26. PELEA DE MACHOS

4.8K 185 15
                                    

26

PELEA DE MACHOS

Sally descansaba en su cama mientras los policías buscaban pistas sobre "el presunto atentado" y se dice "presunto" porque aun solo quedan sospechas y nada de pruebas. El día era lindo porque había nubes por doquier y el sol estaba radiante y poderoso y lo mejor de todo es que no había mucho calor pero, al parecer este bello día sofocaba a Susan y James que estaban en graves problemas y sin saber cómo resolverlos.

—¡Qué estás loca! ¿Cómo pudiste hacer semejante estupidez? Quedaste como principal sospechosa y yo también estoy involucrado ahora. —le gritó James a Susan en el auto, cuando iban de camino a una ferretería.

— Las cosas no salieron como esperaba, lo sé. Pero esperaré a que sea el tiempo perfecto para volver a atacar. No me voy a rendir tan fácil y lo sabes James, voy a cumplir mi venganza te guste o no. — Le afirmó mirando sus cabellos rojos en el espejo retrovisor.

— No puedes tocar a Sally otra vez, te lo prohíbo Susan, ya tuviste suficiente, fallaste.

— ¿Suficiente? Pasé años en un psiquiátrico por su culpa, no es suficiente para mí que esa estúpida esté herida, la quiero muerta.

— Olvídalo ya perdiste tu oportunidad.

— A mí me parece que sigues enamorado de ella— Susan se cruzó de brazos— Vete olvidando de ella porque tarde o temprano nos va a hundir. Voy a vengarme antes, y nadie va a sospechar de mí.

— Prefiero separarlos, que matarlos.

—¡No! Tú te quieres quedar con Sally y botarme. Si te deshaces de Ethan pues también de Sally, punto.

— Bien, como quieras. Pero de ahora en adelante haremos las cosas bien... Las haremos a mi manera. Aun no puedes acercarte a la casa mientras investigan, Alec te tiene entre ceja y ceja.

— Me importa un bledo lo que piense ese imbécil, me desharé de él tan rápido como lo haré de su hermana.

— Cálmate, solo ten paciencia. No te asomes a la casa ni a ellos, sé precavida.

(...)

Sally tomaba el té mientras Ethan hablaba con su abogado y asistente a la vez. Ella lo observaba caminar de lado a lado de la habitación, con dos teléfonos en las orejas, y le causaba tanta gracia que se reía en su cara. Se reía pero no disimulaba su terrible excitación al verlo con esos jeans ajustadísimos y su camisa blanca manga larga doblada hasta los codos y el cabello húmedo y bien peinado. Tenía el ceño fruncido mientras hablaba y se notaba muy estresado desde la semana pasada, desde que la mordió una serpiente.

— ¿Por qué coño no puedes traer el anillo la siguiente semana? ...No, no me importa dónde estás ni con quién, apúrate. Y tu Joe, arregla todo el papeleo para la boda, no quiero ningún error. Te llamo después para acordar los términos... si yo sé que es muy pronto pero me da igual lo que pienses, yo soy el jefe, no lo olvides.

Ethan colgó ambos teléfonos y se tumbó en la cama junto a Sally. Se acurrucaron juntos y se arroparon, se sentían tan cómodos y felices el uno con el otro que no dejaban de besarse o abrasarse cada vez que se miraban.

— Es hora de que salgas, no puedes quedarte encerrada aquí más tiempo.

— Hasta el día de nuestra boda saldré. No puedes convencerme para hacer lo contrario.

— ¿Por qué no? ¿Acaso no iras en busca de tu vestido de novia?

— No es necesario, he contratado al mejor diseñador de vestidos de novias del mundo entero. No es necesario que salga, él vendrá a mí.

Nosotros Es Igual A NadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora