14. MENTIRILLA NOCTURNA

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CAPITULO EDITADO


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MENTIRILLA NOCTURNA

La casa de Pat quedaba cerca de esa universidad, y Sally no creyó en tanta coincidencia. Él había planeado llevarla a su casa y no a la de ella. Aunque no importaba, en ambas casas iban a terminar haciendo lo que estaban haciendo. Dándose placer por placer, era como si estuviesen destinados a estar juntos por esa noche. Y era algo extraño, Sally miraba estrellas doradas en el aire con cada beso de Pat, con cada palabra sucia que le decía su nivel de excitación iba a por las nubes y no lograba comportarse ni contenerse.

- ¿Me pondrás las esposas por entrar a tu casa a la fuerza?-jugueteó Sally desnuda en su cocina. Sus senos eran tan redondos y perfectos que no se le quitaban las ganas a Pat de besárselos.

Pat no dijo nada y no era extraño, él casi nunca decía nada. Se acercó a Sally y la elevó hizo que se enroscara en sus piernas mientras él la llevaba a su cuarto.

-Está más ordenado que el tuyo-se burló él y luego la besó con fuerza por todo su cuerpo, dejando su rastro de besos en cada centímetro- ¿Lo recuerdas, aquella noche?

Sally se permitió recordar mientras estaba al borde de la locura con cada caricia y beso.

-Hmm, mi hermano me sigue chantajeando por eso.

-¿Pero lo vale verdad?

-Veremos a partir de hoy si valiste en verdad la pena. - ella estaba jugando, Pat había comprado que era un total experto follando.

-Como gustes...

Pat la llevó a su cama y con una corbata que estaba sobre su mesita de noche le vendó los ojos y la besó, le dio nalgadas y le dijo que regresaría pronto. Sally se rio en su cara. Pat fue hacia la cocina y sacó un vaso de hielos y dos copas preciosas, y no se olvidó para nada del champán, regresó a su habitación y la observó detenidamente, otra vez se estaba dando placer con sus dedos.

-Sabes algo, a los hombres nos pone cachondos ver a las mujeres masturbarse, dándose más amor así mismas en diferentes ángulos y posiciones, pero hoy harás solo lo que yo pida, para que me complazcas y también devolverte el favor. Deja las piernas abiertas y extiende los brazos al aire.

-¿Qué me harás si no quiero hacerlo?-respondió ella con voz melosa y provocativa. -¿Me castigarás acaso?

Pat dejó las cosas en la mesita, en su pantalón tenía las esposas y estaba dispuesto a usarlas. Se acercó a ella, controlando la respiración tal cual un tigre trata de sorprender a su presa y tomó con fuerza sus brazos delgados y le puso las esposas en cada muñeca ajustándolas a los barrotes del respaldar de la cama. Sally pataleó y gritó que la soltara pero la fuerza de Pat era brutal.

-No estoy para nada excitada, eres un imbécil.

-Oh cariño, estás molesta porque no te gusta perder el control, siempre quieres estar al mando. Perote te jodiste, hoy no es tu noche, es la mía. Así que abre esas malditas piernas ahora.

Sally no cedió y las hizo un nudo, pero Pat sabía cómo resolverlo.

Pat destapó el champán y sirvió las copas, se acomodó al costado de Sally y le besó el cuello dejándole leves chupetones para luego lamérselos, lentamente se dirigía a sus orejas, le mordía el lóbulo y metía las lengua entera, pero Sally no reaccionaba, seguía rígida a propósito porque ella sabía que cada roce iba a funcionar al final y sobre todo sabía que iba a caer en sus garras.

Nosotros Es Igual A NadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora