura con Ethan que con su hermano y padre en esa casa y que no importaba toda la vigilancia del mundo si ella no estaba con Ethan.

Ethan se había llevado casi a la fuerza, a un hotel del pueblo a Sally, la cual no se opuso para nada al final de la tremenda discusión que tuvo con Colton en la casa, pero si le dolió destrozar el corazón de su padre al irse con Ethan. Había quedado un desastre de lujosas cosas regadas porque Colton con su edad no se podía defender a tantos golpes, de hecho, Ethan nunca alzó los puños, solo la voz, pero de todos modos, Colton parecía un loco con rabia al ver las maletas de Sally al salir. Suegro y yerno estaban enemistados por la atención y amor de la única mujer que los unía.

Al amanecer Sally fue la primera en despertarse, la pobre se estiró tanto que le dolieron los huesos que tronaron. Había dormido bien, no recuerda que soñó pero no le importaba. Había despertado junto a Ethan y eso le daba calma.

Sin hacer mucho ruido se levantó de la cama y observó la habitación. Las cortinas no dejaban entrar el sol y eso estaba bien porque Ethan dormía como un oso y claro, roncaba como uno. No quería despertarlo aún.

Nosotros Es Igual A NadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora