24. VENGANZA

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VENGANZA

El sol abrasador y el calor sofocador con ciertos mosquitos despertaron a Sally.

— ¡Ethan maldición! Nos quedamos aquí. ¡Joder mueve tu pesado trasero y levántate! ¡Ya van a despertar los trabajadores y nos van a ver desnudos otra vez! ¡Despierta coño!

Ethan seguía como un tronco, sin moverse.

— ¿Con qué así juegas eh? Bien, amo los juegos amorcito.

Con sus dos manos tomó el balde de agua de la esquina, y aún estando los dos desnudos, le echó el agua en la pesada cabeza de Ethan. Éste se despertó asustado y ahogándose.

— ¿Qué te sucede? — le gritó.

— ¡Apúrate y cámbiate! Es de día, vamos, que aún podemos llegar a la casa sin que se den cuenta, siguen dormidos.

Ethan enojado se vistió, tomó la canasta y esperó a Sally. Se fueron como vinieron; a escondidas, en silencio y apresurados.

Cuando con delicadeza abrían la puerta de atrás para entrar por la cocina, vieron a una figura muy peculiar que desayunaba una taza de café y bollos.

— Mira quién apareció ¡Pero si es mi hermana favorita que viene de follar!

Gritó Allec aún en pijamas.

— ¡Cierra el pico bastardo! ¿Qué demonios haces aquí? — dijo abrazándolo.

— ¿Qué, no te gusta la sorpresita? Alargué mis vacaciones terroncito. Te extraño.

Sally le desordenó el cabello.

— Tú también me hiciste falta Ethan, no te pongas celoso.

— Oh no desperdicies tu amor hacia mí, quédatelo.

—¡Malagradecido!

— Es que con el de tu hermana me sobra.

— Oh si ya veo que te prefiere más a ti que a mí...

Alec estaba acojonado y fingiendo que lloraba y le daba un ataque cardíaco.

— ¿A qué hora llegaste? Ayer no te vimos. — le dijo Sally.

— Llegué al mismo tiempo que ustedes se fueron a gozar sabe quién donde, la fogata estuvo acogedora. Lástima que vi a "tu mejor amiga" con James besándose. ¡Puak! cómo se desperdicia ese hombre con tan poca mujer. ¿No se da cuenta que le faltan más tuercas que tornillos en la cabeza? Eso sí, su cirujano hizo milagros divinos.

— Lástima que nadie puede hacer nada con la maldad que lleva dentro — dijo Ethan.

— ¡Oh vaya! conoces la historia.

— Si y no sé cómo a Sally no le da miedo tenerla cerca.

— Oh vamos, es una perra loca rehabilitada. Aún no me ha hecho nada y no intenta quitarme a Ethan.

— Aunque me diera té de calzón, no caigo, amor.

Alec se rió.

— ¡Uf! de todos modos hablaré con papá para que hable con James y le diga que no se acerque a la casa.

— Bien, si no te hace caso, yo mismo traigo al loquero, sería muy feliz verla otra vez con camisa de fuerza.

— Ya deja de soñar, nos vemos luego, Ethan y yo iremos a dormir.

— Oye, mis esperanzas son enormes. Nunca me ha caído bien esa loca, y me da muy mala espina que esté merodeando por esta casa como si nada.

Ethan no entró a su habitación, entró a la de Sally, pronto iba a traer las maletas para que ambos estuviesen más cómodos. Se tumbaron en la cama y se acomodaron en la mejor posición para dormir como pareja.

Nosotros Es Igual A NadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora