Neblina. (Myungyeol)

Plenilunio

La luna llena se asomaba imponente por entre los árboles, mis lágrimas nublaban ligeramente mi vista conforme me levantaba trabajosamente, esto era una desgracia, ni siquiera me había dado la oportunidad de pedirle perdón, mi corazón dolía tanto como el suyo, me sentía mal, yo no quería que las cosas acabaran así, si tuviera la oportunidad de volver al pasado y hacer todo distinto, lo haría sin pensar, había perdido al amor de mi vida y a mi pequeña, mi Misuki.

-Salgan, sé qué hay más entre los árboles, Haneul, Taeyeon, Jessica, Dongwoo... Taehyung.

En cuanto hube terminado todos y cada uno comenzaron a asomarse por entre los árboles.

-Nosotros no podemos matarte, pero otro vampiro si.

Murmuró un sonriente y muy satisfecho Sungkyu, haciéndome negar con levedad conforme me incorporaba, estaba débil, llevaba meses sin beber sangre humana por el simple hecho de no querer herir más a Sungyeol, Taehyung caminó a mí decidido y sin siquiera darme oportunidad arremetió en un fuerte puñetazo en mi pómulo derecho, mandándome a volar contra un enorme árbol.

-Tú...¡Lo sabías!

Gritó exasperado, temblando de molestia conforme se me acercaba hasta elevar su puño y soltar otro golpe fuerte en mi abdomen, el cual bastó para sacarme el aire, golpes y patadas por parte de Taehyung me tenían volando entre los árboles cuál muñeco de trapo, haciéndome debilitar por ello aún más de la cuenta debido a mi falta de sangre.

-Híbrido patético, me das asco, me das vergüenza, que bueno que Sungyeol te Dejó.

Leves gotas de sangre escapaban de mi rostro, la debilidad y el cansancio se acrecentaban conforme se acercaban a mí los demás, sacando un par de cuerdas para enrollarme las manos en estas y guiarme de nuevo a mi casa.

Observé perdido el trayecto, admirando la hermosa noche y los sonidos a mi alrededor, apreciando la vista y el entorno por última vez, mirando al cabo de un rato como extrañas y fantasmagóricas figuras y siluetas iban y venían, se deshacían y volvían a cobrar forma, siguiendo el trayecto cual procesión camino a mi casa, eran bastantes, parecían una multitud, suaves murmullos y sollozos resonaban entre los árboles, gritos desesperados que por alguna extraña razón, lograban ponerme los pelos de punta. ¿Que es lo que me depararía?, ¿existía vida después de la muerte?, ¿iría al infierno?, ¿Sungyeol me perdonaría algún día?, miles de preguntas se juntaban, me abrumaban y no me dejaban pensar, me sentía ansioso, decepcionado y sobre todo muy dolido con Sungyeol, su mirada había expresado tanto para mí, me desconocía, lo sabía, para él yo ya no era más su amor, para él yo era un monstruo, y en parte lo entendía, pero era algo que no podía evitar, estaba en mi naturaleza, cometí millones de errores, lo sabía, así como sabía lo fuerte que era el destino, y que este era mi momento, no opuse resistencia ante mis captores, no hice nada, dejé que todo siguiera su curso.

•~•

Los golpes tardaban en regenerarse, sentía esa horrible pesadez. Llegamos a mi casa, me obligaron a abrir la puerta, seguido de esto me guiaron hasta la habitación en la que solía tener mi colección de cámaras, era pequeña pero bastante espaciosa, tenía un par de sillas y estantes sin mencionar el gigantesco vitral en la parte superior, un bonito diseño barroco pintado con colores azules, ellos comenzaron a sacarlo todo, dejándome totalmente confundido por ello.

-Por favor, no destruyan nada...

-¡Cállate!

Taehyung gritó azulando sus ojos y mostrándome sus afilados colmillos, haciéndome asentir casi inmediatamente. Esto era extraño, ¿que pretendían hacer?.
Después de un rato pude observar cómo ellos tomaban todos los espejos de mi hogar y armados con clavos y martillos comenzaban a golpear en el cuarto, yo por mi parte era vigilado por Taehyung, no tenía escapatoria, mis rodillas trémulas lo sabían, mi corazón palpitante también y sobre todo el abandono de Sungyeol persistiendo en mi pecho.
Salieron uno a uno de la habitación, arrastrando los muebles sobrantes, yo solo les miré curioso y por qué no, temeroso también, Taehyung me sacó las sogas y me empujó en el interior de aquella habitación, topándome de lleno con cuatro paredes forradas de espejos, mis ojos parpadearon incrédulos, cientos de Myungsoo's me devolvían la mirada.

-Mírate ahora Kim Myungsoo, por que será la última vez.

Murmuró amargamente Sungkyu, haciéndome girar hacia él para así tomar mi mano y sacarme bruscamente mi anillo, cerrándome la puerta en el rostro Justo en el momento en el que yo negaba desesperado, lanzándome demasiado tarde hacia la puerta para arañarla y golpearla.

-¡No!, ¡mi anillo!, ¡devuélvemelo!

Grité agónicamente, sintiendo mis lágrimas bajar conforme golpeaba inútilmente la gruesa puerta, sintiendo mis pocas fuerzas írseme poco a poco, mi cuerpo doblegándose ante aquel encierro.
¿Que harían conmigo?, me giré despacio, mirando los espejos vacíos, un fuerte temblor se apoderó de mí y un par de sollozos escaparon audibles por el lugar.

-Sungyeol, Sungyeol... No te vayas.

Murmuré entristecido, haciéndome ovillo en el suelo mientras escondía mi rostro en mis rodillas, escuchando como el vitral sobre mi cabeza comenzaba a hacerse añicos debido a unos golpes con los martillos que comenzaban a lanzar, elevé la vista una vez más, observando como los chicos sobre mí tiraban el cristal por completo para después bajar de allá, dejándome solo nuevamente en aquella oscura habitación, suaves temblores recorrían mi cuerpo entero, espectros de luz blanca iban y venían tenues entre los espejos, haciéndome abrir los ojos enormemente mientras apretaba los dientes, huellas de manos aparecían y al cabo de un rato se desvanecían sobre los espejos, rostros deformes se asomaban, me miraban, me mantenían despierto, pues a pesar de la nocturnidad, me encontraba somnoliento.

-Lo lamento.

Murmuré suavemente, llevándome las manos a los cabellos mientras me refugiaba en mí mismo, escuchando ruidos por todo el lugar mientras la luz de la luna alumbraba el sitio.
Mañana al salir el sol, este daría Justo sobre la casa, la pregunta era, ¿soportaría tanto tiempo expuesto al sol?