Capítulo 4
"Milagros del suelo"
-¡Au!
¡Estoy despedida! No tengo duda de eso. Volteo a ver a Jorge que se está quejando en el suelo. Toco mi labio y con el dedo y tengo sangre en él.
-¡Perdón! Yo le ayudo a levantarse.
Me quito de encima de él y me pongo de rodillas a su lado, pero me deslizo. Otro golpe.
-¡Deja de tratarme de usted!
¿Es enserio? ¿Eso es lo que le importa?
Empiezo a arrastrame, boca abajo, por todo el baño para cerrar la llave de la bañera que seguía abierta.
Lo hago y regreso donde Jorge que ahora está sentado con una mano en su espalda.
-¿Está bien?
-No. Me duele la espalda. ¿Por qué no cerraste las llaves?- me pregunta molesto
-Le dije que tenia que cerrarlas...
-Si, pero no que ya casi se llenaba.
-Perdón... Venga lo ayudo a pararse.
-Me vuelves a tratar de usted y te despido, aunque creo que igual te voy a despedir por esto. Qué tal que ya no pueda volver a bailar, me duele mucho la espalda, en serio.
No puede ser, no solo arruino mi trabajo sino que dejo sin carrera al pobre muchacho.
-En serio perdón. Vamos a su cuarto.... digo, a tu cuarto.
Me levanto con cuidado, apoyándome en las paredes y él empieza a hacer lo mismo. Cuando ya estoy de pie, camino con cuidado hasta donde él está.
-Ten cuidado, si me vuelvo a caer quedo paralítico, gracias a ti.
-¡No! No digas eso, por Dios. Que se te haga la boca chicharrón.
Caminamos despacio hasta su cuarto y me dan unas pequeñas ganas de reírme al verlo todo curvado con una mano en la espalda. No debería reírme de mi jefe.
Aún así la preocupación vuelve a mí, no quiero que se quede paralítico o algo.
-Ay, ay. Espérate.
Se detiene y respira profundo. Rayos, sí se golpeó mucho. Lo veo con los ojos cerrados y con una mueca de dolor.
Ay, mejor le voy a comprar algo.
-¿Ya vino Sandra?-pregunta.
-¿Quién es Sandra?
-La de limpieza.
-Ah sí, está abajo.
Llegamos a la cama y lo ayudo a acostarse.
-Dile que venga a secar el baño y que me compre unas pastillas para el dolor.
-No, ¿Cómo crees? Yo te las voy a ir a comprar.
Jorge me escanea de arriba a abajo, rápidamente.
-No vas a ir así.
Señala mi camisa y volteo a verme. Oh Dios. Mi camisa está toda mojada, elegí un terrible día para ponerme mi brassier negro de la suerte... A demás de que tiene algo de sangre, supongo porque me golpeé el labio. Que vergüenza.
Siento como empiezo a sonrojarme, aunque Jorge ya no me está viendo más.
-Mejor cambiate si vas a ir.
-No tengo más ropa...
Jorge rueda los ojos y me mira molesto.
-Ve a mi closet y saca una camiseta. Hay muchas, solo elige una y ya.
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Cómo enamorar a Jorge Blanco (PARADA)
Fiksi PenggemarHISTORIA PAUSADA Un error con un folder cruzará a Ashley con el dulce, simpático y guapo cantante del momento, Jorge Blanco. Pero tal vez las apariencias engañan y él no sea lo que todos creen que es. A veces el destino juega malas pasadas.