Me cagué. No puedo decir otra cosa.
Reegan Harlek no parecía sorprendido. De hecho, no mostró ninguna emoción. Después de lo que me pareció una eternidad, se giró hacia el grandullón de su derecha.
―Dime, López, ¿cuánto es el tiempo récord mundial de vestirse?
―Menos de cuatro segundos, señor ―le respondió el hombre.
Harlek se miró la muñeca.
―Les daré diez.
López empezó a contar.
De un salto, Hassan y yo salimos de la cama y nos pusimos a rebuscar nuestra ropa en el suelo. Lancé mis bragas lejos de mí y me adentré en mis pantalones de un tirón. Lo siguiente que encontraron mis manos fue la camiseta de Hassan. Rozando la última letra de «diez» y con el corazón palpitándome en el paladar me encontraba de alguna manera vestida. Hassan aún luchaba con sus bóxers, mientras que mi blusa púrpura colgaba ridícula sobre su torso.
―Lo siento mucho, Blake ―lloriqueó Levi, apareciendo detrás de Jesse, quien la detuvo de acercarse a mí. Le tapó la boca con la mano y la apartó de la escena.
―López, ¿cuál es el récord mundial de salir como alma que lleva el diablo de mi presencia? ―prosiguió Harlek.
―¿Tras un disparo o dos? ―preguntó López con una sonrisa maliciosa. Desenfundó de su cinturón un revólver y lo apuntó hacia Hassan.
―¡Por amor a mis huevos! ―renegó Jesse, interponiéndose entre López y Hassan―. Quince segundos. Dale quince putos segundos, Reegaan.
Reegan Harlek chasqueó los dedos, y sus otros cinco acompañantes apuntaron sus propias pistolas hacia la cabeza de López. Éste hizo cara de desconcierto, pero se dio cuenta de su error muy pronto.
―Señor... ―balbució.
―López, ¿has apuntado con un arma a uno de mis hijos? ―inquirió Harlek, sin mirarlo.
―Señor, él se... Yo no... ―Se llevó su propia arma a la sien.
Retrocedí un paso. Jesse me miró sobre su hombro con una sonrisa de duende. Se tocó los labios con dedos inquietos y maliciosos. Dio una palmada y, con toda confianza, se acercó a la zona del peligro. Le arrebató el arma a López.
―Sí, yo tomaré esto. ―De uno en uno, cogió con gracilidad cada una de las pistolas de los grandullones―. Aunque sirve de poco; sé que tienen otra metida en el culo. Yo también, pero por razones diferentes. ―Se rio―. Amelie ha preparado té, así que vamos los tres ―Apuntó con el dedo a su padre, a él mismo y a mí―... a tener una charla amistosa y relajada. ¿Con anís? Sí, y quizá un poco de limonaria. Amarga. Te ayudará con las hemorroides. ―Palmeó la espalda de su padre, sacándolo de su estirada postura―. Digámosle adiós a tus guardias y a este chico el cual no tiene nombre ni importancia. ¡Largo!
Empujé a Hassan para que reaccionara. En dos segundos ya había desaparecido. Los grandullones esperaron a que Reegaan les diera una señal para esfumarse. Jesse barrió el aire hacia Levi, y esta se fue con todos los demás.
―¿Dónde está Shane? ―Reegaan Harlek me miraba a mí, pero estaba segura que la pregunta iba dirigida a Jesse.
―Mírate, viejo y cabrón. Sabes perfectamente dónde está ―se burló Jesse, enterrando su codo en las costillas de su padre. Dejó caer todas las armas al suelo y las descargó una por una.
―Pues lo quiero aquí en quince minutos o voy a deshacerme del crío de los Stone. Y no creo que eso te haga mucha ilusión, Caldwell. ―La mirada fría y aguda de Reegaan Harlek era otro nivel. Era como esos espasmos que te avisan que en cualquier momento te vendrá la regla.
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2. NIÑA MAL: Despertando en Las Vegas [Abi Lí]
Подростковая литература[SEGUNDA PARTE DE LA VERSIÓN CORREGIDA DE NIÑA MAL, DE HARRY STYLES, (POR LA AUTORA ORIGINAL)] Blake ha logrado lo que se había propuesto: regresar a Las Vegas. Lo que no había planeado era ser acusada por el asesinato de la madre del amor de su vid...