2. NIÑA MAL: Despertando en Las Vegas [Abi Lí]

Capítulo 23: Retraso vaginomental.

La noche fue extraña. Patadas, ronquidos y pedos. Sabía que todo era propio del matrimonio, pero lo de dormir con tres personas no creía que estuviese escrito en el acta que firmé bajó los paralizantes efectos de la droga.

Fui la primera en despertar. Levi estaba encima de mí, mientras que mi cara descansaba sobre la espalda de Shane. Fuera de toda aquella maraña estaba Hassan, durmiendo plácida y silenciosamente en el rincón.

Aparté a Levi de una patada y me erguí.

―¡Despierten, perros sarnosos! ―grité, propinándole patadas a la parejita interracial.

Hassan se removió a mi lado. Los años de cuidador lo habían traumatizado con un sueño extremadamente ligero.

―¿Qué hora es? ―preguntó, incorporándose.

―La hora que sea. Debemos levantarnos.

―Mira, Shane está babeando ―me burlé, señalando la boca abierta de Shane.

Levi abrió un ojo y miró a su novio.

―Qué tierno ―murmuró con voz de fumador.

―¿No estabas dormida? ―le pregunté, entornando los ojos.

Levi sonrió.

―Un poco. ¡Shane, despierta! ―Se sentó sobre las costillas de Harlek y se puso a sacudirlo como una posesa.

―Vas a matarlo ―le dije, acomodándome debajo del brazo de Hassan.

―Por mí puede continuar ―dijo Hassan, y me dio un beso en la cabeza.

―¡Vaya mierda! ―gruñó Shane―. ¡Duérmanse todos!

Me desasí del brazo de Hassan.

―Aparta ―le dije a Levi, propinándole un empujón que la dejó haciendo una contorsión en el suelo. Cogí a Shane de los hombros y lo giré sobre la cama como un panqueque―. ¡Despierta! ―le ordené, recetándole una bofetada de telenovela.

―¡Jódete! ―Shane me lanzó al suelo, encima de Levi.

―Debemos salir de aquí de una vez ―dijo Hassan, retomando la situación con su habitual seriedad―. No tenemos tiempo para jugar.

―Déjame matarlo primero ―le pedí, mirando a Shane con ganas de aniquilarlo.

―Vamos, Blake, tenemos cosas que resolver.

―¿Qué tal un rapidito? ―sugerí, y hablaba en serio.

Hassan decidió que no valía la pena considerar mi propuesta, pues me ignoró por completo. De los cuatro, era el único que iba completamente vestido, con sus pantalones de pijama, calcetines y camisa de mangas largas. Levi y yo no nos molestábamos en ponernos nada más que ropa interior, y Shane ostentaba de su abultado paquetón con unos calzoncillos rojos.

Me senté sobre la cama, viéndole el culo a Hassan mientras caminaba hacia la puerta. Seguro iba a prepararse té, el muy mariquita.

―Teniendo en cuenta lo entrometidos que son tus padres, Blake, me sorprende que no estén aquí ya dándonos la lata ―dijo Shane, incorporándose de mala gana.

Hassan abrió la puerta. Y el alma me abandonó el cuerpo.

De pie, justo frente a Hassan, estaba Claire Caldwell de brazos cruzados y el entrecejo fruncido. Miré a Shane; todo color le había abandonado el rostro.

―Mamá... ―Pausé, sin saber muy bien qué decir a continuación. Hassan se había quedado congelado, y aunque estuviera a dos pasos de mi madre, ella mantenía su vista fija en mí―. Puedo explicarlo todo. ―Me puse de pie, y en dos segundos ya estaba frente a ella.