Dos hermanos nocturnos

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La furia me llenaba totalmente, unas inmensas ganas de desgarrarle el cuello al menor me invadía, había arruinado todo, me había costado tanto trabajo llevar a cabo esto, una vez llegamos a otro claro mas al fondo del espeso bosque, casi llegando al siguiente poblado, me detuve, girándome sobre mis desgastados y sucios zapatos negros para clavar mi gélida mirada contra él, sus cabellos color rojo chillón brillando por la luz de la luna.

-¡Imbecil!

Grité totalmente exasperado, sintiendo como las venas en mi cuello resaltaban y escuchando como las aves de la zona salían disparadas de los árboles, el grito haciendo eco por el lugar.
Taehyung me miraba divertido, dando un salto lo suficientemente alto para encaramarse en un árbol cercano y después otro más directo al cielo, tomando una golondrina entre sus manos para después caer con fuerza sobre la tierra, llevándose el ave a los labios mientras le succionaba la sangre con tal rapidez que en menos de 5 segundos el cuerpo sin vida del ave ya descansaba en el suelo.

-Venía a visitarte hermanito.

-¡Tú no eres mi vil hermano!

-Tenemos el mismo padre así que shhh.-Murmuró mientras se llevaba el índice a los labios, los cuales chorreaban de sangre.-Nunca me invitas a esos bailecitos en tu casucha llena de pinturas y puertas.

Dijo en modo de burla mientras me observaba divertido.

-No eres bienvenido a mis mascaradas, tu comportamiento es deplorable, déjame tranquilo y vuelve a tu lugar.

Soltó una risa burlona mientras negaba, señalándome mientras caminaba por el lugar.

-Eso es tan anticuado, ya nadie dice las cosas así querido Myungsoo.

Murmuró sin dejar aquella sonrisa.

-Sé que has venido por lo de Jungkook.

Y entonces su semblante cambió, de hizo más frío, más animal. Se acercó a paso rápido hacia mí, colocando su mano alrededor de mi garganta con fuerza, yo frunciendo el ceño a causa de eso.

-Ja.-Rió burlón mientras negaba.-Ni bebiéndote a todos los humanos del sitio donde vives lograras ser tan fuerte como nosotros, Sigues siendo un vil y despreciable híbrido.

Dicho esto me arrojó con fuerza sobre la tierra, haciéndome hundir en esta.

-¡Yo no lo sabía!, ¡él jamás te mencionó!

-¿¡Como carajo lo haría!?, ¡si ya me había olvidado!.-Gritó dolido mientras golpeaba la tierra a un costado de mi cabeza.-¡Si lo enamoraste con tus putos encantos de príncipe del siglo XVII!

Me tomó del cabello y llevó mi rostro lo más cercano posible del suyo, chasqueando sus blancos dientes de coraje, clavando sus ojos en los míos.

-Si lo persuadiste hasta el punto de hacerlo entregar su vida para ti.

Y suspiré, cerrando los ojos mientras negaba.

-¿Sabe el chico que la mujer muerta del lago es su madre?

Abrí mis ojos con fuerza y le miré sorprendido sin decir nada, no había pensado ya en eso, la madre muerta de Sungyeol, pero tenía cosas más importantes en las que pensar, como en explicarle a Sungyeol lo que había visto hacía un par de minutos en el bosque.

-Eres el ser más vil y despreciable que pueda existir, eres peor que todos los de nuestra clase, ¿como pudiste hacer eso con todos esos jóvenes?

-Creí que solo eran comida para ti.

-¡Eso fue hasta que conocí a Kookie!

Enarque una ceja totalmente desconcertado, Taehyung había sido Tan despreocupado, había considerado por décadas la existencia de los humanos como insignificante e inferior, incluso había llegado a asesinar a algunos antes en sus inicios, no podía creer que ese humano le había cambiado tanto, casi no podía reconocer al hombre que se encontraba frente a mí Justo en ese momento.

-No puedes quedarte, aún no puedes salir al sol, te quemaras.

Murmuré mientras me incorporaba de nuevo, sacudiendo mi ropa y arreglando mis negros y terrosos cabellos.

-K-Kook me visita, lo he visto, sus ojos tristes, su piel pálida, y esas marcas en su cuello....¿Tienes idea de lo mucho que me contuve para no marcar esa hermosa piel?

Le di la espalda mientras suspiraba, por que no, no comprendía, no entendía como aquel mortal podía haber causado tal furor en alguien como él, no lograba ni imaginarme aquel sentimiento, por más que intentara, yo jamás en mi vida había recibido la mínima muestra de afecto o cariño por alguien que me importase, y yo nunca había sentido la necesidad de querer a alguien.

-S-solo para que llegarás tú, y, y...-Su voz se quebró.

-Lamentó haber mancillado al muchacho, yo no tenía idea de que lo conocías, jamás le hubiese tocado de haberlo sabido, lo lamento.

Y dicho esto, procedí a seguir mi camino para irme directo a casa a asearme un poco antes de buscar a Sungyeol.

-Lo entenderás pronto.

-¿Que dices?

-Como lo defendiste, todos tus sentidos te ordenaron proteger a ese muchacho.

No respondí, claro que no, no pensaba darle vueltas a ese asunto, por que aunque en aquella ocasión sentados bajo ese faro había dudado, lo cierto es que no había marcha atrás, ya había hecho bastante daño como para detenerme, Sungyeol era la víctima más duradera en todos mis años cazando, tenía una fuerza de voluntad tal, que no había logrado hacerle flaquear ni con la muerte de su padre, la cual, yo había causado.
No podía arrepentirme ahora, sin importar que. Un par de imágenes viajaron por mi cabeza, plasmándose en mi memoria con tal intensidad que tuve que tragar duro ante aquella extraña sensación que recorría mi cuerpo, él acariciando mi cabeza en aquel parque, ambos mirando al sol, mi rostro bañado en lágrimas, y todo ahí, con él. Sacudí mi cabeza repetidas veces con violencia, frunciendo el ceño mientras seguía mi camino decidido.
Sungyeol era mi presa, y no iba a descansar hasta no escuchar de sus carnosos y suaves labios que podía disponer tanto de su carne como de su sangre, él debía entregarse totalmente a mí, por su propia voluntad.

Neblina. (Myungyeol)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora