Luna de miel

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Myungsoo había preparado un traje de color negro con corbata roja para mí, la mujer que cuidaría a Mizuki estaba ya en la habitación con instrucciones precisas de los cuidados que debía tener. Me miré al espejo por tercera ocasión y suspiré mientras observaba mis largos y alborotados cabellos, haciendo una suave mueca para después sonreírme.

-Pff me veo genial el cabello le da un gran toque a mi atuendo.

Me dije entre risas mientras salía del baño, topándome con un Myungsoo que estaba recostado sobre la cama lanzando su reloj al techo y atrapándolo nuevamente.

-Estoy Listo.

-Perfecto, es hora de irnos.

Asentí repetidas veces conforme le seguía en dirección a la salida, despidiéndome de la niñera y tratando de no verme nervioso.

-¿A donde vamos?

-Si te digo dejará de ser una sorpresa.

Comentó sonriente mientras me guiñaba un ojo.

-Me gusta tu cabello peinado hacia atrás, es muy.... Lindo.

-A mí me gusta tu cabello largo, es muy provocativo.

Su comentario me hizo reír, así que enseguida golpeé su hombro mientras nos deteníamos frente a un Porsche color negro. Myungsoo sacó las llaves y quitó los seguros, dejándome totalmente sorprendido por ello.

-Sube.

-¿C-Cuando conseguiste esto?

-Soy viejo pero se usar el internet Yeol.

Abrí la puerta del auto y subí enseguida, sonriendo al mirar el interior del coche para después observar como Myungsoo encendía el auto ya con el cinturón puesto, colocó su mirada en mí y señaló su propio cinturón, haciéndome asentir entre risas pues había olvidado colocar el mío.

-Lo siento.

-Tranquilo, ¿estás listo?

-Muy Listo.

-Vamos.

Encendí la radio y abrí mi ventana por completo, sintiendo el aire frío de La ciudad golpear violentamente mi rostro hasta dejarme las mejillas heladas, Myungsoo se mantenía con la mirada fija en el camino pero sin borrar aquella sonrisa de su rostro, sus manos sostenían firmemente el volante, fue entonces cuando observé con atención su anillo, recordando así que el camafeo había desaparecido de mi cuello hacía días y con ello, el fantasma que lo ponía a mi disposición.
Las luces de la ciudad se veían hermosas, todo parecía ir de maravilla y aunque no tenía idea de a donde iba, la verdad es que no me importaba por qué Justo en ese momento, era el hombre a mi lado quien hacía de aquello un momento especial.

-¿Compraste este auto?

-No, lo renté, no es mi estilo.

-Conozco su estilo señor, debo decir que aunque es muy bonito es algo fuera de lo común hoy en día.

-Y es por eso que estoy manejando este auto.

Dijo entre risas mientras negaba.

-Debió ser difícil para ti la transición de la tecnología.

-Sigo prefiriendo las cartas.

-Tan romántico.

Murmuré en tono burlón mientras notaba cómo salíamos de la ciudad para entrar a una carretera que poco a poco se perdía entre árboles y colinas.

-¿Myungsoo?, ¿a donde vamos?

-Al cielo.

Dicho esto un camino de tierra se abrió paso a nuestra izquierda, Myungsoo lo tomó y subió por la pequeña colina hasta llegar a la superficie, deteniéndose frente a lo que parecía ser algún espacio de campamento, ya que podía observar pequeñas bancas con techos y mesas, ambos salimos del auto y una vez bajé Myungsoo tapó mis ojos con cuidado con una cinta de seda.

-¿Myungsoo?

-Sigue mi voz.

-¿Que es esto?, ¿50 sombras de Grey?

-Calla, ven, sígueme, sígueme, escucha mi voz.

Y así lo hice, seguí su voz sin protestar, sintiéndome total y completamente seguro de que nada malo sucedería, de que si una piedra se atravesaba en mi camino jamás llegaría a tocar el suelo.

-Deténte.

Me detuve en seco y en seguida pude sentir sus frías manos rozar mis pómulos con levedad, sus labios besar uno de mis oídos con un toque suave, su mano derecha bajando por mi cuello, acariciando este con parsimonia hasta bajar a mi hombro, su respiración se notaba un poco más acelerada de lo usual, inhalaba mi olor cerca de mi oído, entre mis cabellos. Una linda y suave melodía comenzó a hacerse escuchar en el lugar.

-¿Otro de tus músicos antiguos?

Dije entre risas mientras la cinta era retirada de mis ojos con lentitud, dejándome observar en su lugar un amplio mirador con vista a la reluciente y luminosa ciudad, una mesa de metal con decorados dorados y un fino cristal cuidadosamente colocado en la superficie acompañado de velas y un par de platillos junto a sus copas se encontraban Justo frente a este, candiles de vidrio con velas dentro colgaban de un par de árboles, la melodía venía del coche, ya podía notarlo. Aquello era simplemente un hermoso detalle, algo que jamás hubiese pensado que alguien haría para mí. Myungsoo tomó mi mano y me hizo girar como si estuviésemos bailando hasta quedar cara a cara.

-No, dijiste que debía ser un poco más moderno, Peter Gundry Sorrows Passing, una hermosa melodía digna de traer a mis pensamientos tu bello recuerdo cada que no te tengo entre mis brazos, cada que siento que me haces falta, así sean solo cinco minutos, para mí el tiempo pasa lento, es una eternidad, todos estos años, creí haber estado viviendo normalmente, un funesto y despreciable ser sempiterno que solo caminaba por el mundo por caminar, así haya vivido más de 300 años, siento que mi vida apenas comienza, me siento más vivo que nunca Sungyeol, jamás me había sentido tan humano hasta que pude encontrar aquel reflejo carente en mi naturaleza, en ti, me vi por primera vez reflejado en ti.

-Myungsoo.

Sus ojos se mantenían fijos en los míos, amorosos, llenos de ilusión, brillantes, vivos, expresivos. Sus brazos me aferraban contra si de forma protectora, se balanceaba al compás de aquella canción, pegando su frente a la mía. Mi corazón latía desenfrenado, un cosquilleo recorría mis brazos hasta llegar a mi estómago, me sentía feliz, me sentía pleno, me sentía tan dichoso, inevitablemente una sonrisa que me hizo doler placenteramente las mejillas se formó entre mis labios.

-Por primera vez siento que puedo morir.

-Jamás te dejaría morir.

-Tú serías el responsable, no creo que nadie más en este mundo tenga el poder de matarme.

Dicho esto tomó mi mano derecha y con una exagerada lentitud llevó esta hasta su pecho, Justo donde estaba su corazón, el cual latía un poco más rápido de lo usual, aunque claro, esos latidos eran nada comparado con los míos.

-Si algún día quieres matarme...Justo aquí.

-Yo jamás te haría daño, no digas esas cosas.

-Sé que quizá algún día cambies de opinión, sería un honor que me matases tú.

No podía seguir escuchando aquello, simplemente no concebía una vida sin él, por que a pesar del poco tiempo juntos, para mí se había convertido en parte fundamental de mi vida, así que un intento por hacer que se callase de una vez me acerqué a sus labios, rozando estos con suavidad mientras acariciaba sus mejillas, recibiendo una respuesta un tanto más pasional de su parte.

-En la cajuela hay mantas.

Noté la perversion en sus palabras, riendo por ello mientras le miraba a los ojos.

-Algo me dice que no me traías a cenar ni a ver la ciudad.

Él se encogió de hombros mientras negaba suavemente, sonriendo por ello mientras se hacía el desentendido.

-Siempre estoy preparado.

-Trae las dichosas mantas entonces pervertido.

Neblina. (Myungyeol)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora