Extra. •Luna•

105 12 12
                                    

Las teclas eran presionadas de forma armoniosa, el sonido era fuerte y melodioso, resonaba por toda la parroquia mientras el párroco entraba a esta por la puerta principal, era tarde casi de noche, el aire fresco entraba por las enormes puertas de madera y removía los largos cortinajes que adornaban las figuras religiosas en el altar, el sitio estaba vacío, pues las misas hacía rato que habían terminado, el párroco caminó con precaución por el pasillo entre las butacas, prestando atención a la melodía proveniente del órgano utilizado en el lugar, sabía de sobra que en ese momento la única persona que estaba ahí era el vigilante y este, se encontraba afuera.

-¿Se le ofrece algo?

Habló firme y claro, tratando de sonar fuerte aunque por dentro, sabía perfectamente de quién se trataba, sus piernas trémulas ante la inesperada visita de detuvieron en el momento en que la música del órgano cesó.

-¿No es Ud muy joven para ser párroco?

Cuestionó un muy sonriente Myungsoo al momento que se ponía de pie y se asomaba por la baranda del piso superior donde yacía el instrumento. El párroco, alto y delgado con cabellos castaños y ojos temerosos solo suspiró.

-Si buscaba al anterior, temo decirle que hace ya un par de semanas que fue trasladado.

Myungsoo chasqueó su lengua mientras negaba suavemente, rascando su nuca de forma ansiosa nuevamente.

-Este lugar me provoca... No sé, sensaciones extrañas.

-¿Que ha venido a hacer aquí?

Myungsoo se giró nuevamente hacia él pues su atención se había desviado hacia una pintura en el techo con ángeles.

-Quería hablar con aquel hombre, pero dado que no está... Serás tú quien me tenga que escuchar.

Dicho esto Myungsoo tomó impulso y saltó por la baranda hasta caer frente al otro, haciendo al ajeno retroceder considerablemente para después tropezar con la larga sotana color negro.

-Ohh vamos, no te asustes, que si perteneces a esta parroquia bien debieron haberte puesto al tanto de mí, ¿tu nombre?

Myungsoo se inclinó sobre él y le miró fijamente, escrutándole con la mirada de arriba a abajo fijamente.

-L-Lee.. Daeyeol.

Myungsoo asintió suavemente ante el titubeo del otro, se acercó a él lentamente y olió cerca su cuello solo para después retirarse y colocarse de pie.

-No hueles como él.

-¿Cómo quien perdón?

Myungsoo solo atinó a reír y negar, regañándose internamente por haberle encontrado parecido a ese hombrecillo con su querido Sungyeol.

-Hace tiempo que no veo a mi gran amor.

-¿Tú te puedes enamorar?

Cuestionó mientras se ponía de pie con un gesto de desaprobación.

-El señor Yoon me habló mucho de ti, y debo decir que estoy en contra del tratado que tienen.

-Ese tratado se firmó décadas antes de que siquiera ese hombre naciese, así es esto, uds deben mantenerse alejados de mí y yo a cambio no le toco un pelo a nadie que pertenezca a esta iglesia.

Daeyeol hizo un gesto de desaprobación, negando repetidas veces conforme se mantenía cerca del intruso que caminaba por el altar, observando los objetos religiosos sin llegar a tocarlos.

-Pero si, por eso vine aquí, venía a hablar con el párroco Yoon, lo llegué a hacer un par de veces... Llevo días fuera de casa, mi intención es alejarme tanto como me sea posible, no quiero dañar a la persona que más quiero en este mundo, aunque de nada ha servido, sigo visitándole cada noche aunque no lo sepa.

Neblina. (Myungyeol)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora