34. TE ENCONTRÉ

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TE ENCONTRÉ

— ¿Cuál es su nombre? — le preguntó Sally al salir de aquella habitación al hombre que se había encontrado hace rato y que la había ayudado tanto.

Ella se sentó rápidamente en una banca que estaba pegada a la pared y lo miró a los ojos en forma de agradecimiento.

—Me llamo Phineas señorita. — se presentó amable.

—Gracias Phineas por ayudarme.

—No es problema señorita. Sí gusta también puedo ayudarla a encontrar a su novio, usted debe descansar, han sido días duros, y usted no puede estar agitándose mucho. ¿Le parece buena idea que yo lo busque y usted espere un rato?

—En parte tienes razón, no debo agitarme mucho, pero en serio necesito encontrar por mi cuenta a Ethan. Necesito ver que él esté bien. — mencionó ella ansiosa.

—Yo no me voy a mover de aquí sin usted señorita, así que buscaremos juntos, no importa lo que cueste no la dejaré sola.

—Bien, entonces vamos. — gradeció ella.

Sally se levantó de inmediato y tuvo un pequeño mareo que la hizo volver a sentarse.

— Solo deme unos minutos y estaré bien— se excusó ella, pero no era necesario. Él le trajo agua y le dio una galleta que tenía guardada en su bolsa de pantalón. — Empecemos por las últimas habitaciones, hay que evitar las enfermeras y procurar que no descubran que seguimos husmeando por aquí todavía, esas mujeres suelen ser muy delicadas.

Y así fue, Sally iba con el corazón en la mano con cada paso que daba en ese extenso pasillo blanco. Contraía una grave decepción al abrir las puertas discretamente al no encontrar a Ethan. Se estaba preparando mentalmente para lo peor, ella era así, le encantaba imaginar cosas tristes siempre para seguir sintiéndose miserable. Pero cada puerta que abría le robaba la esperanza. No había señal de él.

— ¿Sabe? iré a preguntar a recepción, tal vez ellos me dicen algo a mí.

— Si no eres familiar no te dirán nada, además mi padre pidió que no se dieran detalles sobre él. Ni siquiera a mí, ni siquiera comprendo por qué... Es demasiado absurdo.

— Entonces llamaré a su padre.

A Sally le intrigó eso.

—¿Ha podido llamarlo todo este tiempo y no dijo nada?— ella sin duda quería disimular su enojo, pero sí hizo un esfuerzo. ¡Cuánto tiempo habían perdido!

— Pensé que era mejor esperar hasta recibir noticias concretas de su novio.

— ¿Esperar? El padre de mi hijo está quién sabe dónde con una pierna hecha carbón y usted quería seguir esperando más tiempo a por él... — le reclamó muy seria.

— Lo lamento. —La interrumpió —Le diré a su padre que usted está conmigo y que ya vio a su hermano, y que estamos buscando a su novio y que pronto lo irá a ver. Preguntaré si ya la pueden dar de alta para que venga usted conmigo. —explicó Phineas.

— Eso está mejor, gracias.

Phineas se alejó un poco para hacer la llamada e ir a la recepción y regresó en unos minutos.

—La enfermera de su papá dice que Ethan está estable, y que tuvo una operación en un hospital privado, por eso no se encuentra en este hospital.

— ¿Y le dijeron en cuál hospital está él? Por cierto, ¿Mi papá dónde se encuentra?

— Su papá está en un hotel justo a la salida de la carretera del norte y pues su novio se encuentra en un hospital de Rosewood. A dos horas estamos señorita.

Nosotros Es Igual A NadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora