Maldiciones y desgracias.

119 19 5
                                    

El agua corría por mi piel, mis ojos se mantenían cerrados mientras pasaba las manos por mi cabello, imágenes de aquel sueño vinieron de repente a parar a mi cabeza, haciéndome negar repetidas veces pues poco a poco sentía como el calor en mi cuerpo incrementaba.

-Carajo no ahora por favor.

Pero mi cuerpo fue más traicionero, miré hacia abajo y observé como aquellas oníricas imágenes cobraban efecto sobre mí.

-No puedo dejarla así.

Dicho esto suspiré pesadamente y llevé mi diestra hasta mi entrepierna, masturbandome mientras pensaba en él, en Kim Myungsoo.

•~•

-Por fin llegas.

Dijo mientras sonreía, caminando hacia mí con aquel porte y elegancia característicos de ese hechizaste hombre, sus cabellos lacios y desordenados cayendo por su frente mientras aflojaba un poco su corbata al avanzar hacia mí, dando pasos firmes y precisos. No pude evitar tragar duro al observarle, por que no lograba comprender como es que podía observarlo tan fijamente y con detalle sin importarme qué lo notase.

-Hola.

Myungsoo alzó sus cejas y se acercó a mí, girando para ver detrás de si por donde había avanzado hacia mí, girándose nuevamente a mirarme.

-Me estabas mirando... de nuevo.

Murmuró risueño, mostrando aquella blanca y perfecta dentadura, digna de arrancarle sonrisas a cualquiera. Negué repetidas veces conforme caminaba hacia la puerta del lugar, alborotando mis aún húmedos cabellos.

-Mentira.

-Verdad.

Entramos al lugar y tomamos asiento, Myungsoo se sacó el enorme abrigo negro, dejando ver el forro interior de seda roja, como la del sueño, aquello me hizo entreabrir los labios algo sorprendido.

-¿Ocurre algo?

Negué repetidas veces antes de fijar mi atención ahora en él.

-Encontramos a Howon.

Myungsoo no pareció sorprenderse, en cambio me miraba fijamente con atención, asintiendo con levedad me dio a entender que quería escuchar más, a lo que yo suspiré y entrelazando los dedos de mis manos coloqué estas sobre la mesa, mirándole de la misma manera.

-Sungjong lo mató, Myungsoo necesitó preguntarte algunas cosas.

Myungsoo asintió una vez más tan lentamente y tan serio, que por primera vez sentía que el analizado, era yo.

Tenía mis propias conclusiones, pero no tenía pruebas para afirmarlo, necesitaba que Kim Myungsoo lo admitiera, y de ser así, habría resuelto entonces también, el asesinato de Jeon Jungkook.

-Al grano Sungyeol.

La camarera llegó a nuestra mesa, y después de haber esperado un par de minutos a que nuestros cafés llegasen, comencé.

-Sospechó y de hecho me dio a entender que entre Sungjong y ud había algo más que una relación alumno profesor.

Murmuré fluida y seriamente, con el tono que solía usar al interrogar a las personas, pero mi manera de hablar no intimidaba a este hombre, no le provocaba nada, no le inmutaba.

-Así es, tuve algunos encuentros un tanto lujuriosos con ese muchachito.

Afirmó sin la menor pizca de culpabilidad, cosa que me desagradó totalmente pues sabía que Sungjong era por bastantes años más joven que Myungsoo.

Neblina. (Myungyeol)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora